Martes, 20 de noviembre.
Nos levantamos temprano (para variar); hoy vamos a dar la vuelta a la isla en nuestro coche de alquiler, un Peugeot 206.

Salimos a las 10:00, después de hacer las maletas, el check out y dejar todo arreglado. Tomamos dirección Tautira para llegar hasta Teahupoo (zona conocidísima de surf donde se celebra una prueba del campeonato mundial de surf, Billabong Pro Teahupoo ), aquí las olas deben de tener horario y hemos llegado fuera de él porque no hemos visto nada surfeable. Antes de llegar paramos a ver un jardín botánico que encontramos por el camino (gratuito), tiene unas cuevas con cascadas y unos jardines con laguitos, muy bonito. Dentro de este jardín hay unas cuantas rutas de senderismo que van desde los 20 minutos hasta varias horas de duración para que la gente pueda disfrutar de la flora y fauna de las islas.






Regresamos por el lado oceánico de la isla con playas de arena negra y olas para hacer surf, kite surf, wind surf, body surf ….

Una vez terminada la vuelta a la isla llenamos el depósito, la gasolina se paga en metálico y en moneda local, devolvemos el coche y regresamos al hotel, para pasar la tarde tranquilitos en las piscinas.

Como nos acercábamos al mes de diciembre en el hotel empezaban a preparar la decoración navideña.

En el hotel había también bonitos grabados de tatuajes tradicionales.


Toca volver a casa y no tenemos muchas ganas….

Casi se queda en el tintero, aquí también se hace levantamiento de piedra como deporte, ¿serán descendentes vascos o seremos los vascos descendientes de los polinesios?
Duchita en una de las habitaciones de día que tiene disponible el hotel y nos viene a recoger Jorge de South Pacific para el transfer al aeropuerto.

En el aeropuerto para el vuelo intercontinental no hay problema con las maletas, 41 kg. entre las dos, para el equipaje de mano hay 10 kg. para cada uno y no llegamos a ese peso, así que todo correcto.
Muchas horas de viaje, con el consabido trasbordo en Los Ángeles, pillamos nuestro cochecito al llegar a Madrid y a las 22:00 en casita, sin sueño por supuesto, el jet-lag nos va a dar la lata…

El paraíso queda ya muy lejos.

Datos de viaje:
Antes de nada he de decir que si bien cuando volví no vine desencantado, no lo recordaba como el viaje de mi vida, me ha sucedido como cuando fuimos a Sulawesi, volví contento pero no pensando que fuera nada del otro mundo; afortunadamente he escrito el diario varios meses después y al igual que entonces desconozco el motivo, pero cada día que pasa guardo mejor recuerdo y me entran ganas de volver cuanto antes (quizás sea algo así como el síndrome de Estocolmo). Hoy día volvería con los ojos cerrados.
Si bien el paisaje es de auténtico edén, la gente me defraudó, me pareció que iba a lo suyo, ya se que no estamos en la época de cuando llegaron los primeros marineros en la que los nativos salían con las canoas a saludarles, pero es gente más bien cerrada que no se comunica con el turista. Hablo de la gente que vive allí y no tiene nada que ver con el turismo, porque el personal, tanto autóctono como foráneo que trabaja en los hoteles se desvive por entonar un Ia Orana, o lo que toque, siempre con una sonrisa en la boca y deseando agradar. Y os aseguro que pese a ser del norte no somos nada cerrados en el trato.
También quiero resaltar que he leído en varios lugares que la circulación, por lo menos en Tahití, es de locos y que conducir por allí puede ser difícil. Tras haber alquilado coche en casi todas las islas en las que estuvimos puedo asegurar que el tráfico en España es mucho peor, de hecho me pareció de lo más normal, incluso en el mismo Papeete.
Excepto en la pensión de Rangiroa hemos tenido personal que hablaba español en todos los hoteles.
Durante la búsqueda de información para el viaje descubrí (y compré) la primera guía en español, “Tahití y sus islas”, escrita por J.M. Alonso Ibarrola, 12,5 €. Es una guía que está bien a nivel cultural, pero como guía para el viajero deja que desear, al menos para mi gusto.
Quiero dar las gracias a todos los viajeros que publican sus diarios, ya que con sus relatos y sus respuestas cuando les he hecho alguna consulta, hemos podido preparar el viaje a nuestro gusto y con la información actualizada.
Lo dicho: Polinesia, VOLVERIA AHORA MISMO.