Hola !! hoy vengo para contarnos nuestro tercer día en esta maravillosa ciudad italiana.
Madrugábamos al igual que en el día anterior, y tras el desayuno ya decidimos que habíamos andado suficiente, y desde Termini (cerca de nuestro hotel, junto a Santa Maria la Mayor os recuerdo) nos montamos en el precario metro romano con dirección a Ottaviano - S.Pietro.
Nada más bajar, ya desde unos cientos de metros se puede apreciar el lateral del minúsculo país

entramos por el lateral de la im-pre-sio-nan-te columnata de Bernini a la gran plaza de San Pietro. tengo que decir, que no soy católico, pero me maravillaron todas sus pertenencias, yo creo que da igual la religión, raza o sexo, es lo más bonito que puedes ver, Roma.


(qué efecto tan extraño me ha quedado en este par de fotografías)
A continuación decidimos que veríamos la Gruta Sagrada, puesto que al ser las 9 - 9,30 no había mucha gente (luego me di cuenta de que hice lo apropiado, que gentío para ser un día de diario... un 15 de agosto eso debe de ser agobiante)


Salimos desde la Gruta, en la cual me impresionó el gentío que rezaba a la tumba de Juan Pablo II todo hay que decirlo, ya que es el camino estipulado, pero según volvimos a la basílica, volvimos a salir, esta vez con destino a la cúpula.
Yo para empezar, deciros que no sabía que por dentro también se pudiera contemplar, y la verdad es que acongoja ver a la gente parecer motas a tus pies, ver la magnificencia de esa obra desde arriba...

Amig@s, pagad 3 € más, esos 7 € que te suben 300 escalones en ascensor no tienen precio, porque los 200 restantes, que todos deben subir a pie son asfixiantes, escalones empinados, paredes tan estrechas que hay que subir de lado, agarrandose de una cuerda pero... pero... merecer la pena es poco, que maravilla, estar a casi 130 metros de altura era sobrecogedor, ver Roma a tus pies era... era realmente sensacional. Cierto es que estabamos a 0ºC y arriba el viento aumentaba la sensación de frío, jeje.


Al bajar, como sales a la basílica la vimos por encima, porque debíamos salir, ya que a las 11 habíamos concertado una visita a la necrópolis vaticana, el cementerio pagano/cristiano de hace más de 2000 años tal y como se conservaba.
10€ la entrada, 10 insignificantes euros me costó una visita de 90' que es lo más instructivo, entretenido e increíble que me han dado (y en el colegio pagábamos unos 15€ por ver teatros...jeje).
La uffio Scavi (oficina de excavaciones) fue totalmente puntual, y comenzamos la visita en las calles del cementerio de la época.
El trayecto que realizamos está exáctamente debajo de las grutas papales, y por tanto, a su vez, exáctamente debajo de camino que lleva de la entrada al altar de la basílica vaticana.
Como Constantino hace tantos siglos no derribó la necrópolis vaticana, sino que la rellenó de arena, al extraerla, prácticamente está intacta, dándote la impresión de retroceder 2000 años en el pasado.
Tras ver varios mausoleos romanos, y algún que otro cristiano (ojo, la guía, llamada precisamente Maria Jesus, que ya es casualidad, y pagada por el propio vaticano nos desmintió que a los cristianos se les persiguiera tanto en Roma, más bien al contrario, se respetaban todas las creencias, e incluso, nos confirmó que Nerón creó paradojicamente el primer cuerpo de bomberos de la historia, todo lo demás falsas leyendas) vimos la tumba de San Pedro, tumba por llamarlo algo, porque es un lugar hecho desde hace 2000 años para honrar a alguien (se ve como el muro 'rojo' le rodea para no destrozar su tumba, no así con las demás), y que en la actualidad sólo se conservan dos pequeñas cajas de unos 7cm x 7cm en la que se ven dos pequeños fragmentos oseos.
Ya subiendo de nuevo a la basílica (siento haberme extendido tanto con la necrópoli, pero dada la falta de imagenes, mejor será contar) vimos la capilla clementina, lo que más me gustó de todo el vaticano, todo Oro puro, mármol y miles de piedras preciosas, exactamente debajo del altar actual; junto a esto, la tumba de Pio XII en honor a que todo fue descubierto bajo su pontificado.
Algo que no me gustó es que resulta que los grandes artistas como Bernini y sus contemporáneos no tuvieron en cuenta lo que se encontraba debajo y tanto las bases del altar actual como los pilares del baldaquino por ejemplo, atraviesan todo lo que hay bajo ellos sin importar demasiado todo lo destrozado.
A la salida, ya si visitamos la Basilica de San Pedro, preciosa a la par que gigante (hay zonas donde si no estas de rodillas orando de echan de malas maneras, aunque sólo esteis de pie, algo maleducados si que son algunos); pero vamos, que increible, podría haber estado un día allí dentro, medio día para la basílica y sus tumbas papales esculturales y medio día para la Piedad de Miguel Ángel, que cosa tan realista, y bien hecha, eso no parecía mármol, parecía carne y hueso.


Por cierto, para inesperada, la tumba de Juan XXIII, el único Papa con un sarcófago de cristal, con lo cual se puede observar perfectamente su estado de embalsamiento

Salimos de la Plaza de S.Pietro y de la Columnata para dirigirnos a los Museos Vaticanos, que fueron una grata sorpresa para mi, no me esperaba esa colección romano-egipcia previa a la capilla sixtina (la parte de los tapices fue lo que menos me gustó a decir verdad). Por cierto, para los más escrupulosos, hay una momia en alto grado de putrefacción (dentro de una vitrina evidentemente), jeje, yo dejo el aviso.


Bueno, y de aquí, pasando por unas salas de mapas y tapices entre otras (como la de Rafael), llegamos a lo que todo el mundo viene a ver, La Capilla Sixtina, y la verdad, me la esperaba decepcionante, pero nada más lejos de la realidad, era emocionante ver unas pinturas tan magníficamente recreadas en un techo a gran altura, fue muy bonito, me lo esperaba más simplón y para nada, de verdad.


A la salida, comimos en Via Tunisi 18, un lugar donde entienden castellano y la comida es espectacular, dos personas, con 2 platos y bebida cada uno nos salió por unos 25€, genial.
Ya, lentamente debido a las agujetas y a los dolores del día anterior fuimos dando un paseo hasta el Castillo de Sant'Angello, mucho más grande de lo que parecía, claro, que como todo en Roma, jeje.
Subimos al mirador donde pudimos apreciar una vista única. No sólo os recomiendo ir por las vistas, sus armas medievales están bastante curiosas a decir verdad.


Y personalmente hablando, como me gustó mucho el libro (espero que la pelicula esté a la altura) de 'Ángeles y Demonios', ver ahí el último ángel indicandote la guarida Illuminati me hacía ilusión....xD

Ya del Castillo, cruzamos el precioso puente de Sant'Angelo y, nos decidimos a arriesgar la vida, sí, montamos en autobus en Roma, jaja, hasta Termini. Cenamos en Robin Hood (Via Cavour, un poco más abajo de Santa Maria la Maggiore) y a descansar, que estaba bien merecido.