VARANASI ✏️ Diarios de Viajes de IndiaEsta es la ciudad que yo no quería visitar, pero estaba en el programa. Había leído tanta cosa contradictoria, pero se me había quedado fijado en la mente algo que alguien escribió con respecto al olor: “el fuerte olor te penetra en el cerebro”, y...Diario: UN POQUITO DE INDIA Y UN POQUITO DE NEPAL⭐ Puntos: 4.8 (33 Votos) Etapas: 13 Localización: IndiaEsta es la ciudad que yo no quería visitar, pero estaba en el programa. Había leído tanta cosa contradictoria, pero se me había quedado fijado en la mente algo que alguien escribió con respecto al olor: “el fuerte olor te penetra en el cerebro”, y estaba francamente asustada pensando que yo eso no podría soportarlo. Ahora que la conozco, no es que haya cambiado radicalmente de opinión, pienso que no es para tanto y que si uno quiere hacerse una idea más completa de lo que es la India, hay que pasarse por Varanasi, ó Benarés como dirían otros, al menos una vez, no es ciudad que guste repetir, al menos es mi opinión. Es la ciudad en la que perfectamente puedes contemplar la convivencia de la vida y la muerte de una forma natural, sin aspavientos. Y también es la que se lleva la palma, entre las ciudades que he visitado, que no son muchas, en cuanto a miseria, suciedad, hacinamiento y caos en las calles, podríamos definirla casi como asfixiante. En esta ciudad nos alojamos en el hotel Rivatas By Ideal, del estilo de los que hemos estado pero mucho más sucio, quizá porque algunas zonas estaban en obras. Comenzamos nuestra andadura en esta ciudad con un trayecto en rickshaw para llegar al río desde la zona dónde ya no pueden pasar los autobuses por lo estrecho de las calles pero sobre todo por el caos circulatorio que hay en ellas. Ya conocemos el paseo en este tipo de vehículo y no vamos a espantarnos nuevamente, pero cuando crees que ya algo no puede ser peor siempre te encuentras otro algo que lo supera. Y este es el caso de transitar por estas calles de esta ciudad, los vehículos se tocan unos a otros, rickshaw con otro rickshaw, literalmente pegados, ó a una moto, ó a un tuc-tuc. A nosotros, además, nos tocó uno que era conducido por un nativo que no sabríamos definir, si joven o de mediana edad, no pronunció ni una palabra en todo el recorrido, ni a la ida ni a la vuelta. Pedaleaba una bicicleta que era una antigualla y que parecía no funcionar muy bien, quizá fuese éste el motivo de que no pudiera con la bicicleta y con nosotros encima. Nos quedamos los últimos de la expedición y por momentos me sentía perdida en medio de aquel caos tan enorme y pensando en cómo volver al hotel si no encontrábamos al resto de la partida. En otros momentos me daban ganas de bajarme de la bici y empujarle por atrás, cuando veía al conductor que ya no podía con su alma. Pero claro, esto hubiera sido casi suicida. Como quiera que fuese, finalmente llegamos, los últimos, al lugar desde el que teníamos que andar otro poco hasta llegar al embarcadero. Este trayecto a pie es ya asfixiante del todo por el acoso de los vendedores, normalmente niños y niñas que quieren venderte a toda costa sus productos, postales, collares, pinturas y diseños de adorno para la cara… Pero hay que reconocer que son muy espabilados, intentan embaucarte sonsacándote tu nombre, con un ¡cuidado con esa mierda! (es que había muchas mierdas de vaca), -tu comprar luego, luego, después de la ceremonia. Se quedan con tu cara y te buscan, para seguir insistiendo en que le compres, después de la ceremonia y al día siguiente cuando se vuelve del paseo al amanecer por el Ganges. Vamos a ver la ceremonia Aarti en honor a la madre Ganga y acercarnos hasta el ghat de las cremaciones, desde una barcaza. Cuando llegamos hasta las escalinatas del ghat y nos subimos en la barca ya el sol se había ocultado y las luces se comenzaban a encender. Estábamos en el Rajendra Prasad