Dejamos los Alpes para volver a donde empezamos: Ginebra. Pero primero tenemos algunas paradas más que hacer por el camino.
Pensábamos que el GPS nos llevaría hasta Berna y luego por la autopista, pero nos hace desviarnos antes y nos lleva por carretera por la región de Simmental. El camino es más directo pero se tarda más por las carreteras, así que finalmente de tiempo era prácticamente lo mismo por los dos caminos. Lo bueno es que por este camino aún podemos seguir viendo paisajes bonitos e incluso pasamos un puerto de montaña, así que al final la elección del GPS no estuvo mal.
Llegamos a Broc y vamos directamente a la fábrica de chocolates Cailler. Ya sabíamos que no íbamos con tiempo de sobra, así que decidimos no hacer la visita y centrarnos en la compra de chocolate. Si vais a comprar bastante y os queda de paso merece la pena ir hasta la fábrica, allí encontraréis todos los chocolates de la marca Cailler que se fabrican (para los amantes del chocolate es para volverse loco!) y aunque el precio de la tableta es más o menos el mismo que en las tiendas sí que tienen promociones de 4x3 o 6x5 dependiendo del tipo de chocolate. Había prometido chocolate Suizo a mucha gente así que me vino genial el ahorro en las tabletas, ya que sacamos unas cuantas gratis.
Pensábamos que el GPS nos llevaría hasta Berna y luego por la autopista, pero nos hace desviarnos antes y nos lleva por carretera por la región de Simmental. El camino es más directo pero se tarda más por las carreteras, así que finalmente de tiempo era prácticamente lo mismo por los dos caminos. Lo bueno es que por este camino aún podemos seguir viendo paisajes bonitos e incluso pasamos un puerto de montaña, así que al final la elección del GPS no estuvo mal.
Llegamos a Broc y vamos directamente a la fábrica de chocolates Cailler. Ya sabíamos que no íbamos con tiempo de sobra, así que decidimos no hacer la visita y centrarnos en la compra de chocolate. Si vais a comprar bastante y os queda de paso merece la pena ir hasta la fábrica, allí encontraréis todos los chocolates de la marca Cailler que se fabrican (para los amantes del chocolate es para volverse loco!) y aunque el precio de la tableta es más o menos el mismo que en las tiendas sí que tienen promociones de 4x3 o 6x5 dependiendo del tipo de chocolate. Había prometido chocolate Suizo a mucha gente así que me vino genial el ahorro en las tabletas, ya que sacamos unas cuantas gratis.
La segunda parada la haremos en Gruyeres. Aquí hay que dejar el coche fuera de las murallas y hay varios parkings, intentad llegar hasta el más cercano al pueblo, si está completo habrá una persona avisando en el parking anterior y podréis aparcar en ese, nosotros lo dejamos en el segundo.
Gruyeres es muy pequeñito y tiene poco más que una calle principal y alguna callejuela más, pero es realmente muy bonito, muy pintoresco.
Gruyeres es muy pequeñito y tiene poco más que una calle principal y alguna callejuela más, pero es realmente muy bonito, muy pintoresco.
Primero nos acercamos al famoso "bar de Alien" que en realidad es un Giger Bar, diseñado por el artista gráfico H.R.Giger, que ha hecho entre otras muchas cosas, los diseños de la peli de Alien. Allí hacemos nuestro momento friki tomándonos unas coca-colas.
Justo enfrente del bar está el museo, la entrada cuesta12CHF y no se pueden hacer fotos dentro. Razones por las que decidimos no entrar.
Seguimos un poco más adelante y nos encontramos con el castillo de Gruyeres. En la fábrica de chocolate Cailler encontramos unos folletos para poder entrar al castillo al precio de entrada reducida, así que lo usamos y nos ahorramos algún franco.
La visita a castillo es entretenida ya que en varias salas hay exposiciones temporales y esta vez había una muy divertida de, yo lo llamaría, arte absurdo, de unos hermanos suizos: Plonk & Replonk, con la que nos divertimos mucho.
