Ya he llegado a Granada, tal vez el punto del viaje más ansiado antes de empezarlo. Tengo suerte porque no me llueve, aunque sí que hace fresco. El autobús nº3 parte de la Estación de autobuses y te acerca al centro en unos quince minutos, según el tráfico. Igual que en Sevilla se puede comprar una tarjeta sin contacto y recargarla. Así el viaje sale por unos 70 céntimos de euro (incluye transbordo).
El albergue está situado de manera neurálgica, como ya sucedió en Córdoba. Está a unos dos minutos de la Catedral. Se llama meridiano y es de la cadena de funkyhostels. Está realmente bien. Bueno mejor, requetebién. Por menos de 10 euros tengo acceso a cocina comunitaria (¡al fin!), desayuno incluido (evidentemente más limitado que en los albergues tutelados por la Junta de Andalucía) y me han metido en una superhabitación de cuatro camas y baño propio, en la que vuelvo a estar yo solito. Eso sí, a la noche dos mantas.
La tarde de hoy la dedico, como siempre, a situarme y mirar los alrededores. Así me hago con la agenda cultural de los próximos tres días (nada especialmente interesante). Como sólo quedan cinco días para examinarse a las oposiciones M.I.R. he aprovechado para subir a la facultad de medicina y colocar algunos carteles de clases gratuitas de epidemiología y bioestadística (es con lo que me gano la vida); ya veremos si alguien manda algún whatsapp y puedo ayudarle.
Lo que más me ha gustado de momento de la ciudad, algo que no suele venir destacado en las guías, es la vista de las montañas nevadas detrás de la Alhambra. Eso sí, también hace que cuando sopla el viento, venga bien fresquito.
Aprovecho la tarde para hacer una primera subida al Mirador de San Nicolás en el Albayzín. Por supuesto que no subo andando, para eso está el autobús nº31 que se planta allí mismo en unos quince minutos desde la Plaza Nueva. Desde aquí tienes unas vistas muy bonitas de la Alhambra iluminada por la noche, una pena que mi cámara (ni el fotógrafo) pueda hacer maravillas. La bajada sí que la hago andando
Como no me apetece aún ir al albergue, aprovecho para acercarme al cine. Proyectan a las 22:00 la versión cinematográfica de la sensacional novela de Mazzantini La palabra más hermosa, con Penélope Cruz de protagonista (6€). En frente de los cines multicentro, he cenado en un bar llamado Rialto que hace tapas y raciones muy curiosas (no especialmente económicas, pero merece la pena si quieres probar cosas nuevas).
Una vez pasada la madrugada, para “casita”, donde no me acuesto hasta las 2:00
MARTES 29
Dios! Qué frío he pasado esta noche, incluso con dos mantas. Me he puesto calcetines a eso de las 6:00 para poder seguir durmiendo, hasta ls 8:30. Entonces me he dado cuenta de lo que ha pasado. La ventana estaba abierta, detrás de un cortinón para que no entre la luz. Me merecía pillar pulmonía por tonto.
El desayuno, incluido en los 10 euros, es más que suficiente: café-te-leche; tostadas de pan de molde; tres tipos de mermelada y nocilla. Además de zumos varios.
Como la Alhambra la quiero reservar para mañana, hoy he aprovechado para salir directo a la Catedral (abren a las 10:30, 4€). Lo que más destaca en primer lugar es su amplitud y altura, sustentada en unos pilares mastodónticos. Lo más bonito es la Capilla mayor, que por desgracia está siendo parcialmente restaurada. Entre las capillas de los laterales, he visto una que acoge a una Virgen de las Angustias, con un retablo de mármoles de distintos colores que puede pasar desapercibido por su situación en la Catedral, pero es tan bonita que merece la pena buscarla.
La Capilla Real tiene una entrada especial (para que tengas que pagar otros 4€).
En ella destaca, claro está, el sepulcro de los Reyes Católicos, así como de Juana y Felipe. Están detrás de una reja espectacular (no entiendo cómo pueden hacer cosas tan bonitas con hierro) y no es que sean una maravilla, es que son simplemente la rehostia y punto. Te puedes quedar ensimismado dando vueltas alrededor de ellos sin que pase el tiempo. También hay un retablo muy recargado detrás, pero la verdad, es que ni me acuerdo cómo era, de tanto que me ha impactado el sepulcro. No dejaban sacar fotos.
Muy cerca de la Catedral y de la capilla real hay una antigua madraza
y pegada a la Catedral también está la Iglesia del Sagrario, tan bonita que al entrar al principio he pensado “qué bonita es la catedral, aunque un poco pequeña”.
De allí me he acercado al Corral del Carbón, un patio muy poco lujoso que servía inicialmente como Alhóndiga y después como Corral de comedias. No lejos se sitúa la Casa de los Tiros, que tiene una fachada más bonita que su interior.
La proximidad con la Plaza Nueva ha hecho que decidiera coger el bus nº31 otra vez para subir al albaycín, más concretamente al Mirador de San Nicolás a volver a deleitarme de las vistas de la Alhambra y Sierra Nevada, pero de día.
Desde allí he ido bajando por el Carril de San Agustín hasta el Palacio de los Córdova
desde donde se tiene otra vista de la Alhambra.
He cerrado el círculo hasta la Plaza Nueva otra vez por la avenida paralela al Darro: Paseo de los Tristes y Carrera del Darro. Es muy atractiva por lo peculiar que es, por su ubicación, por sus negocios, edificios y tabernas. Ahora bien, decir como los de Lonely Planet que “esta travesía es quizá una de las calles más bellas del mundo” es una fanfarronada sin par.
Me he ido acercando, pasando por la plaza de Isabel la Catolíca
y por la plaza del Carmen, donde se encuentra el ayuntamiento, no muy llamativo.
Ya era hora de acercarme al mercado de San Agustín, donde he comprado hígado de ternera, sesos de cordero y calabacín para prepararme la comida de hoy (hígado encebollado y sesos rebozados) y, como voy a la Alhambra, de mañana a la vez (pisto a la bilbaína).
