Nos levantamos a las 6:30, a las 7 bajamos a desayunar y a las 7:30 vamos a la plaza San Blas, donde hemos quedado con el taxista. Dejamos las mochilas grandes en el hotel y nos llevamos una pequeña con lo imprescindible.
Hemos dormido bastante bien aunque nos sigue pasando que nos da la fatiga. Es como si por la nariz no nos entrase bien el aire y de vez en cuando tenemos que dar una bocanada fuerte.
El desayuno está muy bien porque no es buffet. Una señora nos prepara unos huevos revueltos y nos trae panecillos, croisssants y fruta. Tenemos además café y zumo.
Cuando llegamos a la plaza San Blas el taxista ya nos está esperando.
Vamos a Pisac. Por el camino paramos en un mirador desde el que se ve el valle. El taxista nos hace de guía y nos va explicando un montón de cosas. Desde luego no somos los primeros que hacemos con él el Valle Sagrado.
Sin parar en el pueblo de Pisac, vamos a las ruinas que están a unos 15 o 20 minutos del pueblo. A la entrada pagamos el boleto parcial (70 PEN) que nos da derecho a ver 4 ruinas del Valle Sagrado: Pisac, Ollanta, Chinchero y Maray. El boleto completo cuesta 130 PEN y te permite visitar, además, todos los museos de Cusco en un periodo de 10 días. Como en Cusco sólo vamos a estar un día y medio, cogemos el parcial.
El taxista nos acompaña hasta la entrada de las ruinas. Son las 8:15 y quedamos con él un 1 hora, más o menos.
Las ruinas nos gustan mucho. Se puede hacer una rutilla con unas vistas muy bonitas.
La visita nos lleva, más o menos, 1 hora. Salimos y nos vamos a Pisac. El taxista nos quiere llevar a un horno que hace empanadas para que las probemos. Compramos 5 (4 PEN cada una),2 para comer nosotros en el momento, una para el taxista y 2 para llevar porque a lo mejor hoy no nos da tiempo a comer. Hay que decir que están riquísimas. Este horno viene recomendado en la Lonely Planet.
El taxista nos pregunta si nos apetece ver la feria artesanal de Pisac y le decimos que sí. Quedamos con él en media hora (a las 10).
La plaza del pueblo está llena de puestos, muchos más de los que parece desde fuera.
Compramos un plato decorativo de madera (mi madre los colecciona) y un belén de cerámica precioso. Los precios son mucho más baratos que en Arequipa. En Arequipa vimos belenes por 120 PEN y aquí nos cuesta 50.
En los puestos hay que regatear. Eso sí que me da pereza.
A las 10 salimos camino a Ollanta. Como a las 15 tenemos que estar en la estación de tren de Ollanta para ir a Aguascalientes, no nos da tiempo a parar en otros pueblos, como Chinchero o Maray.
El pueblo de Ollanta es muy bonito, con calles estrechas y adoquinadas.
Entramos en las ruinas a las 12:20. Estas ruinas son impresionantes. Desde abajo se ven varias terrazas en forma de escalera con la pared vertical forrada de piedra. Esto hace que desde abajo parezca una pirámide.
La subida hasta el punto alto se nos hace un poco dura. No tanto porque haya que subir mucho sino porque pega bastante el sol y, por culpa de la altitud (aquí estaremos a unos 2.800 metros), con poco esfuerzo que hagas ya estás jadeando.
Las vistas desde arriba están muy bien.
Hay turistas pero no demasiados, por lo que no es agobiante.
Visitamos algunos edificios y salimos.
Hemos estado, más o menos, una hora y media. Son las 13:30 y hemos quedado con el taxista a las 14:10, así que nos sentamos en una terraza a tomar una cerveza fresquita.
A las 14:10 llega el taxista y nos deja en la plaza de Armas del pueblo. Tenemos tiempo para comer pero no tenemos mucho hambre y tenemos las 2 empanadas, así que le decimos al taxista que se puede ir, que ya vamos nosotros andando a la estación.
Tomamos algo en la plaza y vamos a la estación de tren, que está a 10 minutos.
Nos comemos las empanadas en la sala de espera exterior (muy chula, por cierto) y al poco subimos al tren.
El tren está bastante bien (nos ha costa 60$ cada uno) y nos dan una bebida y un snack.
Llegamos a Aguascalientes a las 17:15. El pueblo es muy pequeño así que no tenemos dificultades para encontrar el hotel.
Nos quedamos en el Inka Wonder. La primera impresión es horrible. Está metido en un portal. El chico de la recepción es un chaval que está bastante espeso y hay que repetirle 2 veces cada cosa que le dices. Nos cobra en ese momento sin darnos recibo ni nada. Nos dice que tenemos que comprar los billetes del autobús a Machu Pichu ahora para asegurarnos sitio.
La habitación está bastante mejor que el resto del hotel. Está limpia y el baño también, y no tiene moqueta.
Salimos a dar un paseo. La ciudad es guirilandia. Hay muchísimos turistas y todo son bares y restaurantes. Cuesta creer que aquí viva gente.
Compramos los billetes del bus, 19$ cada uno. La verdad es que por el precio de visitar el Machu Pichu podían incluir el ticket de bus.
Tomamos algo en una terraza y vamos a cenar a un italiano, el Pueblo Viejo. Cenamos muy bien por no mucho dinero. La pizza y los tagliatelle están riquísimos.
Compramos agua y nos vamos a dormir.
Mañana nos espera el Machu Pichu!!!