Estamos a primeros de mayo y al viajero le dan la bienvenida unos curiosos personajes emperifollados con plantas naturales y flores silvestres. Son mayos humanos o vivientes, destinados como todo este tipo de festejos primaverales, a celebrar el despertar de la naturaleza pasado el letargo invernal, que solicitan al vecindario maiolas (castañas pilongas), alimento esencial en otros tiempos aunque hoy en día aceptan dinero contante y sonante de mejor grado.

Levántate Maio
que tanto domiche
xa pasou o cuco (o inverno)
e non o sentiche.
Tire maiolas,
señora María,
tire castañas
que as ten na cociña.

Los Mayos animados, dependiendo de la generosidad del donante, rematan con uno u otro de estos estribillos: "esta casa es de ferro, onde vive un cabaleiro"; o bien, "esta casa es de lousa, onde vive una roñosa", con esa fala propia de la tierra.
Sin más demora se adentra, dejándose llevar por su inseparable acompañante, en la comarca gallega de Valdeorras, pizarrera y vinícola. Y embriagado por la emoción o más bien por los caldos de la tierra, se anima y se pone a canturrear con los Tamaras:

"Vou subindo montañas,
cruzando valles,
sempre cantando,
o verde me acaricia
porque a Galicia
xa estou chegando..."

Pero se olvida del “paragüitas por si la lluvia me va mojando” porque esta vez, en contra del tópico, no es la lluvia sino un sol radiante el que lo espera y le obliga a despojarse de su atuendo invernal para presentarse ante la primavera con todos los honores.
En El Barco de Valdeorras, los mayos presentan una estructura cónica o piramidal cubierta con ramajes de retamas, hinojos y otras yerbas que a la sazón lucen sus mejores galas: decorados con guirnaldas de flores silvestres, collares de agallas de roble, etc. siendo estos los más tradicionales o enxebres. También los hay que reproducen cualquier figura, llamados figurativos o artísticos normalmente adquieren forma de cruz o cruceiros, revestidos con los mismos motivos vegetales.

El viajero se recrea contemplando la exuberante profusión de mayos con sus correspondientes mayas, niñas y jóvenes vestidas de blanco y coronadas de flores, que simbolizan y encarnan la primavera.
También asiste a una demostración de artesanía polular y oficios tradicionales al aire libre. Y observa a las palilleiras tejiendo sus encajes de bolillos, al afilador con su rueda de amolar entre otros que le traen recuerdos de su remota infancia... Para terminar reponiendo fuerzas en una pulpería, allí mismo instalada, con la ingestión de una contundente ración de pulpo a feira que le sabe a gloria.

Transitoriamente abandona el curso del río que vió nacer allá en la alta Babia. Y en su incesante caminar, se desvía hacia la comarca de O Bolo, dejando la vecina localidad de A Rúa donde se detiene a admirar el puente romano de la Cigarrosa que la comunica con el encantador Petín. En Viana oye hablar de los maios: jóvenes que recorren las aldeas cubiertos con musgo, hiedra y flores, mientras la gente les echan castañas pilongas desde la ventana; pero de ello apenas queda el recuerdo en algunos vecinos. Costumbre semejante a la que presenció en tierras bercianas.
Aquí ven o maio
vestido de flores
Ahí ven san Xuan
que as trae mellores.

Aludiendo de paso a otra costumbre popular relacionada con el culto al reino vegetal y la exaltación del amor como es la de los ramos y enramadas: Estás últimas formadas por ramilletes floridos que los mozos colocan en las puertas y ventanas de las muchachas a las que pretenden durante la noche de San Juan (noite meiga) o para espantar a los malos espíritus. Y a la recogida de hierbas con carácter medicinal y mágico (hacer hechizos o protegerse de ellos), coincidiendo con el solsticio de verano o apogeo del sol, con las hogueras como rito principal:

Salto por en riba
do lume do San Xuan,
para que non me trabe
nin cobra nin can.
(Salto por encima / del fuego de San Juan, / para que no me muerda / ni culebra ni perro.)
Como el viajero no dispone de mucho tiempo, coge el pendingue porque quiere llegar a Verín esta misma tarde para dirigirse a la vecina Laza. Poblaciones ambas que ya visitara con ocasión de sus vistosos y afamados carnavales con los cigarrons y peliqueiros como protagonistas.