UN VIAJE DE AVENTURA POR ROMA.
Se realiza a bordo de esos pequeños microbuses eléctricos en los que, sólo en teoría, entran 27 personas de las que 9 van sentadas (8 pasajeros + el conductor) y el resto van de pié. En realidad de pié van menos de lo dice el pequeño letrero que así lo indica.
Este itinerario corresponde a la linea 116 que podéis comenzarlo en la Puerta Pinciana en la cercanía de Vía Veneto y del Parque Borghese. En su recorrido atraviesa la via Véneto, Plaza Barberini llegando a la Vía del Corso. A partir de aquí atraviesa la ciudad histórica siguiendo un itinerario en el que en muchas ocasiones parece que el pequeño microbús no puede pasar.
Debido a su escasa altura, los peatones y los pasajeros parecen que están en el mismo plano, creando una sensación muy especial. Pero quizá lo más especial es cuando atraviesa algunas zonas concurridas o muy estrechas. Destaco dos: atravesar el Campo d´Fiori en hora de mercado o por la tarde con la proliferación de terrazas. Los peatones y los viajeros parecen estar a la misma altura y mas de una ocasión, si vas sentado casi te dan ganas de alargar la mano para tomar la bebida que está en la mesa de al lado, al otro lado del cristal.
La otra es cuando se encamina hacia el río desde la Plaza Farnesse. Aquí, por la calle Monserrat, tuerce por un área siempre congestionada por automóviles, generalmente mal aparcados lo que a veces le obliga a maniobrar, a pesar de sus reducidas dimensiones. Termina al otro lado del río en la Estación de Gianicolo. Tras este paseo ajetreado en parte por el trayecto, pero también por el traqueteo del microbús hay una opción muy apetecible.
En la propia parada de Gianicolo tomar una de las dos líneas que suben a la colina con se nombre (115, que continua hacia el Trastevere, o la 870 que se encamina hacia las afueras de la ciudad, hacia el Oeste) y bajarse en el Faro o junto a la estatua ecuestre de Garibaldi. La placidez del lugar y sobre todo, las vistas sobre la ciudad lo merecen. Os aconsejo que si hacéis esto, lo hagáis por la tarde, debido al sol. El espectáculo es inolvidable, con casi toda la ciudad delante de vosotros y, si miráis hacia atrás, la cúpula del Vaticano entre pinos.
Si hacéis el itinerario del bus 116 en sentido inverso hay que tener en cuenta que después de llegar a la Puerta Pinciana, tras recorrer Via Veneto, el recorrido continua adentrándose en el Parque Borghese volviendo después a la misma Puerta Pinciana. Puede ser una opción buena para acercarse a la Galería Borghese.