Vaya olorcito a calabacín que he dejado en el albergue... así que me las piro a dar una vuelta por la tarde. La idea es perderme por el albayzin y ver la puesta de sol desde alguno de los miradores de la ciudad.
Para subir hacia el albayzin, andando como un campeón esta vez, he decidido acercarme por San Jerónimo:
De ahí he seguido hacia el Hospital Real, actualmente rectorado de la universidad, y los Jardines del Triunfo.
Hasta ahí he seguido el trayecto que hacía el microbús, pero como esta vez iba a intentar llegar al mirador de San Cristóbal (ayer estuve en el más concurrido de San Nicolás), he accedido por la puerta de Elvira.
Desde San Cristóbal se tienen unas vistas privilegiadas de la ciudad (no de la alhambra) y de Sierra Nevada.
También es un sitio perfecto para obervar el atardecer en Granada. Me temo que no he conseguido hacer fotos suficientemente buenas como para que os hagáis una idea. Lo siento.
De allí he seguido deambulando por las callejas del Albayzin, un barrio tan peculiar que es un placer (a pesar de las cuestas y el empedrado), máxime cuando tienes un día tan bonito y una temperatura tan agradable (14ºC), que lo maximiza.
Ya sólo quedaba tomar algo e ir hacia el albergue, que no quiero que me pase lo de ayer (dormir 6 horas... y con la ventana abierta!).
MIÉRCOLES 30
Por fin llega el día en que voy a visitar la Alhambra de Granada. He dormido de un tirón hasta que ha sonado el dichoso despertador a las 8:30; he desayunado como un campeón y a la Catedral a coger el microbus nº30 que te deja en puerta del Palacio Nazarí. Para las 9:30 ya estaba allí.
La entrada se puede comprar por internet, por cajeros de servicaixa (los muy ladrones te meten una comisión del 12%) o en taquilla. Como estamos en Enero, pues lo he comprado en la propia Alhambra, sin problema alguno. La entrada a todos los recintos susceptibles de ser visitados cuesta 13€. Te asignan una hora para visitar los Palacios Nazaríes (en mi caso 10:30). Con la entrada de mañana tienes que salir a las 14:00. A partir de esa horas, hasta las 18:00 es horario de tarde.
Pasar la puerta de entrada y ya sentí un estremecimiento interior, por el hecho de estar allí.
Apenas había turistas, por lo que pude pasear por los jardines de la ciudad, tranqui, dirigiéndome hacia los Palacios Nazaríes. En frente está el Palacio de Carlos V, un espacio armonioso, sin ostentación en su interior. Eso sí, llama mucho la atención su enorme patio circular, donde se han instalado el museo de la Alhambra y el museo de Bellas Artes. Respecto a éste último, que se ve a gusto en media horita, me gustó mucho la sala dedicada a las pinturas de Alonso Cano.
A la hora puntual, 10:30, entro en los Palacios Nazaríes. Si pensaba haber visto casi todo ya con los Reales Alcázares de Sevilla, no puedo sino decir, que soy un ingenuo integral. Las fotos no recogen la sensación embriagadora que se siente al pasear por las dependencias dinásticas.
Casi entrar y sorprenderse por la belleza y equilibrio que tanta tranquilidad transmite el Patio de los Arrayanes, es todo uno.
Parafraseando a la guía Verde Michelín, "si piensa que es difícil superar lo que ya ha visto, espere a entrar en este maravilloso patio, zona del palacio con carácter de residencia privada". Se está refiriendo al Patio de los Leones.
Decir que es espectacular es quedarse corto, vamos que ante la falta de palabras, es la hostia y punto.
Alrededor se encuentran varias salas, la de los Reyes, la de dos hermanas y la de los Abencerrajes. A cada cual más hermosa. A mí particularmente, la de los Abencerrajes es la que más me ha maravillado.
Muy cerquita está la Alcazaba, desde donde se tienen unas vistas privilegiadas de la ciudad y Sierra Nevada. La única pega, que no puedes, como puedes imaginar, sacar la foto de la Alhambra desde su posición.
Camino hacia el Palacio del Generalife (zona más antigua) puedes pasear por los múltiples jardines y recobecos preciosos. De hecho, yo he aprovechado que el Sol calentaba (me ha salido el día más soleado de los diez que llevo viajando
) me he detenido en uno de los jardines, me he sentado al solcete y me he puesto a leer, durante casi hora y media. No era W. Irving precisamente (más bien James Ellroy), pero ha sido un momento de relax que no lo cambio por todos los masajes del mundo.
Ya en el palacio del Generalife, mucho menos suntuoso, se pueden tener unas instantáneas preciosas del Albayzin y de la propia Alhambra.
A las 14:00, puntual otra vez, he cogido el mismo autobús de vuelta al centro de la ciudad.
Hoy me he comido el pisto que ayer preparé (qué gozada!).
Esta tarde iba a dedicarme a descansar en el albergue, pero el buen tiempo me ha empujado a la calle. Y es que para las 18:00 ya empieza a refrescar, cuando el sol se va. He mirado el mapa y he decidido acercarme a los paseos próximos a la ribera del Genil, paseo de San Basilio, Paseo del Salón, Paseo de la Bomba,... Por cierto, en este punto me he parado en una cafetería recomendada por la Lonely Planet (un acierto) kiosko las titas.
Total, han sido dos horitas de paseo muy agradable. Para terminar, me he acercado a los cines del Centro Comercial Neptuno (por la zona) y he visto el Lincoln de Spielberg (5€)
De allí al albergue (22:30) a cenar y a descansar. Ya prepararé mañana la mochila antes del check out.
El albergue está situado de manera neurálgica, como ya sucedió en Córdoba. Está a unos dos minutos de la Catedral. Se llama meridiano y es de la cadena de funkyhostels. Está realmente bien. Bueno mejor, requetebién. Por menos de 10 euros tengo acceso a cocina comunitaria (¡al fin!), desayuno incluido (evidentemente más limitado que en los albergues tutelados por la Junta de Andalucía) y me han metido en una superhabitación de cuatro camas y baño propio, en la que vuelvo a estar yo solito. Eso sí, a la noche dos mantas.

