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Etapa Catorce - Sanur
Viernes 1 de mayo
Había estado tratando de aumentar el nivel de los hoteles. Suponía que a medida que pasaba el tiempo los iba a ir necesitando mas cómodos ( y mas caros). Así que el Kejora me gustaba por la ubicación (sobre la calle principal) y realmente el hotel estaba bien calificado en el Trip. Las calificaciones no son siempre seguras. Pero es mejor que nada.
Efectivamente el hotel no me defraudó. Una buena habitación junto a la piscina con un porche adelante donde se podía descansar y pegar un chapuzón de vez en cuando. TV pantalla plana, cable, pava eléctrica, máquina de café expresso y cartuchos, caja de seguridad, buen aire acondicionado, cama extragrande y cómoda y mejor ducha.
Abundante agua caliente. Muchas toallas (con el tiempo fui aprendiendo que el número de toallas es directamente proporcional al precio de la habitación ) y completamente a oscuras cuando se corrían las cortinas. Vi varias veces este estilo de habitación sin ventanas. Hay un ventanal del piso al techo al frente de la habitación con vidrio fiumé, y cortinas para dar privacidad por dentro.
También frigobar y secador de pelo para no olvidar los detalles.
El único detalle es que los 97 u$s que pagué por noche no incluía el desayuno. Ocurre que el hotel no tiene desayunador. Hay que ir al lado donde hay un bar-cafe que está aparentemente vinculado con el hotel.
El desayuno buffet cuesta 10 u$s por cabeza. Horriblemente caro para Indonesia. Pero hay muchos lugares mas baratos...
Algo muy bueno es que el Kejora está vinculado con el Kejora Villas. Entre la calle Tamblingan donde estábamos y el mar hay un espacio como de 200 metros. Detrás de el Kejora suites, estaba el Kejora Villas de la misma compañia.
Siguiendo una calle interna donde estaban las villas, se llegaba a una puerta negra donde los de seguridad dejaban pasar y se accedía directamente al paseo costero y el mar.
El paseo costero no es para autos. Es una peatonal angosta que corre paralela a la playa y que pasa por el fondo de todos los hoteles que se han apropiado de los espacios de playa con sus reposeras.
Entre ellos el Kejora suites y villas. Así que se puede pasar con la credencial del hotel directo al mar y quedarse en las reposeras también del hotel.
De manera que el hotel muy bueno salvo el detalle del desayuno y la wifi que la tenía, pero como de costumbre en Indonesia bastante lenta.
Así que dejamos las cosas y nos fuimos a dar una vuelta por la calle Tamblingán, repleta de comercios, boutiques, casas de cambio, restaurantes y un Hardys, una combinación de supermercado y tienda de departamentos. En el piso de abajo super + ropa + farmacia, y en el de arriba mucha mas ropa y toda clase de recuerdos de Bali, mas valijas, mas plata, etc,etc…Mas abajo la cantidad absolutamente masiva de vestidos de mujer en el primer piso...
TIP: Dado que la práctica universal en Indonesia es el regateo, el supermercado donde no se regatea es un buen lugar para tomar precios de referencia.
Sanur es un lugar bastante tranquilo que parece invadido por australianos. En general gente mas madura en lo que sería una villa balnearia. Como Miramar en Argentina.
El mar es muy bueno. Ocurre que cuando baja la marea lo hace como 300 metros de la pleamar, y deja muchos estanques donde los chicos pueden bañarse sin peligro. Por supuesto ideal para familias.
La “toma” por parte e los hoteles de la playa es abusiva para los locales. Hay una calle sin embargo pública que llega hasta uno de los extremos del paseo marítimo. Allí dejan los indonesios sus motos para llegar a la playa.
Pero luego, en aproximadamente 1 km no hay accesos públicos. Solo se puede llegar a la playa desde los hoteles. Delicias del tercer mundo…
En ese paseo marítimo hay también restaurantes, bares, y muchos/muchas masajistas que se encargan de sobar por algunas rupias los cuerpos pálidos de los turistas.
En el lugar que pueden llegar los indonesios calles de comercios otra vez de venta de ropa, recuerdos, etc…, Y lo olvidaba: Templos
También aquí alquilaban bicicletas de ruedas gordas
Entre los lugares recomendados para cenar, Trip y la Loney marcaban el Three Monkeys, así que para allí fuimos.
Comimos de entrada Jamón crudo italiano con una salsa dulce, papas fritas que las extrañaba y despues una buena pizza. De postre panqueque de banana con helado.
El restaurante es realmente profesional con una muy buena cocina y rapidez en el servicio. Fue el mejor lugar que comimos en Indonesia. Muy recomendable. Precios algo altos pero siempre mas baratos que en Argentina y sobre todo para ese nivel de restaurante.
Repetimos otra cena donde comí unos ravioles rellenos de langostino en salsa de limón espectaculares. De lo mejor
En el Three Monkeys escuchábamos al lado, una banda de rock que sonaba muy bien. Así que salimos y entramos al bar que estaba lleno de australianos.
Realmente los indonesiso que tocaban lo hacían muy bien. Del público apareció un rapado que habló con los músicos. Fue presentado y lo empezaron a acompañar.
Sacó a relucir una armónica y como decimos aquí la rompió. Nos fuimos al hotel, con la brisa del mar, encantados de la noche. Al llegar lo llamamos a Mariano para felicitarlo.
Eran las 9 de la mañana en Argentina del día de su cumpleaños 36.
Sabado 2 de mayo
Nos despertamos temprano y directo a desayunar. Cruzamos la calle y fuimos al barcito que nos indicaron para el desayuno. Tiene un caballo de calesita en el frente pero no recuerdo el nombre. Pero no compramos el voucher en el hotel.
Pedimos la carta y un desayuno continental con plato de frutas. Iban a ser unos 12 u$s que después fueron 14 no recuerdo porque.
En Argentina normalmente el desayuno es muy livianito. Así que renunciábamos a los huevos pero no a las frutas. Rapidamente nos trajeron el te y café solicitados, pero nada mas.
Veíamos como se enfriaban y la canasta de panes, tortas y mermeladas no aparecía. Reclamo al mozo. 5 minutos. Nuevo reclamo y finalmente llegan 2 canastas de panes, masas y mermeladas superabundantes.
También las frutas. Mermelada y manteca. Todo muy bien,. Pero nuestro café ya estaba frío. Una de las bandejas (no pudimos con las dos) la llevamos para la excursión o el día siguiente.
A las 8 y media puntual llegó Rumadí. Ya había averiguado donde era Siban y la fábrica de chocolates. Después iríamos a un templo de monos. Me convenció diciendo que no era muy turístico y después a los campos de arroz premiados por la UNESCO por el sistema de cultivo comunitario que tenían. Ana quería ver mas batik.
Así que partimos rumbo a Siban. Como una hora después llegamos al cruce donde estaba el cartel que guiaba a la fábrica. Para allí fuimos y el edificio desde afuera se veía imponente, pero no tanto como imaginábamos. Pero ibamos a comprar chocolate que era lo mas importante. Llegamos hasta la puerta y cerrado!!. Sencillamente no trabajaban sábados y domingos.
Así que seguimos viaje hacia el templo de monos poco turístico. En el camino encontramos un mercado callejero y nos bajamos a curiosear. Ya conociamos las frutas y las verduras locales. Ana se quedó en una tienda viendo unos sarong batik y antes de volver al camino compré algo de maní que estaba como sale de la planta, aún con las ramitas de donde crece el fruto.
Nunca había comido maní sin tostar y probé. Sencillamente está crudo...Lo guardé para los monos.
El templo era interesante. Rumadi nos contó que mas importante era el templo cuando mas cantidad de techos tenían los altares. Este tenía muchos.
Por supuesto había muchos monos pidiendo cosas a los turistas.
El maní tuvo mucho éxito y opté por revolearlo todo a la jauría de monos que me perseguía mirándome con ojos taladrantes después que le dí algunos granos al primero que se acercó.
Hay aquí también una piscina para monos, donde pueden bañarse y por supuesto son sagrados. Pensé que estaría bueno reencarnarse en mono, pero eso si: sagrado.
Algunos guías del templo se ofrecían a subirnos un mono para la foto.
La utilización turística de animales no me resulta simpática, así que rechazamos el ofrecimiento. Uno de los monos se subió encima de Ana a pesar de todo...Evidentemente los monos estaban de acuerdo con los guías que seguramente los sobornaban con bananas....
El templo se encuentra en medio de un bosquecillo de árboles altísimos y muy rectos. Tal vez mas de treinta metros de árbol. No sabía que eran y la respuesta de Rumadí: nogales. Por supuesto nunca los había visto tan altos.
Salimos del templo y otra vez Ana descubrió comercios de ropa. Me llamó no para pedirme consejo. Era mejor regateador que ella...Pensé en aumentar el tamaño de las valijas a comprar en Bangkok.
Seguimos viaje hacia los campos de arroz. El camino empezó a subir a la montaña y sencillamente Rumadí era un GPS humano. Giraba hacia un lado y el otro cambiando de camino una y otra vez. Me imaginaba a nosotros tratando de hacer lo mismo. No hay indicaciones de ningún tipo, ni señales, ni policías ni nada que se le parezca. Ni los pueblos tiene nombre al entrar, o sencillamente nadie sabe en el continuo de pueblos donde empieza uno y termina el otro.
Eso que aquí se llama “Oficina de turismo” es absolutamente desconocido en Indonesia. Las “oficinas de turismo” que puedas ver son de algún vendedor de excursiones que leyó algo de marketing…
Me imaginaba dando vueltas y vueltas frenéticas y volviendo al mismo lugar….Menos mal que estaba Rumadí
En un momento el camino empeoró y empezaron unos baches impresionantes. Honestamente me daba lástima por Rumadí. El auto era muy nuevo. Avanzábamos casi a paso de hombre. Unos Km adelante, casi llegando a los campos de arroz estaba parado al costado del camino un camioncito (son pequeños, sino no pasan 2 ) cargado de huevos. No imagino como podían llegar sanos con aquel camino.
