Queríamos más no podíamos quedarnos en el hotel, comprendimos rápidamente que tantos kilómetros habían sido recorridos para otra cosa. El año anterior lo pasamos de excursión en excursión y aunque no nos arrepentimos en absoluto no pudimos disfrutar lo visitado como se hubiera merecido. En esta ocasión no íbamos a repetir haríamos cosas diferentes a nuestro ritmo que es el que mejor nos iba a sentar. Optamos por algo más relajado y decimos cruzar la federal a inspeccionar los cenotes que se encontraban frente al hotel; como ya sabéis los cenotes son explotados por comunidades mayas que trabajan al ritmo de los giratarios, en algunas ocasiones. Nos dejaron "Chequar" los cenotes sin compromiso; preguntamos por curiosidad si los tres cenotes contiguos pertenecían a la misma comunidad y nos respondieron que no, hicimos esta pregunta dado que ellos te invitaban a chequar preavisándote de que tenías otros al lado si el suyo no te convencía.
Tras estar en los cenotes tomamos rumbo a Cancún con trasbordo en Playa del Carmen para dirigirnos a Isla Mujeres. Cuando llegamos a la parada de las van's no fue necesario buscar taxi, allí estaba aquel taxista para convencernos de que no merecía la pena ni pillar otra van hasta el puerto ni hacerlo en autobús, creo recordar que nos cobró unos $30 pesos. Antes de dejarnos en el puerto, nos presentó a una cooperativa de lancheros que está ubicada justo a la derecha de la entrada de aquel, los lancheros nos ofrecían un tour/pack de actividades a la vez que nos acercaban a Isla Mujeres, nos pareció muy interesante su oferta pero en esta ocasión solo queríamos visitar la Isla; desde luego como ya he dicho trabajan en equipo como nadie, a fondo perdido y son vendedores natos. La ida en ferri a Isla Mujeres fue muy amena y placentera, además vas con música en directo incluida, una estampa simpática; en el puerto hay un supermercado en el que puedes reponer fuerzas por pocos pesos dado que los precios en Cancún son muy asequibles.
Cuando llegamos a Isla Mujeres estábamos un poco perdidos y no teníamos muy claro por dónde empezar o que hacer, enseguida cruzamos la isla a lo ancho y mientras advertíamos a los locales en sus cosas paseamos por el malecón donde pudimos hacernos algunas fotos junto a una curiosa bandera roja que indicaba el estado del mar. Ahora nos arrepentimos de no haber alquilado un cochecito de golf para recorrer la isla. Pillamos un taxi que ya llevaba un cliente local en el interior y compartimos trayecto hasta subir a Punta Sur, aquello, espectacular, saborear una cerveza fresquita en el bar que hay justo en la punta con aquellas vistas... creo que nunca me ha sentado también una cerveza. Pagamos una pequeñísima cantidad en pesos por entrar al conjunto escultórico internacional y el acantilado donde se encuentra una escalera vertical bastante grande que te ayuda a bajar a la playa, ahora no recuerdo si era de uso público o para el personal de servicio pero la escalera de madera se las traía. ¡¡¡ Si vas y puedes, atrévete!!!
Pillamos un taxi y paramos en el restaurante "Los lancheros" pero no fue muy buena idea, quizá estaban desbordados pero estuvimos mucho tiempo allí sentados sin conseguir poder pedir nada para comer ni para beber. Proseguimos el camino y bajamos a un restaurante junto al puerto donde pudimos degustar un calamar y unos langostinos a la plancha muy bien preparados y por un precio muy razonable. Mientras comíamos observábamos el ir y venir de todo tipo de vendedores ambulantes y de curiosidades a cual más pintoresca. Degustamos allí unos nachos increíbles de textura y sabor, nada que ver con los del hotel, !!!¿Quién quiere doritos?¡¡¡. Al atardecer cogimos el ferri de vuelta y esta vez pillamos a huevo el autobús urbano que nos dejó en la parada de las van's, una empresa diferente pero igual de efectiva que las anteriores, mejor organizada eso sí. Durante el trayecto en autobús pudimos ver el intensa vida de Cancún y la cantidad de negocios que hay dedicados a la telefonía, sus calles, y las instantáneas no tienen desperdicio, en ningún momento tienes la sensación de encontrarte en una ciudad pobre en infraestructuras o en crecimiento, la ves en todo momento como lo que es una ciudad llena de vida y ritmo que te puede ofrecer cualquier cosa que necesites.
Cuando llegamos a Playa de Carmen, bajamos a la Playa y tomamos otras cervezas (el calor es lo que pedía en todo momento). Regresamos al hotel ya entrada la noche nuevamente entre conversaciones con los conductores y sin dejar que se escapara ningún detalle de nuestras escapadas.
Diferencias entre las diferentes zonas en Playa de Carmen.
Es el tercer día en destino, este día no hicimos otra cosa que disfrutar de las comodidades del hotel, no lo habíamos ganado, además.... ¡¡¡íbamos a descansar!!!


