MIERCOLES 3 JULIO
Esta mañana no llueve ¡Yupi! Desayunamos con tranquilidad, recogimos las últimas cosas e hicimos el check out. Dejamos nuestro equipaje en recepción y salimos del hotel. Nos dirigimos a la parada de taxis. Nos pidieron 400 bahts por ir a Patong 10 euros. Nos pareció abusivo para los precios de Tailandia. Como justo en ese momento llegaba un taxi al hotel a traer a alguien aprovechamos para preguntarle precio. Nos pidió 600 en un principio y luego lo dejó en 400. Decidimos ir en este taxi, pues aún siendo el mismo precio nos pareció que los otros tenían una actitud muy chulesca y prepotente que no nos gustó nada. Justo al pasar por delante de la parada de taxis se plantaron en medio de la carretera cortándonos el paso . Nuestro taxista les decía que no quería problemas. Los otros gritaban sin parar. El taxista nos pidió que nos bajásemos del taxi. Nosotros que preferíamos que nos llevase él. Pues nada que nos tuvimos que bajar e ir al taxi de la parada del hotel . Nos decía que el nos daba el mismo precio que el otro. No le dijimos cual era , así que al llegar a Patong le dimos 350 bahts y se quedó tan contento (me arrepiento de no haberle dado 300 por el incidente)
Durante el trayecto nos quedamos alucinados al encontrarnos con unos elefantes que iban tranquilamente paseando a los turistas por una carretera general. Las pitadas que se hubiesen ganado en España pero Tailandia is diferent.
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¡ELEFANTES EN LA CALZADA!
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CON EL PUESTO A CUESTAS
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PARASAILING
Paseamos por el pueblo, nos acercamos a la playa. Hoy las olas eran muuuucho más grandes. Los titulares de los periódicos decían que las playas estaban cerradas por las olas asesinas. En la playa sólo estaban algunos montando en moto de agua y otros practicando parasailing. Me quedé alucinada cuando me di cuenta de que en el parasailing el cliente va atado al paracaídas, pero el dueño se engancha a los cables con sus manos y viaja colgado de los cables sin ninguna sujeción. ¡Menudo peligro!
¡Qué montonazo de bares hay! Ya desde la calle se ven las barras donde deben de bailar chicas por la noche.
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UNO DE LOS BARES
COMPADEZCO A LOS ELECTRICISTAS
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PEDICURA
En una de las calles nos encontramos que el bajo de uno de los edificios era una piscina donde hacían el curso de iniciación para buceo. Si que tienen que tener negocio para tener su propia piscina.
Visitamos el centro comercial. Es muy grande. Los precios no me parecieron demasiado buenos. Alucinamos cuando llegó la hora de ir al baño. Los cartelitos de cual era el baño de chicos y de chicas estaban muy claros, pero al ver el de minusválidos era chocante. ¡Una persona haciendo el pino con una sola mano! ¡Qué minusválidos más raros tienen en Tailandia!
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¡MENUDO DISCAPACITADO! PROMETO QUE YO NO PUEDO HACER ESO
HUEVOS ROSAS Y VERDES
Me gustó visitar la zona de supermercado. Había cosas muy diferentes. Me sorprendieron los huevos rosas y verdes ¿Qué animal los pondrá?
Este día comimos cerca de la playa en un restaurante al final de un callejón comimos genial y nada caro. Último paseíto y a buscar un taxi. No había manera de que bajasen el precio. Pero llegamos a un Tuk Tuk al que le hizo mucha gracia que X regatease el precio y nos dejó el taxi en 350 bahts. Tengo que reconocer que a mí me daba un poco de miedo cuando íbamos por una cuesta arriba y ver pegaditos a nosotros los coches y ni una puerta ni nada que nos protegiese. Por suerte nadie se cayó y llegamos muy bien.
