DRESDE I ✏️ Diarios de Viajes de AlemaniaA primera hora cogimos el tren hacia Dresde. Una vez más utilizamos el Sachsen ticket para viajar en tren regional, que en este caso tardaba 1:30 horas. Nos alojamos en el Ibis Dresden Bastei, con una ubicación estupenda, junto a la Estación de...Diario: ALEMANIA 2013: DESCUBRIENDO LA REGIÓN DE SAJONIA⭐ Puntos: 5 (45 Votos) Etapas: 7 Localización: AlemaniaA primera hora cogimos el tren hacia Dresde. Una vez más utilizamos el Sachsen ticket para viajar en tren regional, que en este caso tardaba 1:30 horas. Nos alojamos en el Ibis Dresden Bastei, con una ubicación estupenda, junto a la Estación de tren, y a 5 minutos del centro. Son hoteles grandes (y digo son, porque son 3, iguales por fuera y con distintos nombres), y las habitaciones están bien, aunque un poco antiguas. Creo que son una buena opción por el precio que se paga (45 euros). Dejamos las maletas y fuimos dirección centro. Lo primero con lo que nos topamos fue con la Kreuzkirche. Como todas las iglesias de la zona, cayó en los bombardeos de la II Guerra Mundial. Cuando la restauraron dejaron las paredes interiores con el cemento a la vista. Vimos un cartel que indicaba que los martes y jueves había 15 minutos de concierto de órgano gratuito, y como era jueves, nos lo apuntamos para más tarde. Muy cerca, hacia la derecha, se divisaba otra torre, así que nos dirigimos hacia allí. Resultó ser el Ayuntamiento, pero era lo único que se podía ver del edificio, pues lo demás estaba escondido tras los andamios. Continuamos hasta el Neumarkt, donde destaca la imponente Frauenkirche. Esta iglesia fue totalmente destruida en los bombardeos, y su reconstrucción no se terminó hasta 2005, utilizando piedra nueva y de la iglesia original (pueden verse piedras negras y claras). Hoy se ha convertido en uno de los símbolos de la ciudad y de la unificación alemana. Seguimos el paseo en la ciudad vieja, por el Albertinum, que alberga una colección de pintura moderna (la Galería de los Nuevos Maestros), la Academia de las Artes Gráficas de Dresde y la terraza Brühl, un gran balcón desde el que se divisa la orilla opuesta del Elba. Llegamos a Schlossplatz, la plaza del palacio, donde se encuentran algunos de los monumentos más importantes de la ciudad. En la adyacente Augustusstraße está el Desfile de los Príncipes (Fürstenzug), un impresionante mural de cerámica que representa a los reyes sajones a caballo. De nuevo en la plaza, atravesando la impresionante puerta Georgentor, llegamos a la “calle del palacio” (Schlossstraße), y entramos a verlo, una de las visitas que teníamos programadas en Dresde. Alberga varios museos, de los que destaca la Cámara Verde, la colección de tesoros de los reyes Sajonia. Compramos la entrada que permite visitar la Cámara Turca, la Armería y la Nueva Cámara Verde (10 euros). La otra parte de esta colección, la Histórica Cámara Verde, se visita con entrada aparte, que son 13 euros. Se supone que la Nueva Cámara Verde alberga los tesoros “menores”, pero a mí algunos me parecieron impresionantes, como el “diamante verde de Dresde”, de 41 quilates (el diamante verde más grande del mundo). Figuras talladas en cristal de roca, piezas increíbles de marfil, piedras preciosas en los más diversos objetos,… son algunos de los tesoros que se pueden ver. La Cámara Turca muestra una colección armas, armaduras y otros objetos decorados al estilo turco. En la época de los príncipes electores, esta decoración era sinónimo de lujo y distinción. Destaca una de las tiendas de campaña, supongo que para recibir visitas. La armería es una sala pequeña, con todo tipo de armaduras para desfiles, algunas de ellas decoradas hasta el extremo. Lo que más me llamó la atención fue la recreación de los combates de torneo, en los que los contendientes se situaban a ambos lados de una pared baja, por lo que llevaban alzas en sus zapatos para poder llegar bien al adversario (eso y que, a juzgar por el tamaño de las armaduras, parece que los sajones de la época eran bajitos). Este mismo sistema de combate con pared en medio también lo empleaban a caballo. No se podían hacer fotos en el interior de las salas, así que os dejo alguna de la web de los museos. La misma entrada permite subir a la torre del palacio. Son 222 escalones, pero la