En el puente del Pilar teníamos previsto pasar unos días en Oporto y desde allí movernos a un sitio y otro para conocer un poco más esa zona de Portugal. A medida que se acercaba la fecha de marchar, veíamos que la predicción del tiempo iba de mal en peor, con probabilidad de fuertes lluvias del 100% todos los días y temperaturas bajísimas. Con este pronóstico se nos estaban quitando las ganas de ir, y finalmente decidimos desistir de realizar ese viaje y escoger otro destino. Así nos encontramos la víspera de marchar organizando contrarreloj una ruta alternativa. Nos inclinamos por el Valle del Loira, por su relativa cercanía (disponíamos de 5 días y medio) y porque era uno de los pocos sitios donde se esperaba sol y calor. No tuvimos tiempo a preparar mucho la ruta, solamente reservamos los hoteles para la primera noche y la última y leímos un poco de información en internet sobre los castillos más relevantes que podíamos visitar, todo esto el jueves a las tantas de la madrugada.
Viernes, 8 de octubre. Oviedo-Angulema
Los viernes contamos con la suerte de trabajar solamente hasta las 14.30h, es una ventaja a la hora de iniciar un viaje de fin de semana. Comemos algo rápido y nos ponemos en marcha sin perder tiempo, pues tenemos que llegar hasta Angulema, a 735 km, distancia que no está mal para querer recorrerla en una tarde.
Los padres de Samuel nos prestan su coche, ya que el nuestro es pequeño, con poco maletero y sin aire acondicionado, por lo que hubiera sido incómodo realizar el viaje en él. Lo que no tenemos es GPS, por eso ya nos confundimos nada más salir de casa, en Santander tomamos la carretera equivocada hacia Bilbao y vamos un rato por la nacional que nos hace perder algo de tiempo. Aún con esto, sobre las 20.00h estamos en Irún rellenando el depósito antes de cruzar la frontera.
Atravesamos el aburridísimo paisaje de Las Landas con poco tráfico. Nos daba miedo equivocarnos en la circunvalación de Burdeos, pero al final salimos triunfantes de ella acertando con la salida para Angulema. Como ya es de noche total vamos prácticamente solos.
Desde Burdeos a Angulema no hay autopista, es una nacional que tiene muchos tramos de doble sentido, muy cómoda para circular por ella. También el hotel lo encontramos a la primera, tenemos reservado en el Premiére Classe La Couronne. Está situado en un polígono industrial a unos 6km de Angulema. Este tipo de hoteles prefabricados son perfectos para quedarse en ellos cuando estás de paso, baratos, con párking y todas las comodidades necesarias para una noche. Son más de las 11 de la noche y la recepción está cerrada. Tenemos que hacer el check-in en el cajero automático del exterior y pagar con tarjeta de crédito (36€). Una vez hecho esto la máquina nos proporciona un código que es el que da acceso a la habitación, pues las puertas no tienen llave. Cenamos los bocadillos que llevamos preparados y nos vamos a dormir con muchas ganas de que llegue el día siguiente y empezar a disfrutar del viaje.
Los padres de Samuel nos prestan su coche, ya que el nuestro es pequeño, con poco maletero y sin aire acondicionado, por lo que hubiera sido incómodo realizar el viaje en él. Lo que no tenemos es GPS, por eso ya nos confundimos nada más salir de casa, en Santander tomamos la carretera equivocada hacia Bilbao y vamos un rato por la nacional que nos hace perder algo de tiempo. Aún con esto, sobre las 20.00h estamos en Irún rellenando el depósito antes de cruzar la frontera.
Atravesamos el aburridísimo paisaje de Las Landas con poco tráfico. Nos daba miedo equivocarnos en la circunvalación de Burdeos, pero al final salimos triunfantes de ella acertando con la salida para Angulema. Como ya es de noche total vamos prácticamente solos.
Desde Burdeos a Angulema no hay autopista, es una nacional que tiene muchos tramos de doble sentido, muy cómoda para circular por ella. También el hotel lo encontramos a la primera, tenemos reservado en el Premiére Classe La Couronne. Está situado en un polígono industrial a unos 6km de Angulema. Este tipo de hoteles prefabricados son perfectos para quedarse en ellos cuando estás de paso, baratos, con párking y todas las comodidades necesarias para una noche. Son más de las 11 de la noche y la recepción está cerrada. Tenemos que hacer el check-in en el cajero automático del exterior y pagar con tarjeta de crédito (36€). Una vez hecho esto la máquina nos proporciona un código que es el que da acceso a la habitación, pues las puertas no tienen llave. Cenamos los bocadillos que llevamos preparados y nos vamos a dormir con muchas ganas de que llegue el día siguiente y empezar a disfrutar del viaje.
Exterior del hotel: