¡Día fantástico de sol! No hay nada que pensar ¡A la nieve!
Nos pertrechamos como quien va al Polo Norte: forros polares, chaquetones, guantes, bufandas, más chaquetones... ¿estaríamos siendo un poco exagerados? pero es que en todos los foros decían que hacía muchísimo frío allí arriba, y los niños ¡no se podían resfriar! ¡sólo faltaba!
Cuando digo "allí arriba" me refiero a la subida al Jungfrau, uno de los picos estrella de esta zona. Con sus 4158 m. es de los más altos de Suiza, y su perfil se aprecia desde muchos de los sitios en los que habíamos estado. Pero es que además, las peculiaridades de la subida lo hacen único, y lo convierten en una de esas cosas que "tienes que hacer" cuando vas a un sitio determinado.
Pero hay que saber varias cosas cuando se piensa subir al Jungfrau:
1ª-Sólo se puede subir en tren. Nosotros pensamos: bueno, pues puestos a subir en tren, lo cogemos en la estación más cercana: Interlaken. Primer error: Interlaken tiene dos estaciones, el tren para el Jungfrau sale de Interlaken Ost, y nosotros lo cogimos en Interlaken West, no pasa nada porque enlaza, pero hay que cambiar de tren y es incómodo. Segundo error: desde Interlaken, de cualquier manera hay que cambiar mil veces de tren, en total fueron tres trasbordos, por lo tanto, hubiese sido más cómodo y sencillo llegar en coche hasta una de las últimas estaciones, por ejemplo la de Lautherbrunnen o la de Grindelwald (se puede subir indistintamente por un sitio o por otro) y allí coger el tren.
2ª-No penséis que os vais a perder con tanto trasbordo, no, suben millones de personas al Jungfrau. A pesar de que había trenes cada muy poco tiempo, iban todos cargadísimos. De hecho a la vuelta, tuvimos que ir con los niños dormidos en brazos y ¡sentados en el suelo! Con esto os digo que planifiquéis bien vuestro horario de manera que no os cogan "horas punta" (media mañana y media tarde en el regreso).
3ª-Aprovechad las mochilas para guardar chaquetones, protectores para el sol y demás (realmente sí hace falta) y llevad poca comida. Arriba hay varios restaurantes a precios normales.
4ª-¡Es carísimo!. La ida y vuelta vale unos 100 € (bueno, durante este año a los españoles nos costaba la mitad por haber ganado la ¿eurocopa?, sí, de verdad), afortunadamente los niños hasta los seis años viajan gratis, y hasta los dieciséis con descuentos. Merece la pena ahorrar y no pensar en lo que te has gastado en un tren, porque luego cuando estás arriba todo se compensa, pero claro, hay que asegurarse en la medida de lo posible que vas a tener un día bueno (hay webcam que se pueden consultar).
Nos pertrechamos como quien va al Polo Norte: forros polares, chaquetones, guantes, bufandas, más chaquetones... ¿estaríamos siendo un poco exagerados? pero es que en todos los foros decían que hacía muchísimo frío allí arriba, y los niños ¡no se podían resfriar! ¡sólo faltaba!
Cuando digo "allí arriba" me refiero a la subida al Jungfrau, uno de los picos estrella de esta zona. Con sus 4158 m. es de los más altos de Suiza, y su perfil se aprecia desde muchos de los sitios en los que habíamos estado. Pero es que además, las peculiaridades de la subida lo hacen único, y lo convierten en una de esas cosas que "tienes que hacer" cuando vas a un sitio determinado.
Pero hay que saber varias cosas cuando se piensa subir al Jungfrau:
1ª-Sólo se puede subir en tren. Nosotros pensamos: bueno, pues puestos a subir en tren, lo cogemos en la estación más cercana: Interlaken. Primer error: Interlaken tiene dos estaciones, el tren para el Jungfrau sale de Interlaken Ost, y nosotros lo cogimos en Interlaken West, no pasa nada porque enlaza, pero hay que cambiar de tren y es incómodo. Segundo error: desde Interlaken, de cualquier manera hay que cambiar mil veces de tren, en total fueron tres trasbordos, por lo tanto, hubiese sido más cómodo y sencillo llegar en coche hasta una de las últimas estaciones, por ejemplo la de Lautherbrunnen o la de Grindelwald (se puede subir indistintamente por un sitio o por otro) y allí coger el tren.
2ª-No penséis que os vais a perder con tanto trasbordo, no, suben millones de personas al Jungfrau. A pesar de que había trenes cada muy poco tiempo, iban todos cargadísimos. De hecho a la vuelta, tuvimos que ir con los niños dormidos en brazos y ¡sentados en el suelo! Con esto os digo que planifiquéis bien vuestro horario de manera que no os cogan "horas punta" (media mañana y media tarde en el regreso).
3ª-Aprovechad las mochilas para guardar chaquetones, protectores para el sol y demás (realmente sí hace falta) y llevad poca comida. Arriba hay varios restaurantes a precios normales.
4ª-¡Es carísimo!. La ida y vuelta vale unos 100 € (bueno, durante este año a los españoles nos costaba la mitad por haber ganado la ¿eurocopa?, sí, de verdad), afortunadamente los niños hasta los seis años viajan gratis, y hasta los dieciséis con descuentos. Merece la pena ahorrar y no pensar en lo que te has gastado en un tren, porque luego cuando estás arriba todo se compensa, pero claro, hay que asegurarse en la medida de lo posible que vas a tener un día bueno (hay webcam que se pueden consultar).

