Tuvimos dudas este día sobre qué hacer, ya que había amanecido medio lloviendo y no sabíamos si ir a museos, arriesgarnos a ir al Campo de Concentración de Sacsenhausen… al final decidimos arriesgarnos por la “excursión” y nos salió de maravilla, ya que no volvió a llover en toda la mañana.
La visita la íbamos a hacer con Vive Berlín Tours, que realiza este tour de manera gratuita y que sale todos los días a la 10:00 desde la puerta del Café Balzac que se encuentra en la Potsdamer Platz (junto a la boca del metro), bueno eso sí, se dona 1€ para la conservación del Memorial.
Ah! También es necesario tener un pase ABC de transporte para poder ir hasta allí, nosotras como teníamos nuestras Welcome Cards… mientras esperábamos a que llegara el tren, Pamela, nuestra guía, nos fue poniendo en antecedentes… A un puñado de kilometro de Berlín, aunque tal vez no tenga la fama de otros campos, fue muy importante en la historia de los campos de concentración nazis, ya que aquí se realizaban todas las pruebas y experimentos que luego se llevaban a cabo en el resto.
Maqueta del campo de concentración de Sachsenhausen
Llegamos a la estación de Oraniemburg unos 40 minutos después, y cogimos un autobús que nos acercara hasta la entrada del campo. Lo primero que pudimos ver es una maqueta de todo el campo, y hacernos una idea de lo enorme que era. Ahora mismo apenas se conservan 3 o 4 cosas en pie y es difícil apreciar su tamaño real…
Torre A vista desde el exterior, el reloj marca la hora en la que el campo fue liberado por las tropas soviéticas
Frente a la Torre A, la puerta de entrada al campo volvimos a detenernos, como lo hicieron durante años los miles de prisioneros que estuvieron recluidos aquí. Delante nuestro, una extensa campa verde con árboles, ahora plagada de monumentos conmemorativos, y que suponía el últimos vistazo de libertad que algunos de los que llegaron hasta aquí echarían.
El estaba diseñado, en un principio, de manera triangular, para que desde la Torre A, la de vigilancia, se pudiera alcanzar de un disparo a todos los rincones del campo. No obstante, había otras torres de vigilancia situadas a lo largo del muro.
Esta vez en el grupo éramos bastantes menos… 9 y nuestra guía Pamela
Muro que, por cierto, lejos de lo que se podría pensar, no lo levantaron para que los presos no huyesen, no, para eso con la alambrada que había les bastaba. Construyeron el muro para separar la vida laboral de la familiar de los que trabajaban en el campo… para que desde sus casas, vivían junto al campo, no vieran constantemente lo que les esperaba en el trabajo…
El trabajo os hará libres...
Hay dos barracones que se han vuelto a levantar para que nos hagamos una idea de cómo vivían dentro del campo de concentración. Se guardan algunos dibujos, diarios de la época, trajes, etc. Uno de ellos fue quemado por un grupo neonazi el día antes de la re-inauguración del campo como Memorial.
Aprendiendo un poco de la vida en el campo...
En el centro se encuentra un enorme Monumento, en memoria de la liberación del campo por parte de los soviéticos.
Monumento erigido por los soviéticos...
Fuera de los límites del muro estaban los crematorios, de los que no se conservan más que sus cimientos, y donde se ha levantado un monumento en memoria de todos los que murieron en este campo… gente de hasta 34 nacionalidades distintas perecieron entre sus muros.
A pesar de que todos conocemos su historia, impresiona entrar en estos lugares...
Para acabar ya la visita, visitamos la morgue, casi el único edificio, junto a la Torre A, que se conserva en pie dentro del campo… los presos también fueron sometidos aquí a experimentos médicos.
Acabamos sobre las 15:00 y fuimos a esperar al autobús que nos acercara de nuevo a la estación. Una vez montadas aprovechamos para comer los bocatas de jamón que traíamos preparados mmmm. El viaje de vuelta fue más largo, ya que hacía bastantes más paradas que el de ida.
mmmmmmmmm bocata de jamón rico-rico
Siendo jueves, aprovechamos que los museos cierran más tarde, a las 20:00 para visitar un par de ellos. El primero, al que teníamos más ganas el Pergamon Museum, un edificio que se construyó alrededor de las obras que se habían llevado a Berlín. Es impresionante entrar y verte por primera vez frente al Altar de Pergamo… sobre todo teniendo en cuenta que estás dentro de un edificio…
Entrar por primera vez en esta sala es… indescriptible
Sus relieves, que están formados por figuras de las que casi sobresale todo su cuerpo es ¡espectacular! con más de 100 figuras que representan la batalla entre los dioses y los gigantes. Artemisa, Zeus, Atenea, etc.
Otra sala acoge la grandiosa Puerta del Mercado de Mileto, erigida en tiempos del emperador Adriano. En el siglo XIX entre Alemania, Francia e Inglaterra se dedicaron a saquear las obras de arte antiguo… y aunque los alemanes reconstruyeron en su lugar de origen la puerta de la Biblioteca de Celso, en Efeso, la de Mileto decidieron que quedaría mejor en Berlín, tras los muros del Museo de Pergamo.
Puerta Sur del Mercado de Mileto
Al atravesar esta puerta nos encontramos ante otro de los tesoros del museo, laPuerta de Isthar. Tenía unas ganas enormes de estar ante sus pies, y es simplemente tal como me lo imaginaba. Preciosa. Construída en el 575 a.C. está compuesta por innumerables ladrillos de color vidriado, dibujando figuras de leones, leones, toros y otros seres mitológicos.
Puerta de Isthar… tan bonita como me la imaginaba
Sacado de la Wikipedia:
Durante el gobierno de Saddam Hussein en Irak, se comenzaron a reconstruir grandes zonas de la vieja Babilonia, entre ellas la Puerta de Istar, cuya réplica se levantó sobre el antiguo emplazamiento de la original. El plan era convertirla en la puerta de acceso a un nuevo museo arqueológico iraquí que nunca llegó a construirse. Actualmente, la réplica se encuentra bajo la responsabilidad de la 155ª Brigada de Combate del Ejército de Estados Unidos, cuyo campamento se encuentra dentro de las murallas de Babilonia.
El museo tiene también una importante colección de arte islámico… no es excesivamente grande, y en dos horas lo has recorrido por completo tranquilamente, disfrutando de todas sus salas.
Es un museo del que disfrutar un par de horas de sus enormes obras
Cuando salimos estábamos cansadas… muy cansadas. Así que decidimos irnos ya para el apartamento, pero como no nos apetecía ni tener que prepararnos la cena, pasamos por un Mc Donald’s a por unas ensaladas Cesar y unos nuggets, y por un puesto que había en la estación de metro donde vendían tallarines… y nos fuimos a reposar nuestros doloridos pies.
Para cuando salimos ya era noche cerrada
Gastos del día:
Cafés y chocolates –> 6,75€
Cena Mc Donald’s y puesto de tallarines –> 28,50€