Llegada a Cancún 18:30 horas del día dos de agosto. Oahu, por fin, !!!Podemos fumar¡¡¡, no, hay que recuperar las maletas, maldición. Su pasaporte, ¿es usted? claro, ¿su D.N.I? pues esto sí que es raro, perdone adelante. Semáforo verde, es igual, al azar... abra su maleta, vaya no pisamos Cancún ni de coña.
Cancún, lo importante era localizar el cartel del turoperador, maletas dentro del autobús. Ahora sí, Oahu. Y ahora ¿fumas o compras agua?, difícil elección.
En esta ocasión el animador y responsable del trayecto del turoperador se equivocó, por alguna extraña razón hablaba en unos términos algo extraños metiendo un miedo en el cuerpo innecesario a los turistas que solo desean disfrutar en ese maravilloso destino. En la charla se pasó un pelín contando acontecimientos desafortunados de otros turistas y hablando de la violencia en el país, puso a los presentes en alertas innecesarias con respecto a la fauna y al día a día en la zona. Tampoco tenía mucho interés en vender excursiones así pues desconozco los motivos que impulsaron su discurso, pero se equivocó.
Llegamos al hotel tras una nueva hora y media de viaje. Ha merecido la pena, estamos en nuestro destino, de aquí no nos mueve nadie, venimos a descansar. Por suerte llegamos al hotel temprano. 21:00 horas, ¡¡¡podemos cenar en el buffet!!!. Pasamos de todos los rollos de información al cliente, de reserva de cenas y todo eso. Teníamos nuestra habitación asignada, decididos a dejar las maletas en la misma y bajar a cenar, ya habría tiempo de ducharse y olfatear, necesitábamos comer, aquello del avión no sabíamos muy bien qué hacer con ello. Cena y derechos a la playa, era la hora perfecta, playa vacía, ya comenzaba muchos metros antes a notarse el olor a Caribe. En esta ocasión el hotel carecía de aromas y música relajante de fondo, lo echamos de menos, pero eso no importaba, eran nuestras vacaciones y las íbamos a disfrutar.
Cancún, lo importante era localizar el cartel del turoperador, maletas dentro del autobús. Ahora sí, Oahu. Y ahora ¿fumas o compras agua?, difícil elección.
En esta ocasión el animador y responsable del trayecto del turoperador se equivocó, por alguna extraña razón hablaba en unos términos algo extraños metiendo un miedo en el cuerpo innecesario a los turistas que solo desean disfrutar en ese maravilloso destino. En la charla se pasó un pelín contando acontecimientos desafortunados de otros turistas y hablando de la violencia en el país, puso a los presentes en alertas innecesarias con respecto a la fauna y al día a día en la zona. Tampoco tenía mucho interés en vender excursiones así pues desconozco los motivos que impulsaron su discurso, pero se equivocó.
Llegamos al hotel tras una nueva hora y media de viaje. Ha merecido la pena, estamos en nuestro destino, de aquí no nos mueve nadie, venimos a descansar. Por suerte llegamos al hotel temprano. 21:00 horas, ¡¡¡podemos cenar en el buffet!!!. Pasamos de todos los rollos de información al cliente, de reserva de cenas y todo eso. Teníamos nuestra habitación asignada, decididos a dejar las maletas en la misma y bajar a cenar, ya habría tiempo de ducharse y olfatear, necesitábamos comer, aquello del avión no sabíamos muy bien qué hacer con ello. Cena y derechos a la playa, era la hora perfecta, playa vacía, ya comenzaba muchos metros antes a notarse el olor a Caribe. En esta ocasión el hotel carecía de aromas y música relajante de fondo, lo echamos de menos, pero eso no importaba, eran nuestras vacaciones y las íbamos a disfrutar.