¡Bueno, total, que nos montamos en el primer tren, luego en el segundo, en el tercero... arrastrando niños, mochilas y chaquetas. Pero el paisaje era espectacular, subimos cruzando el valle de Lauterbrunnen, uno de los más bellos de la región (que ya es decir mucho), con los picos nevados como fondo. Cuando íbamos llegando a zona de alta montaña, el tren entró en un túnel y no salió ¡hasta una hora después!, no resultó agobiante porque hay dos "estaciones" intermedias en las que se puede salir a estirar las piernas y ver la montaña a través de grandes "ventanales" abiertos en la roca. Después de dos horas de viaje, nuestros niños justo al llegar, se pusieron a llorar a grito pelado los dos a la vez ¡aaahhh! Pero todo se desvaneció al salir del tren. Se entra en una especie de complejo con restaurantes, servicios, tiendecillas, miradores... y desde allí mismo están las salidas, a través de pasillos y ascensores a los diferentes sitios que pueden visitarse del glaciar.
Salimos por la que nos permitía acceder a la nieve de manera más rápida, el termómetro marcaba 3,5º, aquel sitio ¡era increíble! Yo había leído mucho sobre el sitio, había visto fotos, pero de alguna manera tenía en mi cabeza Sierra Nevada en verano que es casi mi máxima experiencia con la nieve, era de esas cosas que sabes que existen pero que no entran en tu concepto de real. ¿Cómo explicar la sensación de salir y deslumbrarte con tanta blancura? ¿el sentimiento de paz y silencio a pesar del barullo?
Salimos por la que nos permitía acceder a la nieve de manera más rápida, el termómetro marcaba 3,5º, aquel sitio ¡era increíble! Yo había leído mucho sobre el sitio, había visto fotos, pero de alguna manera tenía en mi cabeza Sierra Nevada en verano que es casi mi máxima experiencia con la nieve, era de esas cosas que sabes que existen pero que no entran en tu concepto de real. ¿Cómo explicar la sensación de salir y deslumbrarte con tanta blancura? ¿el sentimiento de paz y silencio a pesar del barullo?


¡Los niños alucinaban tanto como nosotros, pero en otra onda, claro: tirando bolas de nieve, haciendo "castillos de arena de nieve", riéndose por el chasquido de la nieve bajo sus pies, haciendo un "ángel de nieve". No había forma de hacerles entender que la nieve moja.
Volvimos a entrar en la torre para salir al otro lado, a la zona de las atracciones. Está chulísimo. Te dan unos discos gigantes para tirarte por una ladera, se pueden alquilar esquís y tienen acondicionada una pequeña pista, hay una tirolina ¡nos tiramos por turnos! fue genial. Incluso hay un trineo de perros en el que te puedes dar una vueltecita pero, claro, cuando llegamos tarde ya lo tenían "cerrado" (eran las 13:00). En fin, que da para pasar todo un día divertidísimo.
Volvimos a entrar en la torre para salir al otro lado, a la zona de las atracciones. Está chulísimo. Te dan unos discos gigantes para tirarte por una ladera, se pueden alquilar esquís y tienen acondicionada una pequeña pista, hay una tirolina ¡nos tiramos por turnos! fue genial. Incluso hay un trineo de perros en el que te puedes dar una vueltecita pero, claro, cuando llegamos tarde ya lo tenían "cerrado" (eran las 13:00). En fin, que da para pasar todo un día divertidísimo.

¡Decidimos irnos pronto, porque los niños estaban muy muy cansados por el "mal de altura" (es tremendo cómo agota, hay que llevar azúcar para reponer), así que visitamos el Palacio de Hielo, y nos los pasamos bomba resbalando por el suelo de hielo, con paredes de hielo, figuras de hielo, bancos de hielo. Los niños resucitaron y se lo pasaron genial.


¡La vuelta en tren nos pilló con muchísima gente, pero estábamos todos agotados. Durante la hora de bajada en el túnel ¡todo el vagón iba dormido!... lo demás se hizo muy pesado, así que al llegar a Interlaken nos bajamos en la primera estación y fuimos andando hasta donde teníamos el coche. Esta ciudad, a pesar de ser más comercial que el resto, tiene también rincones muy agradables, así que fue un paseo relajante. Compramos algunos recuerdos, cenamos en un McDonalds y a casa a dormir.