Aquí llegamos a las 8 y partimos a las 21 horas.
No quisimos hacer el viaje a Berlín ya que nos parecía mucho tute para tan poco tiempo.
Además teníamos en el grupo a una alemana de cuna con lo que explotamos su amabilidad como guía turistica para aprovecharnos de amplio conocimiento del idioma, un beso para Doro.
Salimos esta vez sin mucha prisa ya que el día daba de si. Nos dirigimos a la estación de tren que está a escasos 100 metros del muelle y desde allí bajamos a Rostock 20 min de viaje y luego un tren a Wismart una hora, todo con un pase para todo el día que nos costó 10,80 €.
En Wismart dimos un paseito por el pueblo, no es muy grande el centro con lo que en una hora estaba visto.
Tiene la plaza del pueblo que es muy bonita y 3 iglesias que se ven ya que destacan por su altura, St. Marien, St. Nikolai, St. George y la Iglesia del Espíritu Santo; nos tomamos una cervecita mientras esperabamos el tren de vuelta a Rostock.
En Rostock salimos de la estación por la avenida Rosa-Luxemburgstrase hasta coger a la izquierda Hermannstrase y esta nos lleva a la Plaza de la universidad donde está todo lo turístico.
De vuelta al tren nos vamos a Warnemunde para ver un poquito el pueblo y probar los bocadillos de arenques o las anguilas fritas en los restaurantes de pescado flotantes, que están de muerte.
