Después de un buen desayuno en el hotel, nos fuimos a las dunas de Maspalomas. La verdad es que desde Playa del Inglés se puede ir andando bordeando toda la zona, pero con el calor que se preveía (benditas islas) preferimos en coche. Algún compañero de trabajo me dijo que se podía aparcar en las calles que bordean ‘La Charca’, pero fue imposible, así que fuimos a dejarlo a un párking cercano (10 minutos andando hasta el faro).
Dimos una vuelta por allí y nos gustó mucho. Disfrutamos subiendo y bajando las dunas y haciéndonos fotos, aunque de tomar el sol nada, que andábamos socarrados del día anterior. Supongo que es lo habitual en esa zona, pero soplaba bastante viento y yo había olvidado las gafas de sol. Estuve esa tarde y el día siguiente penando por eso y a base de colirio…no olvidarse las gafas!!


Sobre las 1pm nos fuimos al hotel a quitarnos los kilos de arena que llevábamos encima y después de la ducha comimos algo rápido en el bar de la piscina (ahí fue la única nota negativa que puedo ponerle al hotel: me sirvieron la comida fría por dos veces…a la tercera fue la vencida).
Después de descansar un poco, cogimos rumbo al Roque Nublo. El día en Playa del Inglés estaba muy bueno y soleado, pero ya se veía que hacia el norte había nubes (en realidad estuvo así todos los días: cuando mirábamos al norte, nublado).
La carretera que lleva al Roque Nublo es estrecha y llena de curvas, con paisajes impresionantes, miradores tremendos y curvas en las que hay que pitar para que si viene alguien de frente te oiga.


Me gusta conducir, así que disfruté la experiencia (hasta que me tuve que cambiar por mi chico porque me lloraban tanto los ojos de la arena de por la mañana que no veía). En cualquier caso, precaución en esa carretera (ni más ni menos que en otra carretera de ese tipo, pero no hay que olvidar: zona de playa, bicicletas…e incluso un fitipaldi haciendo tramos que menos mal que nos pilló en una recta).
Cuando llegamos al Roque Nublo estaba….nublo! En realidad, era niebla o nubes altas…fuera como fuera, en las fotos se puede ver lo que veíamos. Caminamos unos 15-20 minutos por el sendero para llegar hasta el punto en cuestión pero la verdad es que no se veía mucho…una pena. Aún así, el aire que se respira ahí es estupendo y pensar que estás a semejante altura cuando hacía un rato estábamos en la playa…merece la pena.

Tras un rato por allí, nos fuimos hacia el Pico de Las Nieves: misma historia que en el caso anterior. Estábamos prácticamente por encima de las nubes. Aún así la vista es preciosa, pero sin nubes tiene que ser espectacular.

Emprendimos camino de vuelta y llegamos cansadetes (y bien de noche) al hotel. Ducha y una estupenda cena en el buffet. Tras eso, a descansar. Había sido un buen día.