Hemos desayunado fatal en el hotel. Se nota que no llegan los suministros. Solo había embutidos blandos tipo mortadela, zumos de bote, pan de molde y mantequilla. El café no es que fuera flojo, es que era de color miel-transparente. No creo que les costara mucho poner unos bizcochos o galletas... en fin...
Dejamos atrás Noruega y nos adentramos en la Laponia finlandesa.

En los pequeños pueblos encontramos estas iglesias de madera, algunas semiocultas en los bosques de abetos y abedules. Son centenarias y en su interior se respiraba tranquilidad.
Laponia es una palabra que designa una región compartida por 4 paises (Noruega, Suecia, Finlandia y Rusia) que no debemos confundir con el término Sami.
Los samis son un pueblo que goza de un status especial en 3 de los 4 países citados anteriormente y a los cuales no les gusta mucho que les llamen lapones. La palabra escandinava lapp vendría a significa harapo o trapo viejo.

Es una etnia autóctona de la zona que se cree llegaron aquí hace más de 10.000 años. Cristianizados y occidentalizados a la fuerza, durante muchos años ha estado bajo la amenaza de extinción por su modo de vida nómada.
Tienen concedido el derecho al pastoreo itinerante de los renos en exclusiva y algunas leyes particularmente adaptadas.
Su piel es blanca, con ojos rasgados y mayoritariamente son de cabello castaño. La ropa tradicional es colorida, principalmente azul y roja, como su bandera.
En la población de Karasjok, aun en Noruega, encontramos una recreación de un poblado sami y una exposición sobre esta etnia.
La vida del pueblo sami ha girado siempre en torno al reno. Este animal, genéticamente parecido a la vaca, es su principal sustento; se alimentan de su carne, consumen su leche y derivados y de su piel se visten y calzan.

La vivienda tradicional es la kota, desmontable y manejable, es muy parecida a las viviendas tipi de los indios de América del Norte.

El verano es la época de trabajo (hay que aprovisionarse) y el invierno es la época de los asuntos sociales, se tratan los problemas, se relacionan con otras tribus, se celebran fiestas y se trabajan las pieles de reno para su posterior utilización.
Este modo de vida tradicional también se ha visto "afectado" por los tiempos modernos, siendo habitual el uso de teléfonos móviles, motos de nieve e incluso localización por GPS de algún rebaño.
Aprovecho este último pueblo que visitaremos en Noruega para cambiar las últimas coronas por euros.
Ya en Finlandia hemos llegado a la población de Saariselka, al sur de del lago Ivalo. Es una localidad orientada al turismo de montaña, esquiadores y senderistas.
El hotel se llama Tunturi. www.tunturihotelli.fi/en y lo componen un edificio principal y varios anexos con apartamentos y estudios.

Nuestro estudio es grande y todo de madera pero lo más destacado es el lugar en el que estamos.
- Qué lugar tan bonito! - le comento a nuestra guía.
- Me alegra muchísimo que me lo digas, soy finlandesa. Cuando la gente viene aquí después de visitar Noruega no suele apreciarlo.
De camino al restaurante para cenar vemos ardillas por todas partes. Para cenar tenemos un buffet compuesto de sopa, puré de patatas, albondigas de reno y empanada de carne. Nos pedimos unas cervezas local que se llama Lapin Kulta que vale 4€
- Qué barato!!! una tercera parte de su precio en Noruega!!!!
Tanto es así que nos tomamos 2 rondas con los italianos y la guía y nos quedamos conversando un buen rato antes de irnos a dormir.
Satu, la guía, nos explicó que al final de la Segunda Guerra Mundial y en lo que se vino a llamar la Guerra de Laponia o Guerra de Invierno, Finlandia, país co-beligerante que había favorecido en un principio a la Alemania de Hitler, perdió a manos de los rusos los territorios que están justo al este de donde estamos.
Desde aquí hasta la ciudad portuaria de Murmarsk tenían una franja de terreno que les permitía el acceso al mar de Barents que se cedió al firmar la paz con la Unión Soviética. En este puerto, libre de hielo todo el año, es donde está la sede de la flota nuclear rusa. también se perdieron la zona de Karelia y las islas orientales del golfo de Finlandia.

Otra de las condiciones de la negociación de paz fue la demanda soviética de expulsar a los alemanes de su territorio.
La ciudad de Rovaniemi fue reducida a cenizas y más de 100.000 personas (1/3 de la población de la zona) se convirtieron en refugiados
Nos hemos levantado pronto para dar una vuelta por la tundra antes de ponernos en ruta.
Hay una colina a una media hora andando donde pastan los renos en libertad. Es precioso ver a algunas crías aún dormitando en el regazo de sus madres.

No hay nadie más que nosotros y los animales. Nos han recomendado no apartarnos del camino principal ya que se han dado casos de ataques por osos (estamos más allá del círculo polar).