Amaneció un día espectacular en Chiang Mai. Dormimos hasta más tarde y el cuerpo lo agradeció.
Tras el desayuno salimos en busca de una songhtaew (furgonetas rojas compartidas o no!) que nos llevase al Doi Suthep.
Paramos un montón, vacías y con pasajeros, pero todas se negaban a llevarnos por el precio que les ofrecíamos…desconocíamos lo lejos que estaba y teníamos como referencia lo que nos costó el tuktuk el día anterior. Finalmente, y viendo que ninguno de los conductores aceptaba el viaje por menos de 300THB i/v los 2, aceptamos que nos llevasen y trajeran por ese precio.
Realmente estaba lejos y encaramado en una montaña lleeeeena de curvas, la Doi Suthep.
El Wat Phra That Doi Suthep es uno de los templos más venerados del país. Construido en el 1383 se dice que se construyó en el lugar donde murió un elefante cargado con una figura de Buda y que vagaba por la montaña.
Una vez arriba fuimos en busca del funicular que te sube a la cima, en donde está el famoso Wat Phra That Doi Suthep, ya que no nos apetecía mucho subir los 309 escalones que nos separaban



El lugar es…místico, hay un recogimiento en el ambiente que hasta ahora no he visto en otros templos. Una pagoda dorada sobresale de entre todos los edificios, a los lados una especie de sombrillas doradas muy altas la acompañan. No es difícil encontrar ofrendas, figuras y pinturas por cualquier rincón… dejándome llevar por el ambiente, hice mi propio ritual de velas y flores… vamos, que me coloqué al lado de una niña y me puse a hacer lo mismo que ella!



En el interior de uno de los templos, un monje budista te bendecía lanzándote agua (¿bendita?) con un ramillete…qué cachondo el tío, se partía de risa cuando se pasaba lanzando agua, que fue nuestro caso!


Visto todo comenzamos a bajar los 309 escalones, que mirados desde arriba o desde abajo, parecen la cola de un dragón. Entre foto y foto, te plantas abajo sin darte cuenta.
Buscamos al taxista que nos trajo y le dijimos que nos dejara en el Wat Phra Singh (en Ratchadamnoen street), pues ahora comenzaba nuestro recorrido por los templos de la ciudad antigua.
Seguimos el itinerario que marca la Lonely Planet casi al pie de la letra y creo que es muy acertado.

El Wat Phra Singh nos dejó sin palabras, no da la impresión de ser un recinto tan grande como es en realidad. Se trata de uno de los principales templos de Chiang Mai y su construcción data del 1345.
Además del templo principal donde alberga una figura de Buda preciosa, tiene distintos santuarios y zonas ajardinadas por las que pasar un buen rato. Aprovechamos una de las sombras para descansar un rato mientas observábamos el ir y venir de monjes.
De camino hacia el Wat Chedi Luang, aprovechamos para informarnos de las excursiones que nos interesaban en algunas de las mil y una oficinas de viaje.
Este templo también nos dejó muy impresionados


Íbamos al Wat Phan Tao cuando decidimos parar a comer; un par de restaurantes nos llamaron la atención pero una cafetería resultó ganadora. Estaba todo super limpio, tenían una vitrina de pasteles y dulces para morirse, el personal era amabilísimo y la comida (pad thai y arroz con verduras) resultó exquisita y barata! Además hacían un café de muerte que tomamos en su preciosa terraza. Lástima que no recuerdo el nombre, pero lo encontraré!

Tras el momentazo culinario, emprendimos nuestra ruta por los templos. Visitamos el Wat Phan Tao y el Wat Chiang Man.
El Wat Phan Tao es uno de los templos que más me ha gustado, pues está construido íntegramente en madera de teca y mantiene el color de esta. En su interior estábamos, viendo cuencos y ofrendas, cuando nos hicieron abandonar la nave central y situarnos al fondo del templo: comenzaba una “misa”


Rebosando misticismo, pusimos rumbo a nuestro último templo del día, el Wat Chiang Man. Nos costó un poco ubicarlo, por el camino pudimos ver el Anusawari Sam Kasat ó Monumento a los Tres Reyes. Para cuando llegamos al Wat Chiang Man este ya estaba cerrado… no nos importó porque el ir de aquí para allá es la salsa del turismo!
Ya cansados emprendimos el camino de vuelta al hotel…menuda pateada!

Al llegar al hotel contratamos las excursiones que queríamos hacer con ellos pues nos arreglaron el precio y nos salieron mejor que con las diversas agencias que habíamos visitado.

Estuvimos descansando en el hotel y nos fuimos a cenar al restaurante francés La Terrasse; lo habíamos visto en Tripadvisor y me sonaba haber visto el cartel…claro, estaba justo frente a la lavandería!
El restaurante es pequeñito y tiene una terraza con 3 ó 4 mesas, por suerte pudimos sentarnos en el exterior. La cena: de entrante para compartir tostaditas de pan (pan, pan!!!

Desde aquí nos acercamos al Night Bazar pues ya iba siendo hora de visitarlo. Ya era bastante tarde y muchos puestos estaban recogiendo, aun así, cogimos una idea de lo que queríamos comprar y de los precios.
Tocaba descansar pues mañana teníamos una de las excursiones que acabábamos de contratar: el Doi Inthanon.
