![]() ![]() Segundo día en Florencia con la Firenze Card (día 7) ✏️ Diarios de Viajes de Italia
DIA 7 – 17 de Agosto del 2012 (Viernes) En el segundo día recorriendo los interiores de Florencia toca ponerse pantalones largos, pues entre mis planes está visitar por fin el Duomo por dentro. Luego, pese a todo lo que había leído en el foro...![]() Diario: Toscana: Florencia, Siena, Pisa, Lucca y San Gimignano en tren y autobus.⭐ Puntos: 4.8 (78 Votos) Etapas: 8 Localización:![]() DIA 7 – 17 de Agosto del 2012 (Viernes) En el segundo día recorriendo los interiores de Florencia toca ponerse pantalones largos, pues entre mis planes está visitar por fin el Duomo por dentro. Luego, pese a todo lo que había leído en el foro, vería muchos hombres en bermudas en el interior, así que me arrepentí mucho de ir con pantalones largos todo el día, por culpa del calor de la Toscana (el calor nunca sale en las fotos). Lo primero de todo es visitar en la Capilla Medicea que está en la parte posterior de la Basílica de San Lorenzo. Allí se encuentra las criptas de los Medici, la Sagrestia Nuova levantada por Miguel Angel y para mí lo más importante, y espectacular, la Cappella dei Principe, que es prácticamente la cúpula de la Basílica, todo un mausoleo gigantesco, de preciosos mármoles y esculturas. Hay otra cripta inferior donde está la tumba de Donatello entre otros, pero desde aquí no es accesible. Tras está visita me dirijo algo ingenuo hacía al Duomo sin saber que abre a las 10 de la mañana, hora a la que llego. La cola es tan larga que decido cambiar de planes y dirigirme hacia el Uffizi de las esculturas, o lo que es lo mismo, el museo Bargello, un palacio céntrico de tres pisos con una extraordinaria colección de esculturas, posiblemente mucho más importante que la que existe en la Academia pero bastaste menos visitada. Entre distintas salas menos importantes repletas de tapices, orfebrería, etc.. uno se encuentra con un pequeño cristo (“Crocifisso”) atribuido muy recientemente a Miguel Angel. Pero los dos grandes tesoros de este palacio son una sala con obras de Donatello (San Jorge o David) y otra sala situada en la planta baja con una amplia colección de Bacos (entre ellas uno de Miguel Angel, que aporta otras obras). Evidentemente no es un museo del tamaño de los Uffizi, pero merece una visita reflexiva, sobre todos para los amantes de la escultura. Muy cerca está el Palazzo Vecchio, del que ya había visitado el patio exterior pero ahora tocaba subir hacia los pisos superiores. Sin duda lo más impactante por tamaño, decoración y grandeza es el Salone del Cinquecento, con dos enormes murales a ambos lados, estatuas en los laterales (entre las que no podría falta Miguel Angel) y un asombroso techo de esos que dejan atónitos a cualquiera. Ante una sala tan desbordante, resulta curioso que en un lateral exista un pequeño estudio que no le va a la zaga en cuanto a belleza, el “Studiolo di Francesco I”. Pequeña habitación pero deslumbrante. A partir de aquí, y en tres pisos distintos, nos encontramos con más de una veintena de distintas habitaciones, aposentos, capillas en la que se van alternando obras de Donatello, salas dedicadas a la geografía de la época, y pequeñas joyas como la Capella Dei Priori. También hay vistas a distintas partes de Florencia, desde el Duomo al perfil del otro lado del Arno. Se puede acceder a la torre, por si alguien está interesado, que no es desgraciadamente mi caso. De ahí me dirijo al Museo Galileo, que se encuentra en un edificio anexo a Uffizi pegando al río. Es un museo de reciente creación dedicado a la ciencia y sobre todo a una extensa colección de instrumentos científicos del siglo XI al XIX, desde telescopios a globos terráqueos. Muy curioso, lo aconsejo si vais con niños, pues resulta muy divertido y ameno, con la posibilidad de intervenir en pequeños experimentos, aunque hay algunas vitrinas (recuerdo una de recreaciones del parto de una mujer en distintas posibilidades) que resulta un poco angustiosas, sobre todo por los instrumentos de cirugía que se utilizaban en el pasado. En la planta baja me encuentro con una exposición temporal llamada “Gometrie Dell´Illusione” de esculturas de los artistas contemporáneos Stella Battaglia y Gianni Miglietta, esculturas que ellos mismos llaman anamórficas y que juegan con las distintas perspectivas de visión de los visitantes, con obras distorsionadas que desde un punto específico toman vida real. Muy curiosa, divertida y donde tanto niños como adultos disfrutan de lo lindo. Un ejemplo de lo expuesto: ¿Esto qué es? Pues es esto... Como queda cerca el Museo Horne, me dirijo hacia allí, encontrándolo cerrado. Decepción. Así que cruzo el río por el Ponte alle Grazie hasta el Museo Stefano Bardini. Consta de dos plantas, estando en la de arriba la Sala de