Enfrente de la parada del vaporetto de Sant’Angelo hay un bonito y no muy ostentoso palacio del XV con fachada rosa: el Palazzo Pisani-Moretta.
Sobre las 9 de la mañana cogimos la línea 1 desde esta parada con destino a la de San Zaccaria. Éramos conscientes de que estábamos realizando nuestros últimos paseos por el Canal Grande, desde Sant’Angelo a San Zaccaria por el sur, y más tarde desde Sant’Angelo a Ferrovia por el norte. De manera que íbamos sacando las últimas tomas de los palacios: Loredan,
Contarini dal Zaffo,
Barbárigo,
Venier dei Leoni (Colección Peggy Guggenheim),
Ca’ Dario (el de la leyenda negra de sus dueños),
Salviati...
Con sus bonitos balcones, el Contarini-Fasan pasa por ser la Casa de Desdémona, protagonista de la obra shakesperiana Otelo, el moro de Venecia, basada en otra de las historias de los típicos celos morunos.
Después de San Marco y antes de nuestra parada, pudimos también contemplar por última vez el hotel Danieli.
San Zaccaria
Por la Riva degli Schiavoni cruzamos un puente en sentido opuesto a la Piazza San Marco y nos metimos por la segunda calle a la izquierda (Sotoportego e Calle di San Zaccaria) para visitar la iglesia de San Zaccaria. Tiene una bonita fachada. En el interior otra buena obra de Giovanni Bellini, Virgen con el Niño y Santos.
Por la Riva degli Schiavoni cruzamos un puente en sentido opuesto a la Piazza San Marco y nos metimos por la segunda calle a la izquierda (Sotoportego e Calle di San Zaccaria) para visitar la iglesia de San Zaccaria. Tiene una bonita fachada. En el interior otra buena obra de Giovanni Bellini, Virgen con el Niño y Santos.
Riva degli Schiavoni
Volvimos por la Riva degli Schiavoni pasando por un costado de la estatua ecuestre de Vittorio Emanuele II.
Volvimos por la Riva degli Schiavoni pasando por un costado de la estatua ecuestre de Vittorio Emanuele II.
También pasamos por delante de la iglesia de La Pietà, la iglesia de Vivaldi y que se suele abrir para dar alguno de sus conciertos, por lo que estaba cerrada. Se dice que aún hoy, en las noches de viento suave, su espíritu suspendido a media altura sobre la corriente se consuela escribiendo sobre las aguas las notas de música que siempre sintió dentro de sí, pero que nadie podrá escuchar jamás, porque el diablo se lo impidió.
Pasamos un puente y nos metimos por la primera calle a la izquierda (Calle del Dose) para ver la fachada de San Giovanni in Bragora. No os perdéis nada si no la veis. En el Campo de esta iglesia, en la Calle della Morte, eran ajusticiados, según la tradición, los condenados “no oficiales”, es decir las personas consideradas “incómodas” por los miembros del Consejo de los Diez.
Arsenale
Volvimos otra vez a Riva degli Schiavoni, pasamos otro puente y torcimos por la primera a la izquierda (Calle dei Forni) y siguiendo más o menos recto (por esas callejuelas no existe la línea recta), por una zona con cierto sabor popular, llegamos a la entrada principal del Arsenale, el astillero mayor del mundo en el s. XVI, que era capaz de fabricar una galera en 24 horas, pero fue destruido por Napoleón después de su decadencia y hoy está abandonado y cerrado al público en su mayor parte. Las torres son del XVI, la época gloriosa de mayor apogeo naval.
Arsenale
Volvimos otra vez a Riva degli Schiavoni, pasamos otro puente y torcimos por la primera a la izquierda (Calle dei Forni) y siguiendo más o menos recto (por esas callejuelas no existe la línea recta), por una zona con cierto sabor popular, llegamos a la entrada principal del Arsenale, el astillero mayor del mundo en el s. XVI, que era capaz de fabricar una galera en 24 horas, pero fue destruido por Napoleón después de su decadencia y hoy está abandonado y cerrado al público en su mayor parte. Las torres son del XVI, la época gloriosa de mayor apogeo naval.