La tarde de hoy la dedico, como siempre, a situarme y mirar los alrededores. Así me hago con la agenda cultural de los próximos tres días (nada especialmente interesante). Como sólo quedan cinco días para examinarse a las oposiciones M.I.R. he aprovechado para subir a la facultad de medicina y colocar algunos carteles de clases gratuitas de epidemiología y bioestadística (es con lo que me gano la vida); ya veremos si alguien manda algún whatsapp y puedo ayudarle.
Lo que más me ha gustado de momento de la ciudad, algo que no suele venir destacado en las guías, es la vista de las montañas nevadas detrás de la Alhambra. Eso sí, también hace que cuando sopla el viento, venga bien fresquito.
Aprovecho la tarde para hacer una primera subida al Mirador de San Nicolás en el Albayzín. Por supuesto que no subo andando, para eso está el autobús nº31 que se planta allí mismo en unos quince minutos desde la Plaza Nueva. Desde aquí tienes unas vistas muy bonitas de la Alhambra iluminada por la noche, una pena que mi cámara (ni el fotógrafo) pueda hacer maravillas. La bajada sí que la hago andando

Como no me apetece aún ir al albergue, aprovecho para acercarme al cine. Proyectan a las 22:00 la versión cinematográfica de la sensacional novela de Mazzantini La palabra más hermosa, con Penélope Cruz de protagonista (6€). En frente de los cines multicentro, he cenado en un bar llamado Rialto que hace tapas y raciones muy curiosas (no especialmente económicas, pero merece la pena si quieres probar cosas nuevas).
Una vez pasada la madrugada, para “casita”, donde no me acuesto hasta las 2:00
MARTES 29

