2 de julio
Durante el día de hoy voy a pasar un montón de horas en la furgoneta, como cada día. La diferencia es que hoy, animales pocos. Dejamos Nakuru temprano por la mañana y nos dirigimos más al nordeste, a la reserva nacional de Samburu. Por el camino, tengo la suerte de poder estirar un poco las piernas cuando nos detenemos cerca de Nyahururu, para poder visitar las cataratas Thomson, un salto de agua de 74 metros de altura descubierto por un europeo que pasaba casualmente por allí hacia 1880.


Debido a la escasez de lluvias, el chorro de agua no es muy espectacular, pero la caída es bonita, y está rodeado de vegetación. Hay un sendero para bajar al fondo del barranco, pero me tengo que conformar con ver la cascada desde los miradores en la parte superior, al que se accede, como no, tras pasar por una serie de chiringuitos de souvenirs, en los que echo un vistazo pero no compro nada. Ayer en Nakuru tenía un surtido mucho más variado.
Tras la breve parada, seguimos la ruta, en lo que parece un continuo ascenso. Estamos a unos 2300 metros de altitud, y la carretera (no muy mala), discurre entre vegetación salvaje y algún que otro campo de piñas, como me cuenta Oddis. El trayecto es muy aburrido y se hace eterno, pero durante las primeras horas, por lo menos la carretera es decente. A medida que nos acercamos a la zona de la reserva, los baches son más profundos, el asfalto más escaso y la vegetación disminuye drásticamente, hasta el punto de que cuando queda poco más de una hora de camino, prácticamente volvemos a estar en la sabana, con matorrales, pocos árboles y MUCHO polvo. Atravesamos la parte sur de la reserva, dejando por el camino algunos poblados compuestos de unas cabañas de madera y paja, y por fin llegamos al Samburu Sopa Lodge, un oasis en medio del "desierto".


En la recepción me entregan un zumo de frutas de bienvenida, deliciosamente refrescante. El lodge está compuesto por una serie de bungalows apareados, formando una media luna a ambos lados del edificio central en que se encuentran el comedor y la piscina, todo perfectamente integrado en el entorno. He llegado a tiempo de disfrutar de una excelente comida, sentado en la terraza con vistas a la piscina y a la sabana que se extiende tras los matorrales. Aparte de mi, solamente hay un par de parejas de huéspedes en el lodge, curiosamente españoles, que se están refrescando en la piscina. Mientras como, medito la posibilidad de anular el safari de esta tarde, porque estoy hasta el gorro de ir en coche y me apetece tumbarme al sol en la piscina, pero como no suelen ser muy largos, al final no lo anulo. Eso sí, antes de meterme en la furgoneta otra vez, un refrescante chapuzón en la piscina para ir de safari fresquito. Resulta que el agua está sorprendentemente fría, aún estando siempre a pleno sol. Me cuentan que tienen un sistema de refrigeración del agua de la piscina.

Bien fresquito, me dispongo a ver qué oculta esta nueva reserva. Descubro pocos animales nuevos, como el gerenuk, una especie de antílope que se levanta sobre sus patas traseras para alimentarse de los tallos superiores de las plantas, el dik-dik, un antílope enano, o el burro salvaje africano.



Sí que veo muchos elefantes, algún guepardo, varias manadas de leones y un espectacular leopardo al acecho de unas gacelas, al que seguimos un rato y observo e inmortalizo mientras se para sobre un árbol esperando el momento de empezar la cacería. Estoy impaciente, pero el rato va pasando y no se decide. Os dejo unas cuantas fotos para que podáis disfrutar de la belleza de este animal, que personalmente me tiene el corazón robado. El sol se pone y Oddis dice que debemos regresar al lodge, pues las normas de las reservas impiden que las furgonetas estén de safari tras el ocaso. Normalmente a las 6.30 de la tarde, todos los visitantes deben estar ya en los lodges, a menos que haya algún tipo de permiso especial para hacer safaris por la noche. Tras una discusión con él, y como veo que el leopardo no va a atacar hasta que haya completa oscuridad, me retiro frustrado al lodge. Ha valido la pena, pero podía haber sido mucho mejor...












Llegamos al lodge a las 7.20, pero nadie allí me pega la bronca por el retraso. Oddis me deja en recepción, y voy andando hasta el bungalow, que incomprensiblemente es el penúltimo de la fila, de los más lejanos al comedor. Si estuviera el lodge lleno, lo entendería, pero no hay casi nadie! El recorrido desde recepción hasta la puerta del bungalow no será de más de 150 metros, pero llevo escolta para protegerme de los animales, da un poco de miedo... Tras una ducha con agua caliente, voy a cenar. La electricidad y el agua caliente, solamente están operativos durante unas pocas horas al día, para ahorrar energía de los generadores, pues obviamente, el tendido eléctrico no llega hasta aquí.
Antes de sentarme a la mesa, me tomo una cerveza en el bar, y el amable personal pregunta acerca del safari, si he visto animales interesantes...siempre con una gran sonrisa en los labios. Realmente muy atentos y agradables. La cena, de nuevo, excelente, a base de una sopa de tomate, unos entrantes y un guiso de carne, todo regado con una botella de vino tinto (a pagar como extra).
3 de julio
He dormido como un angelito después de la paliza de ayer. Cuesta levantarse, pero el safari de ayer tarde me gustó tanto que me tomo un café y salgo a hacer otro safari, antes de que la temperatura diurna sea irresistible. Desayunaré como Dios manda al regreso. La verdad es que el de esta mañana, sí que me lo podía haber saltado, totalmente decepcionante, apenas algunas jirafas y elefantes, monos, gerenuks, dik-diks, y como novedad una especie nueva de ave rapaz y unos buitres.




Vuelvo al hotel muy decepcionado, pero el desayuno en la terraza me anima de nuevo, con un surtido de bollería, cafés, fruta, mermeladas, huevos... Tras llenar el estómago, me voy a relajar un rato a la piscina. Para la tarde, antes de un nuevo safari, tengo la opción de ir a visitar un poblado de la tribu samburu, pero otra vez el precio no me convence y decido pasar, es todo muy artificial, preparado para turistas. Harto de sol y piscina, voy un rato a la habitación a leer antes de la comida.
El safari de la tarde es ligeramente mejor que el de la mañana, pero muy inferior al de ayer. Vamos a las zonas cercanas al río, completamente seco, para poder ver a grupos de elefantes y jirafas buscando desesperadamente agua, pues la sequía es abrumadora. Por allí cerca la vegetación es un poco más verde y se encuentra algún otro lodge, pero de animales, los justos. Como novedad, solamente un oryx de cuernos larguísimos, un ave parecida a un tucán, y una liebre!






Muerto de calor debido a las largas horas de exposición al sol en la piscina, regreso al lodge a la caída del sol, disfrutando de una puesta de sol excelente, ya que ayer, con el jaleo del leopardo, se me pasó. Una cena y a dormir temprano, mañana tengo que ir hacia el sur. Próxima parada: Nairobi.