El portalón de entrada de la izquierda es la primera construcción renacentista veneciana (1460), posteriormente reconvertida en monumento conmemorativo de la victoria de la batalla de Lepanto (1571). De la misma época son también las dos victorias aladas y la estatua de Santa Giustina del frontón. Después de cien años se construyó la terraza con sus ocho estatuas de divinidades paganas de la balaustrada. El evangelio que el león de San Marco lleva entre sus patas se solía representar cerrado en tiempos de guerra, porque no podían pronunciarse palabras de paz durante en esos momentos. Cuando está abierto la inscripción pone: “Pax tibi Marce evangelista mevs” (La paz sea contigo, Marcos, mi evangelista). Los dos leones que están a ambos lados de la balaustrada, provenientes del Pireo (1692) donde figuraban como guardianes de la entrada del puerto de Atenas, tienen varias inscripciones rúnicas, hoy casi totalmente ilegibles.
Los dos leones más pequeños de la derecha, en particular el más cercano a la entrada, proviene de la reconquista de Corfú (1716). La estatua se encontraba con anterioridad al frente de la terraza de la isla griega de Delos junto con otros leones (siglo VI a.C.). En 1719 fueron encontrados muy cerca del portal los cuerpos de dos marineros que parecían haber sido destrozados por una fiera y no por la tempestad. Seis días más tarde, también después de una noche de tempestad, fue hallado otro cuerpo desgarrado, el de Jacopo Zanchi, un joven veneciano, con lo que se levantó una ola de pánico. Un joven capitán de la marina, Giustiniani, investigador de los delitos, escuchó gritos que provenían de una calle. La mujer de Zanchi, Giovanna, que ocasionalmente ejercía de prostituta, estaba acusando de asesino a un tal “Fosco” o “Foscaro”, viejo usurero, que se encontraba en una casa. El hombre la increpó presagiándole que se le iban a bajar los humos cuando volviese a haber una noche de tempestad, lo que hizo levantar sospechas a Giustiniani. Pero el viejo decrépito no salía nunca de su domicilio. La siguiente noche de borrasca Giustiniani se puso a vigilar a poca distancia del portal del Arsenale. Un arco de fuego proveniente de las casas cercanas hizo aparecer al viejo delante de la estatua del león sentado. Paralizó a los guardas con un hechizo. Posando su dedo sobre las inscripciones del león, las pronunció en voz alta. Un relámpago que salió de un globo luminoso sobre el portal golpeó al león sentado que se transformó en un animal gigantesco. Giovanna, acompañada de otra prostituta, Jolanda, apareció por la esquina del canal. Otro relámpago golpeaba al otro león que, bajando del pedestal, atacó a una de las mujeres. Giustiniani desenvainó la espada mientras un nuevo relámpago golpeaba al tercer león. El primer león había descuartizado el cuerpo de Jolanda, mientras el segundo iba a atacar a Giovanna. En ese momento, Giustiniani le clavó la espada al viejo. Se oyó un rugido pavoroso, se vio un fuerte relámpago y el silencio volvió a reinar. Del viejo no había ni rastro, sólo un corazón de piedra al lado de la espada: el viejo transformaba la piedra en seres vivos mediante su corazón pétreo. Los leones estaban inmóviles, salvo la cabeza aún viva del tercero que rugía en su cuerpo de piedra. Giustiniani seccionó la cabeza de la estatua que, en lugar de caer, se elevó dos metros y estalló emitiendo un último rugido, proyectando una sustancia negruzca. Las investigaciones siguientes revelaron que el viejo era un hechicero que había sido estafado por el joven Zanchi. Había ideado esta venganza diabólica e involucrado a dos inocentes con objeto de desviar las averiguaciones y vivir tranquilo en Venecia. Giovanna no consiguió nunca borrar las imágenes de aquella noche: su mente no resistió y terminó su vida en un manicomio. Por lo que respecta al tercer león, la cabeza que faltaba fue reemplazada por otra, como se puede comprobar hoy fácilmente.
Después de pararnos frente a la entrada del Arsenale fuimos hacia la izquierda, cruzamos el Ponte Storto, uno de tantos “stortos” que hay en Venecia, es decir, que no son rectos en el sentido de que las escaleras de ambos lados no están en línea recta, aunque el puente no esté literalmente torcido, y llegamos al Campo San Martino. En esta plaza vivía, entre los siglos XV y XVI un nigromante que practicaba artes maléficas y del que se decía que había vendido su alma al diablo. Una noche se encontró envuelto en la oscuridad total y le pidió al diablo una antorcha, con la que pudo llegar a su casa sin problemas. La guardó en un cajón para utilizarla en ocasiones sucesivas. Pero a la mañana siguiente, su criada la encontró con el brazo de un muerto todo quemado. La criada llamó al hombre y este se partió de risa ya que se trataba de una de tantas bromas que le gastaba el diablo.
