Nos levantamos a las 05:30, bajamos a desayunar a las 6 y a las 6:30 cogemos un taxi a la estación de autobús.
La estación, sin ser muy moderna, no está mal. Vamos a la ventanilla de Inka Express a por nuestros billetes. Los cogemos y nos subimos en el bus.
Son las 6:45 y el autobús sale a las 7. Este autobús sí está muy bien. Es moderno, con espacio entre los asientos, baño, oxígeno, azafata que te ofrece bebida, ... El guía tiene voz de radio

Hacemos 6 paradas: el museo de Pakará, unas ruinas, La Raya (frontera entre el Altiplano y el valle de Cusco), parada para comer de buffet y 2 pueblos para visitar sendas iglesias. Una de ellas la llaman la capilla sixtina de los Andes, por los frescos que hay en paredes y techo. La verdad es que las 2 iglesias son preciosas.
Llegamos a las 17 a Cusco. Preguntamos al guía por un taxi y nos recomienda uno que dice que es de fiar. Nos cobra 10 PEN por llevarnos a la plaza de San Blas.
Le preguntamos al taxista si nos puede llevar mañana al Valle Sagrado y nos dice que sí, por 180 PEN. Quedamos en llamarle para confirmar.
Llegamos al hotel, casona Les Pleiades (unos 50€ la noche). El hotel está bastante bien. La habitación es de madera con techos agaterados. Como este barrio está en alto, se tienen unas vistas muy bonitas de la ciudad.
Preguntamos a la chica de recepción si 180 PEN por ir al Valle Sagrado está bien y nos dice que sí, así que llamamos al taxista y quedamos con él a las 7:30 de la mañana.
Damos un paseo hasta la plaza de Armas. Ya es de noche pero se ve que es una plaza muy bonita y hay mucho ambiente. Es la ciudad en la que más turistas vemos.
A las 20:30, y después de tomar algo, vamos a cenar al Marcelo Batata. Este restaurante es caro pero cenamos muy bien. En lugar de pedir una botella de vino pedimos 2 copas porque es caro. No hay ningún vino de menos de 80-90 PEN.
Después nos vamos a dormir. El barrio de San Blas está a unos 10 minutos andando de la plaza de Armas pero hay mucha gente, bares y restaurantes, así que se va bien de noche. Eso sí, hay que subir una cuesta bastante empinada.