Ghat. En este ghat hay arcos con bombillas y encima de cada arco un paraguas, también con bombillas, ya comenzando a iluminarse. Y es que este ghat se celebra todos los días una ceremonia Aarti o Puja al igual que en el ghat Dashashwamedh, que es el más conocido y que es dónde ahora nos dirigimos. Se emplean las palabras aarti y puja para indicar estas ceremonias y desconozco la diferencia entre ellas. Hay quien dice que aarti es la ceremonia del atardecer y puja la del amanecer. Ya es noche cerrada. En la barca se ha subido una chica con una bandeja en la que lleva varias cestitas de papel (como las fundas de las magdalenas, pero algo más grandes), con flores en su interior y un trozo de cera para prenderlas. Una vez encendidas se echan al río y se ven flotando encendidas. Una vez que las vendió todas, la chica, desapareció en la noche cruzando de barca en barca. También había leído infinidad de comentarios sobre el agua de este rio. Sin duda el agua está más que sucia, con multitud de objetos y basura flotando (la mayoría, las flores que se salen de las cestitas y de las ofrendas que hacen en los ghat, papeles, bolsas de plástico, de papel), pero en ningún momento vimos ningún cuerpo flotando, como se menciona en los muchos relatos que cuenta la gente. Pasamos por el Dashashwamech Ghat y la ceremonia aún no había comenzado por lo que seguimos avanzando hasta llegar al ghat dónde se celebran las cremaciones, el que tiene la llama sagrada, el Manikarnika Ghat. Nos quedamos a una distancia prudencial desde la que ya no se podía siquiera hacer fotos. En este momento hay al menos siete cremaciones, siete hogueras resplandeciendo en la noche. Más de uno llevamos un pañuelo en la nariz, esperando lo peor. Afortunadamente no huele a nada. Las hogueras son de madera de sándalo, madera que tienen que comprar los familiares del difunto, y los menos pudientes compran madera más barata pero les echan unas esencias que impiden el olor. Echo un vistazo rápido, no quiero ver nada de lo que no quiero ver, pero, afortunadamente también, es de noche, estamos a una cierta distancia, sólo veo hogueras que alzan sus llamas brillando en la noche. Pero hogueras que representan que alguien ha conseguido romper el ciclo de las reencarnaciones. Ellos creen que si mueren en Varanasi y sus cenizas son arrojadas al Ganges este ciclo se rompe alcanzando su particular paraíso. Casi todos son incineraros a excepción de los niños, los santos, mujeres embarazadas, y a los que les ha picado una serpiente. En este caso son arrojados al río pero les atan un fuerte peso que los arrastre hasta el fondo, por eso dudo de que se vean muchos cuerpos flotando en el Ganges. Además de este crematorio existe otro eléctrico, en Hrishchandra Ghat, que es más rápido y barato, si bien la gente prefiere el método tradicional. Nos volvemos hacia el ghat dónde se celebra la ceremonia aarti. Ya ha comenzado. En las escalinatas del ghat ya no cabe ni un alfiler y en el río estamos barca contra barca. El aarti consiste en ofrecer flores y luz al río, en la forma de “lámparas” de fuego, acompañadas del sonido como de campanas, golpes del gong ceremonial, instrumentos musicales autóctonos y el canto de alabanza y de mantras en sánscrito al Ganges. La ceremonia la realizan barios santones que se encuentran debajo de estos arcos con “paraguas” encendidos con multitud de bombillas. En las escalinatas del ghat es posible que haya muchos hinduistas asistiendo a la ceremonia, pero otros muchos y la gran mayoría, por no decir todos, de los que estamos en las barcas, (el número de personas en las barcas casi parece duplicar el número de los que están en las escalinatas), somos “extraños”, estamos aquí solamente para presenciar y fotografiar. Y así es día tras día. Antes de que la ceremonia finalice emprendemos el regreso para evitar un mayor colapso de