No nos acercamos (quedará para la próxima vez) a ver el Museo Storico Navale, que ilustra la historia naval de Venecia, con maquetas del XVII, frisos de famosas galeras antiguas, armas de fuego, vestidos, gallardetes de las regatas del XIX, elaborados ferros de las góndolas del XVI, sombreros de gondoleros de familias nobles, torpedos humanos de la II Guerra Mundial, una de las góndolas más antiguas y, sobre todo, una maqueta del Bucintoro, barcaza ceremonial del dux.
Tomamos la segunda calle a la izquierda (Calle del Pestrín), la siguiente a la derecha (Calle dei Corazzieri) y la siguiente a la izquierda (Salizzada del Pignater). A pocos metros se encuentra el Sotoportego dei Preti. Al meterse por él y mirar hacia arriba, se pueden observar numerosos arcos pequeños que unen los dos edificios a cada uno de los lados de la calle, costumbre veneciana que indica que las casas, tanto por un lado como por el otro, pertenecían al mismo propietario o a familias emparentadas. El corazón empotrado en la parte superior del arco es un amuleto: si dos enamorados lo tocan al mismo tiempo, su amor durará eternamente. Y si lo toca una persona sola, su deseo de amor se realizará antes de un año. El corazón no se encuentra aquí por casualidad, fue colocado en recuerdo de la historia de Orio y Melusina, en el lugar que estaba originariamente su casa. En la época de los orígenes de Venecia, Orio, un joven pescador de Malamocco (Lido), al echar sus redes al mar pescó una hermosa sirena, Melusina, de la que se enamoró perdidamente, a la que iba a visitar cada noche a la playa y ella le llenaba de peces sus redes por la mañana. Le prometió casarse con él con la condición de que no la fuese a visitar las noches de los sábados. Pero al tercer sábado el pescador fue a verla y después de esperar por ella, salió una gran serpiente del mar que se deslizó entre sus pies ante el susto del pescador. Al pararse al descansar, la voz de Melusina le explicó que era ella, víctima de un maleficio. Total que se acaban casando y viven felices con una numerosa familia. Pero Melusina enfermó gravemente y después murió. Orio quedó solo y con importantes responsabilidades familiares, aunque ya desde el segundo día apreció que su casa estaba siempre limpia y sus hijos bien cuidados. Pensaba que su vecina, a escondidas, le ayudaba en sus labores domésticas. Pero un sábado por la mañana se encontró con una gran serpiente en su cocina y le cortó la cabeza para que no hiciera daño a sus pequeños. A partir de ese momento, la casa y los hijos quedaron descuidados, de manera que comprendió que la serpiente era Melusina que venía las noches de los sábados a cuidar de su casa y de sus hijos.
Scuola di San Giorgio degli Schiavoni
Después tomamos la siguiente a la derecha de la Salizzada del Pignater (Salizzada Sant’Antonin) y por último a la derecha por Fondamenta dei Furlani. Aquí está la Scuola de San Giorgio degli Schiavoni, con algunas de las mejores pinturas de Carpaccio (1502-1508) de las vidas de san Jorge, san Trifón y san Jerónimo que destacan por su colorido, minuciosidad y reflejo histórico de la vida veneciana (San Jorge y el dragón, San Jerónimo llevando el león domado al monasterio y La visión de san Jerónimo), pero no entramos porque a mi mujer no le entusiasma especialmente Carpaccio. Una pena.
Después de pararnos frente a la entrada del Arsenale fuimos hacia la izquierda, cruzamos el Ponte Storto, uno de tantos “stortos” que hay en Venecia, es decir, que no son rectos en el sentido de que las escaleras de ambos lados no están en línea recta, aunque el puente no esté literalmente torcido, y llegamos al Campo San Martino. En esta plaza vivía, entre los siglos XV y XVI un nigromante que practicaba artes maléficas y del que se decía que había vendido su alma al diablo. Una noche se encontró envuelto en la oscuridad total y le pidió al diablo una antorcha, con la que pudo llegar a su casa sin problemas. La guardó en un cajón para utilizarla en ocasiones sucesivas. Pero a la mañana siguiente, su criada la encontró con el brazo de un muerto todo quemado. La criada llamó al hombre y este se partió de risa ya que se trataba de una de tantas bromas que le gastaba el diablo.
No nos acercamos (quedará para la próxima vez) a ver el Museo Storico Navale, que ilustra la historia naval de Venecia, con maquetas del XVII, frisos de famosas galeras antiguas, armas de fuego, vestidos, gallardetes de las regatas del XIX, elaborados ferros de las góndolas del XVI, sombreros de gondoleros de familias nobles, torpedos humanos de la II Guerra Mundial, una de las góndolas más antiguas y, sobre todo, una maqueta del Bucintoro, barcaza ceremonial del dux.