Dios! Qué frío he pasado esta noche, incluso con dos mantas. Me he puesto calcetines a eso de las 6:00 para poder seguir durmiendo, hasta ls 8:30. Entonces me he dado cuenta de lo que ha pasado. La ventana estaba abierta, detrás de un cortinón para que no entre la luz. Me merecía pillar pulmonía por tonto.
El desayuno, incluido en los 10 euros, es más que suficiente: café-te-leche; tostadas de pan de molde; tres tipos de mermelada y nocilla. Además de zumos varios.
Como la Alhambra la quiero reservar para mañana, hoy he aprovechado para salir directo a la Catedral (abren a las 10:30, 4€). Lo que más destaca en primer lugar es su amplitud y altura, sustentada en unos pilares mastodónticos. Lo más bonito es la Capilla mayor, que por desgracia está siendo parcialmente restaurada. Entre las capillas de los laterales, he visto una que acoge a una Virgen de las Angustias, con un retablo de mármoles de distintos colores que puede pasar desapercibido por su situación en la Catedral, pero es tan bonita que merece la pena buscarla.

La Capilla Real tiene una entrada especial (para que tengas que pagar otros 4€).

En ella destaca, claro está, el sepulcro de los Reyes Católicos, así como de Juana y Felipe. Están detrás de una reja espectacular (no entiendo cómo pueden hacer cosas tan bonitas con hierro) y no es que sean una maravilla, es que son simplemente la rehostia y punto. Te puedes quedar ensimismado dando vueltas alrededor de ellos sin que pase el tiempo. También hay un retablo muy recargado detrás, pero la verdad, es que ni me acuerdo cómo era, de tanto que me ha impactado el sepulcro. No dejaban sacar fotos.
Muy cerca de la Catedral y de la capilla real hay una antigua madraza

y pegada a la Catedral también está la Iglesia del Sagrario, tan bonita que al entrar al principio he pensado “qué bonita es la catedral, aunque un poco pequeña”.
De allí me he acercado al Corral del Carbón, un patio muy poco lujoso que servía inicialmente como Alhóndiga y después como Corral de comedias. No lejos se sitúa la Casa de los Tiros, que tiene una fachada más bonita que su interior.
La proximidad con la Plaza Nueva ha hecho que decidiera coger el bus nº31 otra vez para subir al albaycín, más concretamente al Mirador de San Nicolás a volver a deleitarme de las vistas de la Alhambra y Sierra Nevada, pero de día.

Desde allí he ido bajando por el Carril de San Agustín hasta el Palacio de los Córdova

desde donde se tiene otra vista de la Alhambra.

He cerrado el círculo hasta la Plaza Nueva otra vez por la avenida paralela al Darro: Paseo de los Tristes y Carrera del Darro. Es muy atractiva por lo peculiar que es, por su ubicación, por sus negocios, edificios y tabernas. Ahora bien, decir como los de Lonely Planet que “esta travesía es quizá una de las calles más bellas del mundo” es una fanfarronada sin par.
Me he ido acercando, pasando por la plaza de Isabel la Catolíca

y por la plaza del Carmen, donde se encuentra el ayuntamiento, no muy llamativo.

Ya era hora de acercarme al mercado de San Agustín, donde he comprado hígado de ternera, sesos de cordero y calabacín para prepararme la comida de hoy (hígado encebollado y sesos rebozados) y, como voy a la Alhambra, de mañana a la vez (pisto a la bilbaína).
Vaya olorcito a calabacín que he dejado en el albergue... así que me las piro a dar una vuelta por la tarde. La idea es perderme por el albayzin y ver la puesta de sol desde alguno de los miradores de la ciudad.
Para subir hacia el albayzin, andando como un campeón esta vez, he decidido acercarme por San Jerónimo:

De ahí he seguido hacia el Hospital Real, actualmente rectorado de la universidad, y los Jardines del Triunfo.

Hasta ahí he seguido el trayecto que hacía el microbús, pero como esta vez iba a intentar llegar al mirador de San Cristóbal (ayer estuve en el más concurrido de San Nicolás), he accedido por la puerta de Elvira.

Desde San Cristóbal se tienen unas vistas privilegiadas de la ciudad (no de la alhambra) y de Sierra Nevada.