barcazas. Ahora toca volver a cruzar estos callejones que hay detrás de los ghat, con todo el barullo que ello conlleva, hasta llegar a un aparcamiento de risckshaw. Allí cada uno tenemos que identificar al conductor que antes nos ha traído. El nuestro no aparece por ningún lado. Nos volvemos a quedar casi los últimos. Y es que se ha puesto un turbante y por ello no lo conocíamos, tampoco el hizo nada por llamar nuestra atención. Siguió sin decir una palabra, ni siquiera cuando le dimos al final su propina, tampoco una mirada de gratitud. La verdad es que nos tocó un tipo de lo más extraño, si no fuera por el esfuerzo que le vimos realizar, se hubiera quedado compuesto y sin propina. Al día siguiente nos levantamos muy temprano, llegamos a los ghats antes de que salga el sol. Vamos a dar otro paseo en barca para ver la salida del sol y los rituales matutinos de purificación en las aguas del Ganges. Creo que no he mencionado que un ghat es una amplia escalinata de piedra que desciende hasta el río. En Varanasi hay más de 100 ghats. Muchos de ellos los utilizan para bajar hasta el río y efectuar sus abluciones de purificación. En estas mismas escalinatas hay varios parasoles y debajo unos sacerdotes que ayudan a la gente en sus ceremonias de purificación. Cada vez que se ve un parasol de estos, allí hay un bramhan o sacerdote. Pero hay otros gjats que la gente utiliza para lavar la ropa, bañarse y asearse, los de cremación, otros están vacíos o con muy poquita gente contemplando el devenir del río, haciendo yoga…. Embarcamos en un ghat usado por los lavanderos, está al lado del que tiene un crematorio eléctrico. Los lavanderos utilizan el agua gris y sucia del río para hacer su colada. Colada que consiste fundamentalmente en darle golpes a la ropa contra unas piedras planas y luego las ponen al sol. A mí me asombraría que esta ropa pueda quedar limpia. El sol comienza a aparecer en el horizonte con un tono inicial entre rojo y rosa que da a las aguas grises del Ganges unos tonos rosados brillantes. Conforme va subiendo se torna en amarillento y este es el color dorado que reflejan los edificios históricos de Varanasi que vuelcan al río. Los ghats se van sucediendo, otros de lavanderos, Kedar Ghat, Raja Ghat, Darbhanga Ghat, un palacio de los príncipes de la casa Bihar, con varias torres y torretas, varias filas de ventanas y con la particularidad de que fue el primer palacio en el que había instalado una ascensor manual, construido en 1900, Prayag Ghat; al lado aparece otro repleto ya de gente y que contiene muchos parasoles, es Dasaswamedh Ghat, dónde anoche se celebraba la ceremonia aarti. La multitud ocupa ya casi toda la escalinata, con muchos de ellos metidos ya en el agua, algunos realizan ya sus abluciones sumergiéndose tres veces consecutivas, haciendo sus oraciones, rindiendo tributo al dios sol, Surya, otros se asean y lavan los dientes con unas raíces a modo de cepillo dental, a otros incluso los ves beber de esta agua turbia. Hay quien dice que esta agua no transmite infecciones por ser sulfuroso su nacimiento, otros que las aguas pasan por zonas de radioactividad que las purifica, y por supuesto muchos defienden la teoría de que al ser aguas sagradas no pueden dañar y por ello purifican el cuerpo y el alma. Seguimos avanzando con los edificios ya iluminados por completo por el sol. Manmandir Ghat en el palacio del rey de Jaipur Sing II, Lalita Ghat en la casa del rey de Nepal. Llegamos a Manikarnika Ghat, el más sagrado de todos, el que tiene la llama sagrada, en el que los hinduistas despiden a sus difuntos familiares en la ceremonia de la cremación. Funciona continuamente, las 24 horas del día. A plena luz del día la visión del mismo es mucho más impactante. Ahora solo hay una incineración, una sola hoguera, frente a las siete que había anoche. Pero se ven bultos envueltos en sudarios naranjas