A la hora de comer llegaba a la estación de buses de Nepliget. Tiene parada de metro justo saliendo de ella cruzando a la otra acera, línea 3 (azul). Ya compré el boleto 24h. Esa misma línea me llevaba a la parada mas cercana del albergue que había elegido para estos tres días en la ciudad: Bubble Hostel.
www.spanish.hostelworld.com/ ...pest/20989
Como ya he comentado en otros diarios siempre busco un hostal con buena ubicación y buenas críticas de las personas que han estado, a buen precio y a ser posible con cocina. ¿A que parece difícil? Pues este hostal parecía que lo tenía todo, una ubicación cerca del centro y entre dos paradas de metro de diferentes líneas, a un paseo del centro, cocina, 25 euros la noche en habitación de 8 personas y unas críticas casi demasiado buenas para ser ciertas. Como no encontré nada mejor reservé.
Por email ya me habían avisado que no había ninguna indicación en la puerta del edificio de que allí había un hostel asi que llegué, llamé donde debía de estar y me abrieron. Con la bienvenida que me dieron ya empecé a confirmar que las críticas que había leído no eran falsas. Es un albergue muy pequeñito, solo tiene 4 habitaciones, una pequeña zona de estar, la cocina con el salón y poco mas. Pero las dos personas que llevan el hostel son encantadoras y se crea un ambiente perfecto para conocer a las otras personas que están en el hostel.



Después de la entrega del mapa y las explicaciones de rigor que en Viena no me habían dado salí a tomar contacto con la city. Andando sin ninguna pérdida llegué a la gran sinagoga.



No era una de las visitas por las que tenía pensado pagar y después de ver los precios y horarios se me quitaron todas las ganas. 12euros el pase y hay que entrar en grupo siguiendo el camino que te marcan como una ovejita. No me gusta balar. Dí la vuelta al recinto y me adentré en el barrio judío que ocupa las calles de detrás.



Es una zona curiosa, sigue teniendo mucha presencia judía, comercios tradicionales y varias sinagogas menos rimbombantes que la más conocida. También te transporta años atrás porque muchas fachadas están sin arreglar e incluso con disparos que- imagino- tienen que ser de la segunda guerra mundial



Terminé el recorrido den Gutemberg Ter y a lo que miré el mapa ¡estaba detrás del hostel! Puse rumbo a la basílica de San Esteban para no perder la tradición del viaje, el edificio religioso más grande del país.



Entrar cuesta 1 euro, me imagino que es un precio simbólico para el mantenimiento. Olé por los húngaros, ya podrían aprender en Barcelona donde se paga 14 euros por entrar a la sagrada familia… sin embargo la basílica es un ejemplo de cómo la religión se pone al servicio del poder y viceversa. Lleva el nombre de San Esteban porque fue el primer rey católico de Hungría y detrás del púlpito se puede ver una figura de este rey cual Jesucristo para ser adorado por su pueblo como si fuera un Dios, vaya abominación.
Dejando ese detalle a un lado la basílica es preciosa. En su interior, creo que en la cripta, se guarda la mano derecha momificada de Esteban, pero tampoco entraba en mis planes verla.




Una vez hecha la visita, la siguiente era el castillo de Buda. Se puede subir de varias formas, andando (lógicamente) con un funicular demasiado caro o en metro. Yo tomé esta opción ya que tenía que amortizar el boleto 24h. La línea 2 parada moszkva ter deja justo detrás del castillo. Aunque a primera vista al salir del metro no se vea sólo tenéis que seguir la calle Varfok utca, justo detrás, a mano izda. De esta forma accedéis al castillo por la puerta bécsi Kapu, que suele ser la de salida para todo el mundo.


Pronto se llega a la iglesia de Matías. En ella se pueden ver detalles de muchos estilos arquitectónicos pero no se puede visitar, mas que para las misas y algún concierto de órgano.



Al rodearla para ver su parte trasera me encontré con el Bastión de los pescadores, un lugar que tiene una magia especial. Las mejores vistas están reservadas a las personas que no les importa dejarse un jornal y medio comiendo o cenando en el restaurante que hay en él, pero en la parte “pública” también hay buenas vistas. Allí esta también la de estatua del “Dios” San Esteban, santificando el lugar con su báculo pontificio ¬¬´




Este lugar fue uno de los que mas me gusto de la ciudad, por su tipo de arquitectura tan curiosa y sobre todo sus vistas desde donde se ve todo Pest con el protagonismo del parlamento y sus tremendas agujas neogóticas.



Continuando el camino dirección al palacio real se pasa por la calle Uri utca, donde la mayoría de las casas de la nobleza fueron destruidas durante la segunda guerra mundial y vueltas a construir respetando su aspecto original. Merece la pena recorrerla y fijarse en las fachadas, sobre todo en la casa Höbling Nº31.
Lo siguiente que apareció en mi recorrido fue la fuente de Matías, Donde se le representa en plena escena de cacería. Seguramente sería por la hora, ya estaba oscureciendo, pero no había mucho turista por la zona. En parte normal, todos los museos estaban ya cerrados y solamente había personal de vigilancia. Accedí prácticamente solo al recinto del castillo donde esta la estatua ecuestre de Eugenio de Saboya. Y cuando ya había terminado el recorrido, al lado del funicular ¡Zas! Se empezaron a encender las luces nocturnas.





Como he contado en el anterior diario coincidí con un compañero de la habitación del hostel y una de las cosas que más le habían gustado de la ciudad era la iluminación nocturna que tenía, además de su marcha nocturna. Con la visita a media tarde quería matar dos pájaros de un tiro, visita diurna y disfrutar de su vista nocturna inmediatamente después; me había salido perfecto.
Ahora se trataba de deshacer el camino hecho y recrearme con ese nuevo “punto de vista nocturno”


El bastión de los pescadores es incluso más bonito con esas luces amarillentas tan tenues. Lo repito, un lugar con un encanto especial en el que me quedé un buen rato disfrutando del silencio que solo rompía algún turista y camareros del restaurante.
Ya estaba donde hacía unas 2 horas y media había empezado la visita pero ya era noche cerrada. Ya no tenía pensado que hacer para esta hora, el planin acababa en el castillo. Sin embrago en el bastión se me había ocurrido cual sería la siguiente visita o más bien la vista a conseguir después: el parlamento desde la rivera del río. Valiéndome de la intuición empecé a descender la colina. Aparecí en Batthyanyi Ter , de frente a la iglesia de
Santa Ana. Cerca de allí también esta la iglesia protestante calvinista y me acerqué a ver su arquitectura tan peculiar, parece católica.



Y ya no di más rodeos, mas que nada porque las piernas me flojeaban seriamente. La escena del viaje a Budapest estaba delante de mí, el parlamento. Difícil superarla

Después de descansar un rato observándolo puse rumbo al albergue. Pero ya que iba caminando por lo menos aprovechar la andada. Crucé a pest por el puente de las cadenas. Cené en un burguer de Vaci utca y.. Buenas noches!