NO LE FALTA LA PUERTA, TODOS SON ASÍ
Ya en el hotel fuimos a despedirnos de la piscina en la que habíamos pasado tan buenos ratos. Después de un rato comenzó a llover, otra vez. Pues nada, recogemos los bártulos y nos fuimos a duchar en la ducha del gimnasio. Como seguía lloviendo nos pusimos en los sillones de recepción a jugar al uno. Nos habían dicho que nos recogerían a las 5:20 cual no sería nuestra sorpresa cuando aún no eran ni las 5 y ya estaban allí para recogernos. Sólo íbamos nosotros en la van, con un conductor y una guía. Como aún faltaba mucho rato para la salida del vuelo el conductor debió verse con ganas de improvisar. Nos metió por una carretera que venía señalizada como atajo al aeropuerto. No tenía nada que ver con la carretera por la que nos habían traído el primer día. Íbamos por unas carreteruchas estrechas rodeadas de casas. Vimos muchísimos búfalos de agua. Nos encontramos con los niños que salían del cole. Sorprende ver a un padre llevando a sus 3 hijos en la moto, otra señora llevaba 2 y uno de ellos debía tener muchas extraescolares que ya iba merendando en la moto ¡y no se le caía ni el zumo ni el bocata! Ahora no sé como se agarraría a su mami, no le quedaban manos.
Aun con el paseo turístico que hicimos llegamos con muchísima antelación nuestro vuelo no salía hasta las 20:35. La guía nos acompañó. Primero hay que pasar las maletas por un control en el que te ponen unas etiquetas verdes. De allí fuimos a facturar. Resulta que en la agencia se habían despistado y nos pusieron a los 4 en asientos separados para el vuelo a Madrid. Desde allí lo arreglaron y nos pusieron a los niños y a mí juntos y con ventanilla y mi marido al otro lado del pasillo. La guía no se separó de nosotros hasta que cruzamos el control de pasaportes. Fue muy atenta .
Ya en la sala de espera el aire acondicionado estaba fuertísimo. Aquello parecía el polo, estábamos esperando ver a los pingüinos. Cada persona se tapaba con lo que podía.
Fui a comprar agua para el viaje. Como contaba con no tener que comprar nada más, el resto de dinero que nos quedaba lo gastamos en chucherías, unos jabones con forma de flor etc. No me sobró ni un baht.
A la hora prevista embarcamos. Ya en el avión nos dieron un piscolabis. Una especie de pastel de pollo. Los niños no quisieron ni probarlo. Llegamos a Bangkok en un santiamén. Nos habían colocado una pegatina a cada uno para indicar que éramos pasajeros en tránsito. Con todo esto yo interpreté que al llegar nos pasarían directamente a la sala de espera del otro avión sin más trámites. Pues estaba muy equivocada. Después de pasillos kilométricos llegamos a una puerta que ponía pasajeros en tránsito. Al llegar allí, era otro control de equipaje. Nos hicieron tirar el agua que aún estaba precintada y que había comprado en el otro aeropuerto. ¡Menuda injusticia! ¿Dónde se creen que he comprado el agua si ya he pasado por los controles del otro aeropuerto? Lo peor es que ya no me quedaba ni un solo baht para comprar más agua y los niños tenían que cenar.
Ya sé que es una chorrada, pero pillé un cabreo monumental. Nos dirigimos a la puerta que nos habían indicado. Pasamos por una preciosa estatua dorada que imitaba a partes del Gran Palacio. Estaba tan enfadada que no saqué ni la cámara. Ahora me arrepiento. Justo al llegar al lugar indicado necesitábamos un baño. Preguntamos y nos dijeron que justo teníamos que retroceder sobre nuestros pasos como un km y bajar una planta. Ya lo que me faltaba. Fuimos lo encontramos y cuando regresamos ya habían abierto la puerta y allí mismo había baños cachis. Llegó el momento de prepararles unos sandwiches a los niños. Pues cuando todo tienes una mala racha. No había manera humana de abrir los paquetes del fiambre. Le pedí ayuda a las azafatas pensando que tendrían una tijera. Pues ellas tampoco tenían. Una muy amable logró abrir los paquetes con una grapa. No se me habría ocurrido en la vida. Preparamos los sándwiches y por suerte allí mismo había una máquina de agua mineral. Como yo tenía un baso en la mochila no hubo problema para poder cenar tranquilamente. A la hora indicada todos al avión.
AZAFATA CON TRAJE TRADICIONAL
Tuvimos la gran suerte de que el avión no iba lleno, así que pudimos estirar a D para que durmiese en 3 asientos y X en 2. Esta vez si que pudimos dormir. Sirvieron cena pero yo estaba tan dormida que ni me enteré. El vuelo esta vez no tuvo ninguna incidencia, nada de turbulencias. Hubo 2 detalles que no me gustaron. Al comenzar el vuelo le dieron a una niña que estaba junto a nosotros una maletita llena de chocolatinas, a mis hijos no les dieron nada. No se si su billete seria de una categoría superior, pero no queda bien. Luego ya casi llegando la azafata pasó repartiendo orquídeas. Pues nada a mí tampoco me tocaron ni a la ida ni a la vuelta . Realmente o que nos den a todos o que no le den a nadie, no queda bonito. Por la mañana nos dieron el desayuno y en un ratito ya maniobra de aterrizaje. El vuelo esta vez a los niños se les hizo corto. Cuando aterrizamos querían seguir jugando con las pantallitas.