Tras estar en los cenotes tomamos rumbo a Cancún con trasbordo en Playa del Carmen para dirigirnos a Isla Mujeres. Cuando llegamos a la parada de las van's no fue necesario buscar taxi, allí estaba aquel taxista para convencernos de que no merecía la pena ni pillar otra van hasta el puerto ni hacerlo en autobús, creo recordar que nos cobró unos $30 pesos. Antes de dejarnos en el puerto, nos presentó a una cooperativa de lancheros que está ubicada justo a la derecha de la entrada de aquel, los lancheros nos ofrecían un tour/pack de actividades a la vez que nos acercaban a Isla Mujeres, nos pareció muy interesante su oferta pero en esta ocasión solo queríamos visitar la Isla; desde luego como ya he dicho trabajan en equipo como nadie, a fondo perdido y son vendedores natos. La ida en ferri a Isla Mujeres fue muy amena y placentera, además vas con música en directo incluida, una estampa simpática; en el puerto hay un supermercado en el que puedes reponer fuerzas por pocos pesos dado que los precios en Cancún son muy asequibles.

Cuando llegamos a Isla Mujeres estábamos un poco perdidos y no teníamos muy claro por dónde empezar o que hacer, enseguida cruzamos la isla a lo ancho y mientras advertíamos a los locales en sus cosas paseamos por el malecón donde pudimos hacernos algunas fotos junto a una curiosa bandera roja que indicaba el estado del mar. Ahora nos arrepentimos de no haber alquilado un cochecito de golf para recorrer la isla. Pillamos un taxi que ya llevaba un cliente local en el interior y compartimos trayecto hasta subir a Punta Sur, aquello, espectacular, saborear una cerveza fresquita en el bar que hay justo en la punta con aquellas vistas... creo que nunca me ha sentado también una cerveza. Pagamos una pequeñísima cantidad en pesos por entrar al conjunto escultórico internacional y el acantilado donde se encuentra una escalera vertical bastante grande que te ayuda a bajar a la playa, ahora no recuerdo si era de uso público o para el personal de servicio pero la escalera de madera se las traía. ¡¡¡ Si vas y puedes, atrévete!!!


Pillamos un taxi y paramos en el restaurante "Los lancheros" pero no fue muy buena idea, quizá estaban desbordados pero estuvimos mucho tiempo allí sentados sin conseguir poder pedir nada para comer ni para beber. Proseguimos el camino y bajamos a un restaurante junto al puerto donde pudimos degustar un calamar y unos langostinos a la plancha muy bien preparados y por un precio muy razonable. Mientras comíamos observábamos el ir y venir de todo tipo de vendedores ambulantes y de curiosidades a cual más pintoresca. Degustamos allí unos nachos increíbles de textura y sabor, nada que ver con los del hotel, !!!¿Quién quiere doritos?¡¡¡. Al atardecer cogimos el ferri de vuelta y esta vez pillamos a huevo el autobús urbano que nos dejó en la parada de las van's, una empresa diferente pero igual de efectiva que las anteriores, mejor organizada eso sí. Durante el trayecto en autobús pudimos ver el intensa vida de Cancún y la cantidad de negocios que hay dedicados a la telefonía, sus calles, y las instantáneas no tienen desperdicio, en ningún momento tienes la sensación de encontrarte en una ciudad pobre en infraestructuras o en crecimiento, la ves en todo momento como lo que es una ciudad llena de vida y ritmo que te puede ofrecer cualquier cosa que necesites.


Cuando llegamos a Playa de Carmen, bajamos a la Playa y tomamos otras cervezas (el calor es lo que pedía en todo momento). Regresamos al hotel ya entrada la noche nuevamente entre conversaciones con los conductores y sin dejar que se escapara ningún detalle de nuestras escapadas.
Diferencias entre las diferentes zonas en Playa de Carmen.



Es el tercer día en destino, este día no hicimos otra cosa que disfrutar de las comodidades del hotel, no lo habíamos ganado, además.... ¡¡¡íbamos a descansar!!!