que ya se han sumergido en el río y se encuentran a la espera de la preparación de la pira funeraria. No se ven escenas desgarradoras, los asistentes parecen estar en una situación normal, y es que para ellos la muerte y la vida están estrechamente ligadas. Se ven gran cantidad de pilas de leña y pilas de basura, de los restos de las hogueras anteriores. Y no quiero mirar más detalles. Comenzamos el regreso por el mismo camino, volviendo a pasar por delante de lo visto anteriormente. Ya hay más personas en las escaleras de algunos ghats y dentro del río, el colorido de los saris resalta por encima de todo. Vamos contemplando todas estas escenas de sus ceremonias privadas, ellos siguen a lo suyo como si no tuvieran a cientos de espectadores enfrente y haciéndoles fotos, indiferentes a la expectación que generan. Y en algún momento me pregunto qué derecho tenemos nosotros de estar aquí invadiendo su privacidad y contemplándola como si de un espectáculo se tratara. Pero es que Varanasi se vende así, su principal atractivo turístico que publicitan precisamente es este, y muchos de ellos viven de este turismo que atraen. Las brillantes aguas del río, de día, siguen estando igual de sucias, con muchos objetos flotando, pero no vemos nada “extraño”. Hay muchas aves sobre las aguas y volando, son parecidas a gaviotas, vienen de Siberia todos los años a pasar el invierno. Entre toda esta basura flotante destacan las muchas flores de color naranja y amarillo, los claveles indios ó tagetes, que entregan al río en sus ofrendas, pero a mí se me antoja que esto aporta alguna belleza a estas aguas sucias que brillan con los reflejos del sol naciente. Hoy para acercarnos a los embarcaderos hemos recorrido un gran trecho andando, hoy no ha habido paseo en riscksaws. En este trecho hemos sufrido el acoso constante de los vendedores de cualquier cosa. Si bien se te suele pegar a rueda uno en particular, quiere saber tu nombre, te dice el suyo, te pregunta por tu vida y te acompañan hasta el mismo embarcadero. Se despiden hasta luego, tú comprar después. Y allí los tenemos cuando desembarcamos. Es increíble cómo se quedan con tu cara, con tu nombre, te localizan entre la multitud y de nuevo con la misma cantinela. A Babú ya le había advertido la noche anterior que yo no compraba nada, se lo había vuelto a repetir a la ida y ahora seguía insistiéndole que no perdiera el tiempo, que no pensaba comprar nada. Casi al final del recorrido se rindió diciéndome “tú mamá, no ser buena, tu no comprar a Babú”. Es que no le había dicho mi nombre, le dije que simplemente era mamá. A pesar de ser sumamente pesados te dan bastante lástima y acabas dándoles alguna propina como consolación. Y esto es lo último que hemos visto de la India. Nos regresamos al hotel para desayunar y preparar las maletas ya que hoy nos trasladamos a Nepal, a Kathmandú, en el vuelo que sale a las 12:10 horas desde el aeropuerto de Varanasi. En este aeropuerto también tenemos que pasar varios controles (con cacheo particular incluido) y rellenar un formulario de salida de la India. Aquí nos despedimos del que ha sido nuestro guía principal en estos días que hemos estado en la India, desde que nos recibió en el aeropuerto de Nueva Delhi hasta que nos despide en el aeropuerto de Varanasi. Pese a algunos pequeños detalles, Sing ha sido un gran guía, muy preparado e informado y notándosele que le gusta la historia y su trabajo. Índice del Diario: UN POQUITO DE INDIA Y UN POQUITO DE NEPAL
01: INTRODUCCION
02: UN SOLO DIA EN DELHI
03: DE DELHI A JAIPUR PASANDO POR SAMODE
04: JAIPUR: Fuerte Amber, City Palace, Jantar Mantar, Templo Birla
05: DE JAIPUR A AGRA PASANDO POR FATHEPUR SIKRI
06: AGRA: Fuerte Rojo; Taj Mahal; Mausoleo Itimad-ud-Daulah; Jardines Mehtab Bag
07: DE AGRA A KHAJURAHO PASANDO POR ORCHHA
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