Día 11
Desayunamos y nos vamos. Los dueños de la Villa son súper raros, nos hemos cruzado entre dos y tres palabras pero bueno, ya he dicho que era un poco extraño todo.
Cogemos camino hacia Sartène y de paso volvemos a ver la Playa de Roccapina. Hoy sí que se ve precioso pero queda bastante lejos de la carretera. Desde luego, la próxima vez no nos la perdemos.

Llegamos a Sartène. Es un pueblo medieval muy bonito, con callejuelas estrechas y restaurantes y mucha historia.


Seguimos, compramos para el picnic en un supermercado porque vamos a llegar de nuevo a la costa (la oeste) y queremos parar en la playa. Nos decidimos por Portigliolo, una playa enorme al sureste de Propriano, espectacular, complemante vacía aunque un poco ventosa. Se está bien y nos quedamos un buen rato.

Volvemos al coche y seguimos hacia el norte por la carretera de la costa, donde ya no paramos hasta la playa de Cupabia, pequeñita y soleada y sin viento (estamos en frente del sol).

Nos quedamos un par de horas y seguimos porque nos queda mucho camino todavía. Aun así volvemos a parar en una playa antes de Ajaccio, creo que Portiglio, muy bonita, y de fácil acceso. Realmente es que las ves, y no lo puedes evitar. Prácticamente te obligan a quedarte un rato.

Y hay a patadas. Además en esta zona, todas las playas son de arena fina. En esta además como hay rocas en el agua, se puede hacer snorkel. Hay miles de peces e incluso vemos una enorme sepia.
Volvemos al coche y continuamos pasando por detrás de Ajaccio hasta Calcatoggio, que es donde tenemos reservada la habitación, en Chambres Ruone. Llegamos justo a la puesta de sol y desde nuestra habitación la vista es espectacular. Nos duchamos y bajamos a cenar a la playa, pero no acertamos demasiado aunque la verdad, después del tute que nos hemos pegado en la carretera, hemos escogido el primer sitio que hemos visto