También es un sitio perfecto para obervar el atardecer en Granada. Me temo que no he conseguido hacer fotos suficientemente buenas como para que os hagáis una idea. Lo siento.
De allí he seguido deambulando por las callejas del Albayzin, un barrio tan peculiar que es un placer (a pesar de las cuestas y el empedrado), máxime cuando tienes un día tan bonito y una temperatura tan agradable (14ºC), que lo maximiza.
Ya sólo quedaba tomar algo e ir hacia el albergue, que no quiero que me pase lo de ayer (dormir 6 horas... y con la ventana abierta!).
MIÉRCOLES 30
Por fin llega el día en que voy a visitar la Alhambra de Granada. He dormido de un tirón hasta que ha sonado el dichoso despertador a las 8:30; he desayunado como un campeón y a la Catedral a coger el microbus nº30 que te deja en puerta del Palacio Nazarí. Para las 9:30 ya estaba allí.
La entrada se puede comprar por internet, por cajeros de servicaixa (los muy ladrones te meten una comisión del 12%) o en taquilla. Como estamos en Enero, pues lo he comprado en la propia Alhambra, sin problema alguno. La entrada a todos los recintos susceptibles de ser visitados cuesta 13€. Te asignan una hora para visitar los Palacios Nazaríes (en mi caso 10:30). Con la entrada de mañana tienes que salir a las 14:00. A partir de esa horas, hasta las 18:00 es horario de tarde.
Pasar la puerta de entrada y ya sentí un estremecimiento interior, por el hecho de estar allí.
Apenas había turistas, por lo que pude pasear por los jardines de la ciudad, tranqui, dirigiéndome hacia los Palacios Nazaríes. En frente está el Palacio de Carlos V, un espacio armonioso, sin ostentación en su interior. Eso sí, llama mucho la atención su enorme patio circular, donde se han instalado el museo de la Alhambra y el museo de Bellas Artes. Respecto a éste último, que se ve a gusto en media horita, me gustó mucho la sala dedicada a las pinturas de Alonso Cano.

A la hora puntual, 10:30, entro en los Palacios Nazaríes. Si pensaba haber visto casi todo ya con los Reales Alcázares de Sevilla, no puedo sino decir, que soy un ingenuo integral. Las fotos no recogen la sensación embriagadora que se siente al pasear por las dependencias dinásticas.
Casi entrar y sorprenderse por la belleza y equilibrio que tanta tranquilidad transmite el Patio de los Arrayanes, es todo uno.

Parafraseando a la guía Verde Michelín, "si piensa que es difícil superar lo que ya ha visto, espere a entrar en este maravilloso patio, zona del palacio con carácter de residencia privada". Se está refiriendo al Patio de los Leones.


Decir que es espectacular es quedarse corto, vamos que ante la falta de palabras, es la hostia y punto.
Alrededor se encuentran varias salas, la de los Reyes, la de dos hermanas y la de los Abencerrajes. A cada cual más hermosa. A mí particularmente, la de los Abencerrajes es la que más me ha maravillado.
Muy cerquita está la Alcazaba, desde donde se tienen unas vistas privilegiadas de la ciudad y Sierra Nevada. La única pega, que no puedes, como puedes imaginar, sacar la foto de la Alhambra desde su posición.
Camino hacia el Palacio del Generalife (zona más antigua) puedes pasear por los múltiples jardines y recobecos preciosos. De hecho, yo he aprovechado que el Sol calentaba (me ha salido el día más soleado de los diez que llevo viajando

Ya en el palacio del Generalife, mucho menos suntuoso, se pueden tener unas instantáneas preciosas del Albayzin y de la propia Alhambra.


A las 14:00, puntual otra vez, he cogido el mismo autobús de vuelta al centro de la ciudad.
Hoy me he comido el pisto que ayer preparé (qué gozada!).
Esta tarde iba a dedicarme a descansar en el albergue, pero el buen tiempo me ha empujado a la calle. Y es que para las 18:00 ya empieza a refrescar, cuando el sol se va. He mirado el mapa y he decidido acercarme a los paseos próximos a la ribera del Genil, paseo de San Basilio, Paseo del Salón, Paseo de la Bomba,... Por cierto, en este punto me he parado en una cafetería recomendada por la Lonely Planet (un acierto) kiosko las titas.
Total, han sido dos horitas de paseo muy agradable. Para terminar, me he acercado a los cines del Centro Comercial Neptuno (por la zona) y he visto el Lincoln de Spielberg (5€)
De allí al albergue (22:30) a cenar y a descansar. Ya prepararé mañana la mochila antes del check out.