Al bajar del avión lo primero que observamos es el tan comentado por otros foreros golpe de humedad y calor, pero no tanto como esperábamos por los comentarios… es lo que tiene ser de Sevilla que hace un calor que ni os cuento… aunque sea seco. Llegamos al control de inmigración los primeros (Air Europa anticipa en el vuelo la documentación para rellenarla). Abonamos las tasas de entrada, sellito en el pasaporte y a por nuestras maletas que, afortunadamente salen pronto.
Cogemos las maletas y a buscar a la persona que El Corte Inglés a través de Domitur nos está esperando, rápidamente la encontramos y nos lleva al monovolumen que nos trasladará a nosotros solos al Royal, nos da una tarjeta con el nombre de la persona que nos espera al día siguiente en el hotel para informarnos y darnos la hora y punto de salida y confirmación para cuando volvamos (ya hablaremos de esa persona). La primera sorpresa (a pesar de estar advertidos por el foro) es la forma temeraria que tienen de conducir los nativos, totalmente infernal, sin entrar en detalles comentar que todos absolutamente todos iban con las luces largas deslumbrando como si fuéramos conejos, sin respetar ninguna norma de tráfico, sobre todo en alguna rotonda era la ley del más fuerte, iban a toda pastilla y no se sabía muy bien de donde salían tantísimas motos de las cunetas cruzándose, adelantando, etc.… casi tenemos algún accidente, pero finalmente llegamos al Complejo Palladium.
Nos dejan en el lobby del Royal y nos dan la bienvenida. Nunca olvidaremos esta primera vez en el Lobby: este olor penetrante y suave a la vez a vainilla… ese frescor… la sensación es indescriptible, una mezcla de Paz, Felicidad y de Alegría… Por fin se hacía realidad nuestro sueño y como por arte de magia se nos quitó el cansancio del viaje. Pasamos por la recepción del lobby donde nos atendieron de una forma muy agradable, nos ofrecieron una copita de champan de bienvenida y nos entregan la documentación (mapa, bares y restaurantes, horarios), las pulseras y las tarjetas de la Royal Honeymoon Suite en la villa 52 (habitación nº 5242 en la segunda planta) del Royal Suite Turquesa, donde nos encontramos una cesta de frutas y una botella de champan, así como todo decorado y la banda de recién casados en la puerta. Todo fue muy rápido, como llegamos muy tarde, salimos pitando de la habitación después de una ducha rápida y a cenar al Gourmet la primera langosta. Aunque nos informaron de cómo llegar en el lobby la verdad es que nada más salimos entre la oscuridad y los nervios no nos orientábamos y volvimos para pedir que nos llevaran en un carrito… conseguimos llegar diez minutos antes del cierre del restaurante, al entrar hay una chica muy amable que te pone unas gotas de alcohol en la mano y con una sonrisa muy grande nos invita a pasar.
Al salir del Royal Gourmet, volvimos dando un paseo y… ¡nos perdimos! A pesar de lo cerquita que estábamos nos perdimos, se ve que por la noche todos los gatos son pardos, después de dar varias vueltas vimos pasar un carrito, lo paramos y nos llevó al Lobby, vuelta a la habitación y un combinado en la terraza con el sonido de la música en directo y la vista de la piscina del Royal… y a descansar que estábamos agotados.