Seguimos un poco más adelante y nos encontramos con el castillo de Gruyeres. En la fábrica de chocolate Cailler encontramos unos folletos para poder entrar al castillo al precio de entrada reducida, así que lo usamos y nos ahorramos algún franco.
La visita a castillo es entretenida ya que en varias salas hay exposiciones temporales y esta vez había una muy divertida de, yo lo llamaría, arte absurdo, de unos hermanos suizos: Plonk & Replonk, con la que nos divertimos mucho.
Los jardines son también preciosos aunque pequeñitos y la vista desde allí también merecía la pena. Aprovechamos para comer un bocadillo que luego no tendríamos tiempo.
Después del castillo volvimos por la misma calle hasta el final del pueblo donde nos compramos un buen trozo de queso gruyere, por supuesto! Te lo dan al vacío así puedes transportarlo en la maleta sin problema.
Con chocolate y queso comprados seguimos camino hasta Annecy, ya en Francia, pasando (sin parar) por Ginebra, que es el camino más rápido. Cuidado al salir de Suiza si vais con GPS: como en Suiza se puede ir por las autopistas con la vignete teníamos puesto en el GPS las rutas con peaje activadas, al salir de Suiza y entrar a Francia no lo cambiamos e hicimos el camino por autopista de peaje donde si tuvimos que pagar jejeje.
Teníamos reservado un hotel en las afueras que cumplió su cometido y fue lo suficiente para pasar la noche. Dejamos allí nuestras cosas y nos vamos a la ciudad. Hay varios sitios donde con un poco de suerte se puede aparcar sin pagar, aunque suelen estar bastante llenos.
Vamos paseando por la orilla de lago, era un día veraniego y la gente parecía aprovecharlo, tanto haciendo un picnic como haciendo deporte o simplemente paseando. Da una sensación de tranquilidad y de relax a pesar de lo turístico que es el pueblo.
Con chocolate y queso comprados seguimos camino hasta Annecy, ya en Francia, pasando (sin parar) por Ginebra, que es el camino más rápido. Cuidado al salir de Suiza si vais con GPS: como en Suiza se puede ir por las autopistas con la vignete teníamos puesto en el GPS las rutas con peaje activadas, al salir de Suiza y entrar a Francia no lo cambiamos e hicimos el camino por autopista de peaje donde si tuvimos que pagar jejeje.
Teníamos reservado un hotel en las afueras que cumplió su cometido y fue lo suficiente para pasar la noche. Dejamos allí nuestras cosas y nos vamos a la ciudad. Hay varios sitios donde con un poco de suerte se puede aparcar sin pagar, aunque suelen estar bastante llenos.
Vamos paseando por la orilla de lago, era un día veraniego y la gente parecía aprovecharlo, tanto haciendo un picnic como haciendo deporte o simplemente paseando. Da una sensación de tranquilidad y de relax a pesar de lo turístico que es el pueblo.
Llegamos a la parte antigua del pueblo y una de las primeras cosas que te encuentras es el precioso Palacio de l'isle, que como su nombre indica claramente, está ubicado en una isla en el centro del canal Thiou. Construido en 1132 tuvo varias funciones a lo largo de los años, desde residencia del Señor de Annecy hasta prisión en varios momentos de la historia pasando por casa de la moneda o palacio de justicia. Pero lo que más ilusión nos hacía de este palacio es que lo tuvimos como fondo de móvil durante un tiempo sin saber dónde estaba, así que fue muy gratificante verlo en persona después de tanto tiempo.
El resto de la ciudad no se queda atrás, pasear por sus calles es una delicia y nos dedicamos solo a disfrutar del paseo por el casco antiguo con sus canales y por el lago. Finalmente cenamos en un terracita al lado de un canal mientras iba cayendo la noche, y después de hacer unas cuantas fotos más al Palacio de l'isle iluminado nos fuimos dando un paseo nocturno por el lago hasta el sitio donde teníamos aparcado el coche mientras salía la luna sobre las montañas, que mejor forma de acabar el día?