Armas (a la que no subo, demasiadas escaleras), pero es un pequeño museo, una colección particular de antigüedades de toda clase, con pocas obras pero algunas de ellas muy bellas. Se encuentra el mismo jabalí que en el Loggia di Mercato (no sé si será el original, pero tiene el morro menós desgastado por el sobo de los turistas, aquí hay poco público), y obras románicas, renacentistas, esculturas, armaduras, etc.... De aquí vuelvo a cruzar el río hacia el Duomo con el temor de encontrar de nuevo una gran cola. Pero por fortuna ya no es así, con lo que entro rápido. Cierto es que todo el esplendor del exterior del Duomo hace que el interior te deje un cierto sabor a decepción, aunque el tamaño de la cúpula y su decoración es preciosa, lo más monumental y destacable del recinto. Se tiene la sensación de cierto vació, en la Toscana se puede visitar Iglesias más bellas, pero sólo por el tamaño de la cúpula y su belleza merece la visita, y sobre todo para los que puedan subir. Las velas me recuerdan mucho al pebetero de Londres 2012 ¿No pasaría por aquí Danny Boyle? Ya es tarde y toca comer, así que me dirijo hacia el hotel. Muy cerca de él ya había pasado varias veces por un pequeño restaurante llamado Bistrot La Campaninna (Via Sant Antonino 49) y siempre estaba lleno, pero esta vez veo que hay una persona comiendo en la barra y digo, pues yo también como en la barra. Cuando paso al interior veo que no hay barra... o que la barra es la cocina, del que solo me separa una especie de cristal. Pides lo que quieras y allí ves como te lo hacen, pero no creáis que hablamos del típico restaurante moderno con la cocina a la vista, sino de un restaurante casero, con un cocinero que hace de todo a una velocidad endiablada y que te hace lo que le pides (un buen plato de pasta y pechugas de pollo con un buen surtido de verduras en mi caso), todo muy casero y muy rico, aunque también da un poco reparo ver que en la misma barra cocinan, ponen los platos sucios, el cubo de la basura, osea todo... Pero vamos, comida casera 100%, buena cantidad, rico y económico. Siempre lleno, tanto a la hora de comer como de cenar, lo que es normal. Me salió por 10 o 11 € con bebida (agua), y no cobran servicio ni ningún añadido. Merece la pena comer allí. Toca siesta y luego mi plan es ir a la Fondazione Palazzo Strozzi, cuyo exterior todos habréis visto si habéis paseado por el centro de Florencia, ya que es un palacio de piedra muy característico. Era uno de los lugares que más me atraía ver porque tienen una buena programación cultural, pero resulta que en agosto no programan nada, así que no hay nada que ver, sólo visitar el patio interior y poco mas. Así que decido, esta vez cómodamente y en autobús, subir hacia la Piazzale Michelangelo. El autobús te deja en la misma plaza (subo en el 12, siendo el 13 quizás una opción más corta y rápida), abarrotada de gente, puestos de souvenirs, etc... Lo primero que hago es intentar subir a la Iglesia de San Miniato, pero por mucho que me esfuerzo no puedo, demasiadas escaleras y cuestas, así que media vuelta y me voy al mirador de la Plaza. Está atardeciendo y desde allí se ve perfectamente todos los grandes edificios de Florencia, el río Arno anarajandose con la caída del sol, etc.. Un buen lugar para ver anochecer tranquilamente, sin prisas, también para descansar un poco que ya el cansancio de todos los días se va acumulando poco a poco. Por cierto, aquí también hay un David, éste de un tono verdoso, presidiendo el centro de la plaza. Bajamos en el mismo autobús que nos subió, que me deja en la estación de trenes, a un paso del hotel. Una ducha y a cenar. Toca pasear hacia el centro, visitar lo ya visitado y lograr encontrar un restaurante por el que pase una noche anterior y que en un principio me cuesta localizar, y eso que me quedé con el nombre: Gustavino. Está entre la Piazza della Signoria y Santa Croce, en la Via Condotta 37. Lamentablemente está lleno (es recomendable reservar), pero me dan mesa para una hora más tarde por lo que voy a sentarme a Santa Croce un rato. A la vuelta ceno: es un sitio elegante, moderno, tanto en ambiente como en su cocina, con un gran surtido de vinos (como no entiendo, les dije que ellos mismos me pusieran el que quisieran) y el más caro que visité esta semana, aunque mereció la pena, casí fue el único capricho de todo el viaje. Quien quiera hacerse una idea, con visitar su web (www.gustavino.it) podrá hacerse una muy buena idea del restaurante. Muy recomendable y muy agradable el lugar. Después de aquí, un helado y paseando poco a poco hacia el hotel. Cada día duermo mejor, aunque el de “Guantanamera” da el tostón otra vez. Índice del Diario: Toscana: Florencia, Siena, Pisa, Lucca y San Gimignano en tren y autobus.
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