subida merece la pena. Es la torre más alta de Dresde y desde arriba las vistas de la ciudad son espectaculares. Desde lejos vimos el Yenidze, una antigua fábrica de tabaco que no parece tal, pues su aspecto asemeja al de una mezquita. Tuvimos la ocasión de verla más de cerca desde el tren que nos llevó al aeropuerto. En general, la visita al Palacio me pareció muy interesante y más que recomendable si se va con tiempo a Dresde. Se nos había hecho casi la hora, así que nos fuimos rápido a la Kreuzkirche para el concierto de órgano. En total interpretaron 3 piezas. Yo no soy muy fan de la música de órgano, la verdad. Considero que tiene mucha riqueza al poder tocar varias melodías y timbres a la vez, pero pierde en carácter al tener que alargar las notas, haciendo que se solapen unas con otras. Aun así no quería perder la oportunidad de escucharlo en un escenario como Dresde, donde tiene tanta tradición (todas las iglesias, por pequeñas que sean, tienen órganos impresionantes). Unas piezas me gustaron más que otras, y dudo que hubiera aguantado un concierto largo, pero he de decir que disfruté de la interpretación. A la salida ponen una hucha para contribuir con la iglesia. Después de esto nos fuimos a comer, y entramos en el NordSee que hay en el Altmakt Galerie. Un par de bocadillos de pescado y unas cervezas, y de postre, en una frutería, unas moras buenísimas y un yogur de fruta de estos muy espesos y con mucha grasa que tanto gustan por Alemania. Tras la comida, fuimos otra vez en dirección al río. Pasamos por el Zwinger, y nos asomamos al patio. No nos entretuvimos mucho, ya que la visita la teníamos planeada para el siguiente día que pasáramos en Dresde. Pero ya vi que la espectacular Puerta de la Corona estaba cubierta por andamios y me iba a quedar sin verla En la Theaterplatz vimos la Semperoper, la ópera de Dresde y la Hofkirche, la catedral católica. Tras unas vueltas al edificio (porque nos costó encontrar la entrada) visitamos el interior de la catedral. Es sencilla pero bonita, muy grande y, como las demás, reconstruida. Tras esta visita cruzamos el puente de Augustus dirección a la Ciudad Nueva. No teníamos intención de visitarla ese día, pero con la entrada al Palacio podíamos entrar también en la Sala Damasco en el Palacio Japonés y allá que fuimos. Y la verdad es que nos decepcionó mucho. Las fotos que anunciaban la exposición eran bonitas, pero la realidad era una sala muy pequeña con unos cuantos tapices un poco descoloridos, nada más. En mi opinión no merece la pena Ya que estábamos por la zona, dedicamos la tarde a recorrerla un poco. Entramos en la Dreikönigkirche, la Iglesia de los Reyes Magos, que se ve desde lejos gracias a su torre de 100 metros. De su interior solo se conserva el altar y un mural llamado “La Danza Macabra”. Después fuimos al Neustadt Market Hall, el mercado. El edificio es bonito y dentro hay diferentes tiendas. Nosotros aprovechamos para comprar agua en el supermercado y algunas especias que no encontramos fácilmente por aquí. Volviendo al río, pasamos por el “Jinete Dorado”, la estatua de Augusto el fuerte. Estuvimos paseando por la zona, por algunos de los monumentos que se veían desde la Terraza Brühl, que resultaron ser ministerios y edificios administrativos. La orilla del río estaba cubierta de césped, e invitaba a sentarse a descansar y disfrutar de las vistas del casco antiguo de Dresde y del río. Y como después de tanto paseo nos estaba entrando hambre, decidimos volver al mercado y comprar algo de comida y unas cervezas para cenar junto al río. No fuimos los únicos, poco a poco el espacio se llenó de gente (parejas, grupos de amigos, personas solas, padres con niños,…) que iban allí a tomarse su cerveza y a comer algo, aprovechando el fresquito de la caída de la tarde, después de un día de bochorno. La verdad es que allí se estaba de maravilla y la cena nos sentó genial. En mi opinión, el mejor rincón de Dresde y el “restaurante” con mejores vistas de la ciudad Ya camino al hotel, en los arcos del Georgentor, una chica cantaba e interpretaba ópera, y lo hacía bastante bien. En mi ciudad los artistas callejeros no tienen tanto glamour . Índice del Diario: ALEMANIA 2013: DESCUBRIENDO LA REGIÓN DE SAJONIA
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