Tomamos la segunda calle a la izquierda (Calle del Pestrín), la siguiente a la derecha (Calle dei Corazzieri) y la siguiente a la izquierda (Salizzada del Pignater). A pocos metros se encuentra el Sotoportego dei Preti. Al meterse por él y mirar hacia arriba, se pueden observar numerosos arcos pequeños que unen los dos edificios a cada uno de los lados de la calle, costumbre veneciana que indica que las casas, tanto por un lado como por el otro, pertenecían al mismo propietario o a familias emparentadas. El corazón empotrado en la parte superior del arco es un amuleto: si dos enamorados lo tocan al mismo tiempo, su amor durará eternamente. Y si lo toca una persona sola, su deseo de amor se realizará antes de un año. El corazón no se encuentra aquí por casualidad, fue colocado en recuerdo de la historia de Orio y Melusina, en el lugar que estaba originariamente su casa. En la época de los orígenes de Venecia, Orio, un joven pescador de Malamocco (Lido), al echar sus redes al mar pescó una hermosa sirena, Melusina, de la que se enamoró perdidamente, a la que iba a visitar cada noche a la playa y ella le llenaba de peces sus redes por la mañana. Le prometió casarse con él con la condición de que no la fuese a visitar las noches de los sábados. Pero al tercer sábado el pescador fue a verla y después de esperar por ella, salió una gran serpiente del mar que se deslizó entre sus pies ante el susto del pescador. Al pararse al descansar, la voz de Melusina le explicó que era ella, víctima de un maleficio. Total que se acaban casando y viven felices con una numerosa familia. Pero Melusina enfermó gravemente y después murió. Orio quedó solo y con importantes responsabilidades familiares, aunque ya desde el segundo día apreció que su casa estaba siempre limpia y sus hijos bien cuidados. Pensaba que su vecina, a escondidas, le ayudaba en sus labores domésticas. Pero un sábado por la mañana se encontró con una gran serpiente en su cocina y le cortó la cabeza para que no hiciera daño a sus pequeños. A partir de ese momento, la casa y los hijos quedaron descuidados, de manera que comprendió que la serpiente era Melusina que venía las noches de los sábados a cuidar de su casa y de sus hijos.
Scuola di San Giorgio degli Schiavoni
Después tomamos la siguiente a la derecha de la Salizzada del Pignater (Salizzada Sant’Antonin) y por último a la derecha por Fondamenta dei Furlani. Aquí está la Scuola de San Giorgio degli Schiavoni, con algunas de las mejores pinturas de Carpaccio (1502-1508) de las vidas de san Jorge, san Trifón y san Jerónimo que destacan por su colorido, minuciosidad y reflejo histórico de la vida veneciana (San Jorge y el dragón, San Jerónimo llevando el león domado al monasterio y La visión de san Jerónimo), pero no entramos porque a mi mujer no le entusiasma especialmente Carpaccio. Una pena.
Así que cruzamos el puente y seguimos por la Calle Lion. Desde el puente que cruza el Rio di San Lorenzo se ve San Giorgio dei Greci con su inclinado campanile.
Campo Santa Maria Formosa
Cruzado el puente seguimos la Calle dei Preti, doblamos a la derecha por Fondamenta di San Severo, cruzamos el puente a la izquierda recorriendo la Salizzada Zorzi, tomando a la derecha por Calle Corte Rotta y Ruga Giuffa hasta llegar al Campo Santa Maria Formosa, uno de los campi más típicos de Venecia con sus puestos de frutas y verduras, flanqueado de algunos palacios interesantes y el ábside de Santa Maria Formosa, a la que entramos pero no tiene gran cosa que ver.
Cruzado el puente seguimos la Calle dei Preti, doblamos a la derecha por Fondamenta di San Severo, cruzamos el puente a la izquierda recorriendo la Salizzada Zorzi, tomando a la derecha por Calle Corte Rotta y Ruga Giuffa hasta llegar al Campo Santa Maria Formosa, uno de los campi más típicos de Venecia con sus puestos de frutas y verduras, flanqueado de algunos palacios interesantes y el ábside de Santa Maria Formosa, a la que entramos pero no tiene gran cosa que ver.
Realmente, salvo este campo, San Zaccaria, la puerta y torres del Arsenale y, por supuesto, la iglesia de Santi Giovanni e Paolo que vimos el domingo anterior, el resto de la zona que visitamos del distrito de Castello nos pareció lo menos interesante de Venecia.