Recogimos nuestras maletas sin más incidencias. Justo al llamar al parking para que nos viniesen a buscar dio la casualidad de que el bus estaba allí. En unos minutos ya estábamos en nuestro coche. Nos pusimos en marcha y después de 6 horas, fin del viaje
. Ahora toca empezar a soñar con cual será nuestro próximo destino. Durante el trayecto nos quedamos alucinados al encontrarnos con unos elefantes que iban tranquilamente paseando a los turistas por una carretera general. Las pitadas que se hubiesen ganado en España pero Tailandia is diferent.
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¡ELEFANTES EN LA CALZADA!
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CON EL PUESTO A CUESTAS
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PARASAILING
Paseamos por el pueblo, nos acercamos a la playa. Hoy las olas eran muuuucho más grandes. Los titulares de los periódicos decían que las playas estaban cerradas por las olas asesinas. En la playa sólo estaban algunos montando en moto de agua y otros practicando parasailing. Me quedé alucinada cuando me di cuenta de que en el parasailing el cliente va atado al paracaídas, pero el dueño se engancha a los cables con sus manos y viaja colgado de los cables sin ninguna sujeción. ¡Menudo peligro!
¡Qué montonazo de bares hay! Ya desde la calle se ven las barras donde deben de bailar chicas por la noche.
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UNO DE LOS BARES
COMPADEZCO A LOS ELECTRICISTAS
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PEDICURA
En una de las calles nos encontramos que el bajo de uno de los edificios era una piscina donde hacían el curso de iniciación para buceo. Si que tienen que tener negocio para tener su propia piscina.
Visitamos el centro comercial. Es muy grande. Los precios no me parecieron demasiado buenos. Alucinamos cuando llegó la hora de ir al baño. Los cartelitos de cual era el baño de chicos y de chicas estaban muy claros, pero al ver el de minusválidos era chocante. ¡Una persona haciendo el pino con una sola mano! ¡Qué minusválidos más raros tienen en Tailandia!
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¡MENUDO DISCAPACITADO! PROMETO QUE YO NO PUEDO HACER ESO
HUEVOS ROSAS Y VERDES
Me gustó visitar la zona de supermercado. Había cosas muy diferentes. Me sorprendieron los huevos rosas y verdes ¿Qué animal los pondrá?
Este día comimos cerca de la playa en un restaurante al final de un callejón comimos genial y nada caro. Último paseíto y a buscar un taxi. No había manera de que bajasen el precio. Pero llegamos a un Tuk Tuk al que le hizo mucha gracia que X regatease el precio y nos dejó el taxi en 350 bahts. Tengo que reconocer que a mí me daba un poco de miedo cuando íbamos por una cuesta arriba y ver pegaditos a nosotros los coches y ni una puerta ni nada que nos protegiese. Por suerte nadie se cayó y llegamos muy bien.
NO LE FALTA LA PUERTA, TODOS SON ASÍ
Ya en el hotel fuimos a despedirnos de la piscina en la que habíamos pasado tan buenos ratos. Después de un rato comenzó a llover, otra vez. Pues nada, recogemos los bártulos y nos fuimos a duchar en la ducha del gimnasio. Como seguía lloviendo nos pusimos en los sillones de recepción a jugar al uno. Nos habían dicho que nos recogerían a las 5:20 cual no sería nuestra sorpresa cuando aún no eran ni las 5 y ya estaban allí para recogernos. Sólo íbamos nosotros en la van, con un conductor y una guía. Como aún faltaba mucho rato para la salida del vuelo el conductor debió verse con ganas de improvisar. Nos metió por una carretera que venía señalizada como atajo al aeropuerto. No tenía nada que ver con la carretera por la que nos habían traído el primer día. Íbamos por unas carreteruchas estrechas rodeadas de casas. Vimos muchísimos búfalos de agua. Nos encontramos con los niños que salían del cole. Sorprende ver a un padre llevando a sus 3 hijos en la moto, otra señora llevaba 2 y uno de ellos debía tener muchas extraescolares que ya iba merendando en la moto ¡y no se le caía ni el zumo ni el bocata! Ahora no sé como se agarraría a su mami, no le quedaban manos.
