Nos levantamos temprano. Inspeccionamos las duchas y la impresión es satisfactoria. Después de desayunar cogemos los mismos autobuses del día anterior que nos llevan hasta el centro para allí tomar otro que nos deja en el punto de partida de la ruta que escogimos para realizar hoy.
En la oficina de turismo nos proporcionaron el día anterior un folleto muy completo en el que aparecen un montón de caminatas, clasificadas por duración, dificultad, distancia, interés, etc. Pues bien, nosotros inocentemente nos dejamos aconsejar por la chica de la oficina de turismo que nos recomendó una ruta, según ella, fácil y sencilla para principiantes. Nosotros hacemos rutas frecuentemente, no muy duras, es verdad, pero tampoco se puede decir que seamos del todo novatos en la montaña. Pues bien, esta ruta nos resultó mortal, más de 3h cuesta arriba, con pendientes bastante pronunciadas y a unos 33ºC nos dejó deslomados para unos cuantos días... Todavía me duelen las piernas al acordarme!!!
Es verdad que el paisaje que recorres merece la pena y cuando llegas al final, a una pradera con una cabaña y una iglesia y la impresionante vista de los Alpes que te rodean, se te olvida todo el cansancio (o casi).
La bajada es más leve, pero aún así, y cogiedo atajos, nos lleva 2h, llegamos a Innsbruck tardísimo, con hambre de lobos y por supuesto ya no podemos comer en ningún sitio que no sea de comida rápida. Menos mal que siempre podemos contar con la M amiga de McDonalds donde nos damos un buen atracón y recuperamos parte de las fuerzas perdidas.
Pasamos la tarde paseando por el centro, hoy con sol todavía nos parece más bonito que el día anterior, a última hora cogemos un autobús que nos lleva hasta el trampolín de saltos de Bergisel, es considerado el más moderno del mundo, y desde él se retransmitían los saltos de esquí que veíamos por la tele cada 1 de enero.
Ya oscurece así que regresamos al camping, una vez allí ducha, cena y a dormir como angelitos después del duro día.
En la oficina de turismo nos proporcionaron el día anterior un folleto muy completo en el que aparecen un montón de caminatas, clasificadas por duración, dificultad, distancia, interés, etc. Pues bien, nosotros inocentemente nos dejamos aconsejar por la chica de la oficina de turismo que nos recomendó una ruta, según ella, fácil y sencilla para principiantes. Nosotros hacemos rutas frecuentemente, no muy duras, es verdad, pero tampoco se puede decir que seamos del todo novatos en la montaña. Pues bien, esta ruta nos resultó mortal, más de 3h cuesta arriba, con pendientes bastante pronunciadas y a unos 33ºC nos dejó deslomados para unos cuantos días... Todavía me duelen las piernas al acordarme!!!
Es verdad que el paisaje que recorres merece la pena y cuando llegas al final, a una pradera con una cabaña y una iglesia y la impresionante vista de los Alpes que te rodean, se te olvida todo el cansancio (o casi).
La bajada es más leve, pero aún así, y cogiedo atajos, nos lleva 2h, llegamos a Innsbruck tardísimo, con hambre de lobos y por supuesto ya no podemos comer en ningún sitio que no sea de comida rápida. Menos mal que siempre podemos contar con la M amiga de McDonalds donde nos damos un buen atracón y recuperamos parte de las fuerzas perdidas.
Pasamos la tarde paseando por el centro, hoy con sol todavía nos parece más bonito que el día anterior, a última hora cogemos un autobús que nos lleva hasta el trampolín de saltos de Bergisel, es considerado el más moderno del mundo, y desde él se retransmitían los saltos de esquí que veíamos por la tele cada 1 de enero.
Ya oscurece así que regresamos al camping, una vez allí ducha, cena y a dormir como angelitos después del duro día.