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Aún con el buen sabor de boca que nos había dejado la aventura de las catacumbas de San Pedro no necesitamos mucho tiempo para pensar en la siguiente visita: Las catacumbas de Santa Ágata. Cruzando la plaza de la catedral, por la calle opuesta a esta se llega a ellas, hay carteles que indican hasta la entrada.
Esta visita no es como la anterior, aquí se entra en grupo y con guía, no hay opción. Tampoco hay horarios fijos, según se llena. Nosotros llegamos y no se si estaba a punto de salir o lo completamos, pero sacamos la entrada y para abajo. Esto es llegar y besar el santo, la santa en este caso
entrada creo recordar 5euros. No estan permitidas las fotos.
El guía era un chico joven que nos dio unas explicaciones básicas en inglés que hasta nosotros pudimos entender. Santa Ágata, que nosotros conocemos como Santa Águeda fue una chica joven especialmente bella que enamoró al gobernador de Sicilia allá por mediados del siglo III. Se refugió en la isla, concretamente en la capilla que se visita. Pero la pillaron y fue martirizada de la forma que todos conocemos, comiendo sus reliquias una vez al año en su memoria.
Las catacumbas tienen en total una longitud de 4100 metros con nichos cavados en la globerina que datan del siglo I, por tanto de los primeros cristianos. Un mapa cómo es el complejo subterráneo, un auténtico laberinto.
La primera visita es la cripta, donde se muestra el plato redondeado donde se servían los manjares en honor del fallecido, mientras se celebraba una eucaristía. Posteriormente la iglesia prohibió estos banquetes. Se muestran también los frescos, muy deteriorados que muestran inscripciones en griego.
De allí se recorre un camino a través de las catacumbas hasta llegar a la capilla. Aquí en los nichos estan los esqueletos completos de los fallecidos, alucinante. Le preguntamos al guía si eran de verdad, a lo que contestó “sure”. Luego insistió en que los tocáramos. Acaricié la calavera de una de ellas, que cosa me dió. Nadie mas se atrevió.
En la capilla, considerada la mas antigua de Malta se puede ver el altar semicircular con un fresco que data del siglo IV. Aquí la explicación se nos hizo muy difícil, menos mal que llevábamos la chuleta del explicativo que dan con la entrada. Se supone que la figura central es Cristo desplegando su amor por el mundo. Las flores la vida eterna
Ahí acaba la visita a las catacumbas pero la entrada da derecho a visitar el museo. Bastante heterogéneo no es nada del otro mundo pero puede ser interesante para personas aficionadas a la numismática porque hay una interesante colección de monedas romanas, griegas, cartaginenses.
Colección de alfarería con un par de pequeñas ánforas griegas bastante chulas y un antiguo vaso de plástico que no esta datado (¿
?)
Y por último una extensa colección de minerales de todo el mundo que hará las delicias de los piedrófilos.
Aquí nos dimos cuenta del cansancio que llevábamos acumulado encima de todo el día, que se empezó a repartir por todo el cuerpo a medida que volvíamos a la parada de los buses. Una vez allí con un cielo muy gris encima de nosotros llegó la disyuntiva. “¿nos vamos para el hostal o recorremos un poquito de Mdina?”
Elegimos la segunda con cierta desgana, poniéndonos como incentivo tomar un cafecito en alguna terracita o bar para descansar un poco y templar un poco el cuerpo. Entramos en una curiosa iglesia ovalada, sus callejuelas silenciosas y nos dimos una vuelta rápida por las murallas para apreciar las vistas y comprender rápidamente lo estratégico de este lugar.
Y ya no nos dio el cuerpo para mas, volvimos a la estación de buses que esta entre Mdina y Rabat con la suerte de que llegaba el bus, subir y salir para La valeta.
Como no tomamos café en Mdina porque ningún lugar nos gustó lo hicimos en frente de La Cocatedral, para disfrutar de la tranquilidad del lugar y ver sobre su fachada el atardecer antes de afrontar ese duro golpe que es hacer la maleta y asumir que elviaje esta tocando a su fin. La calma del momento la interrumpió de repente un curioso toro y un séquito de capeadores que con una bandera de España a modo de capote nos regalaron a los 4 turistas que estábamos en la terraza un surrealista show de cómo celebramos en nuestro pais una despedida de soltero, acompañado por si quedaba alguna duda del cántico “yo soy español, español, español!!” He de confesar que sentimos un poquito de vergüenza ajena.
Encargamos para llevar unos nuggets en el BERTS e hicimos las maletas.
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