Aun con el paseo turístico que hicimos llegamos con muchísima antelación nuestro vuelo no salía hasta las 20:35. La guía nos acompañó. Primero hay que pasar las maletas por un control en el que te ponen unas etiquetas verdes. De allí fuimos a facturar. Resulta que en la agencia se habían despistado y nos pusieron a los 4 en asientos separados para el vuelo a Madrid. Desde allí lo arreglaron y nos pusieron a los niños y a mí juntos y con ventanilla y mi marido al otro lado del pasillo. La guía no se separó de nosotros hasta que cruzamos el control de pasaportes. Fue muy atenta .
Ya en la sala de espera el aire acondicionado estaba fuertísimo. Aquello parecía el polo, estábamos esperando ver a los pingüinos. Cada persona se tapaba con lo que podía.
Fui a comprar agua para el viaje. Como contaba con no tener que comprar nada más, el resto de dinero que nos quedaba lo gastamos en chucherías, unos jabones con forma de flor etc. No me sobró ni un baht.
A la hora prevista embarcamos. Ya en el avión nos dieron un piscolabis. Una especie de pastel de pollo. Los niños no quisieron ni probarlo. Llegamos a Bangkok en un santiamén. Nos habían colocado una pegatina a cada uno para indicar que éramos pasajeros en tránsito. Con todo esto yo interpreté que al llegar nos pasarían directamente a la sala de espera del otro avión sin más trámites. Pues estaba muy equivocada. Después de pasillos kilométricos llegamos a una puerta que ponía pasajeros en tránsito. Al llegar allí, era otro control de equipaje. Nos hicieron tirar el agua que aún estaba precintada y que había comprado en el otro aeropuerto. ¡Menuda injusticia! ¿Dónde se creen que he comprado el agua si ya he pasado por los controles del otro aeropuerto? Lo peor es que ya no me quedaba ni un solo baht para comprar más agua y los niños tenían que cenar.
Ya sé que es una chorrada, pero pillé un cabreo monumental. Nos dirigimos a la puerta que nos habían indicado. Pasamos por una preciosa estatua dorada que imitaba a partes del Gran Palacio. Estaba tan enfadada que no saqué ni la cámara. Ahora me arrepiento. Justo al llegar al lugar indicado necesitábamos un baño. Preguntamos y nos dijeron que justo teníamos que retroceder sobre nuestros pasos como un km y bajar una planta. Ya lo que me faltaba. Fuimos lo encontramos y cuando regresamos ya habían abierto la puerta y allí mismo había baños cachis. Llegó el momento de prepararles unos sandwiches a los niños. Pues cuando todo tienes una mala racha. No había manera humana de abrir los paquetes del fiambre. Le pedí ayuda a las azafatas pensando que tendrían una tijera. Pues ellas tampoco tenían. Una muy amable logró abrir los paquetes con una grapa. No se me habría ocurrido en la vida. Preparamos los sándwiches y por suerte allí mismo había una máquina de agua mineral. Como yo tenía un baso en la mochila no hubo problema para poder cenar tranquilamente. A la hora indicada todos al avión.
AZAFATA CON TRAJE TRADICIONAL
Tuvimos la gran suerte de que el avión no iba lleno, así que pudimos estirar a D para que durmiese en 3 asientos y X en 2. Esta vez si que pudimos dormir. Sirvieron cena pero yo estaba tan dormida que ni me enteré. El vuelo esta vez no tuvo ninguna incidencia, nada de turbulencias. Hubo 2 detalles que no me gustaron. Al comenzar el vuelo le dieron a una niña que estaba junto a nosotros una maletita llena de chocolatinas, a mis hijos no les dieron nada. No se si su billete seria de una categoría superior, pero no queda bien. Luego ya casi llegando la azafata pasó repartiendo orquídeas. Pues nada a mí tampoco me tocaron ni a la ida ni a la vuelta . Realmente o que nos den a todos o que no le den a nadie, no queda bonito. Por la mañana nos dieron el desayuno y en un ratito ya maniobra de aterrizaje. El vuelo esta vez a los niños se les hizo corto. Cuando aterrizamos querían seguir jugando con las pantallitas.
Recogimos nuestras maletas sin más incidencias. Justo al llamar al parking para que nos viniesen a buscar dio la casualidad de que el bus estaba allí. En unos minutos ya estábamos en nuestro coche. Nos pusimos en marcha y después de 6 horas, fin del viaje