Día 11: Tour 1 ✏️ Diarios de Viajes de Rusia

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Sobre las 5 de la mañana, hora local, nos despertaron las “provodnitsas”. Tuvimos que deshacer las camas para darles las sábanas y las fundas de las almohadas.

A las 6’10 llegamos puntuales a Ulan-Bator. En el andén no me costó a ver a un chico con un cartelito que ponía “GOLDEN GOBI”. Nos juntamos todos los que íbamos con él y nos subió a su furgoneta. Un chico muy majo con un nombre complicado, pero que dijo que le llamáramos “Bob”. Nos llevó al hostel donde nos dieron un rico desayuno (porque íbamos de tour): café o té, una tostada con un huevo a la plancha y otra con una especie de mezcla de zanahoria con algo más y luego todo el pan que quisiéramos con mantequilla y meermelada. El desayuno habitual del hostel (gratuito de 7 a 9) es café o té y tostadas con mantequilla y mermelada.

Nos duchamos y, tras pagar el tour por adelantado, salimos. Una de las encargadas del hostel nos presentó a la otra pareja que venía con nosotros, una chica española y un irlandés súper simpáticos. También nos presentó a Soko, nuestra guía, y al conductor de nuestra furgoneta.

Soko no hablaba mucho inglés, pero lo suplía con su simpatía y su dulzura. Con el conductor nada más que pudimos intercambiar miradas y sonrisas. La verdad es que el tour prometía, y así fue.

Tras conducir mucho rato por las irregulares carreteras mongolas, paramos en un restaurante de carretera para comer. Como llovía, no pudimos parar a hacer un “picnic” con nuestra comida. Soko pidió unos platos combinados de carne, arroz y verduras. Todo muy bueno. También aquí tuvimos nuestro primer contacto con la leche de oveja caliente con sal que toman habitualmente en toda Mongolia. A mí no me gusta ni siquiera la leche de vaca, así que me limité a dar un sorbo y morirme del asco… no puedo con la leche, en serio, me dan arcadas, así que cuando las familias nos ofrecían, yo daba un sorbito nada más, por ser amable, pero al final le pasaba el cuenco a mi marido para que se la bebiera…jeje.

Después de comer seguimos conduciendo y llegamos al monasterio de Erdene Zuu en Karakhorum, la antigua capital del Imperio Mongol. Ya había vuelto a salir el sol, así que pudimos visitarlo tranquilamente. La entrada estaba incluída en el tour, pero tuvimos que pagar el tiket para poder hacer fotos: 7000 tugriks, el doble que una entrada, unos 4,15€.

Es un muro enorme, en mitad de la nada, y en su interior hay unos cuantos templos. Una guía de allí nos estuvo explicando un poco las imágenes de los dioses castigadores y los budhas que tienen allí. Es precioso.

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Por detrás del monasterio hay una curiosa roca con forma de tortuga que venerada por ellos.

Antes de salir hacia la nueva visita paramos un momento en una gasolinera con cajero para sacar dinero. De allí partimos hacia un monumento enorme dedicado al imperio mongol. En un mapa te enseñan hasta donde llegó, desde el Mar de Japón hasta Grecia… increíble. Por último fuimos a ver otra roca a la que también ponen ofrendas, con forma fálica. Soko nos explicó que allí van las parejas que les cuesta tener hijos; muy curioso.

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En torno a todos estos monumentos había puestecitos con souvenirs, bastante bien de precio, y en los que se puede regatear un poco. Los mongoles nos resultaban bastante amables y simpáticos.

El resto de la tarde-noche lo pasamos dando vueltas por las carreteras llenas de baches; la guía y el conductor no hacían más que hablar por el móvil y medio discutir… al parecer, no podían contactar con la familia con la que íbamos a dormir esa noche, y andábamos medio perdidos… Soko no hacía más que disculparse la pobrecilla, pero a nosotros nos parecía una situación un poco cómica, y cuando ya reconocíamos un sitio por el que habíamos pasado ya, nos partíamos de la risa. Al final el conductor, que debía estar bastante cansado, decidió que probáramos en uno de los “Tourist Ger Camp” que había por allí, y esa fue nuestra primera noche en una yurta. No es exactamente la inmersión en una familia, pero tampoco estaba mal. Soko nos hizo la cena, una sopa con verdura y pasta. Había varias camas (duras, como durante todo el tour) y Soko durmió con nosotros. Creemos que el conductor durmió en la furgoneta.

En el campamento había servicios (el papel hay que tirarlo a la papelera, no por el inodoro), ducha (de pago, no la usamos) y lavabos, por lo que nos pudimos lavar un poco.

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