En un momento le dije a Rumadí que volviera, y me dijo faltaba muy poco. Efectivamente comenzamos a ver unos campos de arroz muy grandes que se extendían por todo un valle.
Aunque Argentina produce mucho arroz nunca habíamos visto una planta de cerca, y efectivamente no se si todas, pero esas me sorprendieron por su altura. Mas de 1,7 metros. Ana está fotografiada al lado de una.
Lo olvidaba. Para ingresar se paga una pequeña suma a la entrada. Yo creo que deberíamos pagarnos a nosotros por llegar con semejante camino. Como el día anterior se empezó a poner cada vez mas negro. La temporada de lluvias se prolongaba.
Rumadí nos dejó en un lugar para que camináramos a traves de los campos de arroz en un circuito hecho. Así lo hicimos pasando por canales de riego y viendo algunas plantas cargadas de papaya.
Encontramos unas chicas en motitos,. Era día de festividad religiosa (algo tenía que ver la luna llena) y estaban vestidas de manera tradicional. Muy lindas y simpáticas. Comenzó a llover y apuramos el paso para llegar a donde nos esperaba Rumadí.
El lugar era realmente de unas vistas impresionantes.
Creí que íbamos a almorzar allí pero Rumadí nos dijo iríamos cerca de Ubud (tratamos de comprender sus comisiones). Así que empezamos a bajar de la montaña (estábamos bien arriba) por otro camino que también estaba roto, pero menos que el anterior.
El anterior bombardeado por atómicas. Este por bombas convencionales solamente...
Se puso muy negro y empezó a llover tipo cortina. Pasamos por un bosque de bambú muy impresionante y finalmente al pasar por otro pueblo, Ramudí quiso parar porque se sentía con sueño. Comimos en un puesto de la calle unos bizcochos de arroz muy ricos idénticos a los que comen todas las chicas antes del verano en Argentina, y después de unos minutos seguimos camino.
Finalmente, y ya con bastante hambre porque el trayecto se había hecho lento por la lluvia y el tráfico, llegamos al restaurante que Ramudí nos dijo estaba cerca de Ubud. Para nosotros podía estar en cualquier parte de Indonesia después de todas las vueltas que habíamos dado.
El restaurante se llamaba Resto Bebek Tebarsari. Era una construcción en bambú muy bien terminada, y claramente era un restaurante de turistas. Las vistas eran excelentes aunque otra vez llovía. Era comida a la carta y en verdad lo nuestro no estaba bien preparado. Ramudí pidió unas costillas de cerdo que le gustaron. Nos había dicho de no comer con nosotros pero insistimos. El restaurante tiene además un estanque grande con cabañas pequeñas individuales sobre el agua donde se come al estilo japonés.
Pienso que está hecho para ellos. Los precios un poco mas caro que el promedio, pero nada desmedido. Mi conclusión es que el lugar es muy hermosos, pero la comida no es tan buena. El servicio a las mesas es eficiente. Lástima que no hacen sandwiches de mortadela…
Salimos del restaurante y como estábamos en teoría cerca de Ubud, para allí tomamos. No sin que antes Rumadí diera algunos rodeo (“seguro vamos a Ubud”? y cosas por el estilo). Como que no quería ir a Ubud, que según la guía ir a Bali y no conocer Ubud era como ir a París y no ir a la Eiffel….
Bueno. No fuimos a Ubud. Cuando estábamos a unos 3 Km comenzó un embotellamiento colosal, acrecentado por la lluvia según Rumadí.
Todo Bali, efectivamente quiere ir a Ubud y el camino es estrecho. De manera que decidimos perder esa maravilla turística y comenzamos el regreso al hotel.
Paramos en un par de sitios de ropa Batik que Ana quería visitar, pero nada comparados con el primero al que habíamos ido el día anterior. Lamento no recordar el nombre del establecimiento.
Llegamos al hotel y nos despedimos de Rumadí al que debo recomendar especialmente. Fue un excelente guía que debió luchar con viajeros no muy tradicionales, pero pasó la prueba en forma exitosa. Reitero una persona muy correcta y educada en todo lo que se refiere a Bali y sus costumbres. El contacto es Wayan Adi de todobali.com.-..Gracias de vuelta Rumadi y buena vida!!
Mas tarde volvimos a caminar por la Tamblingan, y por supuesto Ana compró mas ropa, y en el Hardys mas y mas recuerdos, mientras yo pensaba como llevar todo hasta Bangkok donde si iba a comprar las valijas. Ya había visto que en Indonesia eran mas caras...Pero me agarró un fuerte ataque de consumo y lo tranquilicé comprando una camisa blanca.
Las de batik eran de un algodón super rústico para mi gusto. Debía haber mejores pero no las encontré. También compré un bolso en batik . De alguna forma tenía que transportar todo…
Por la noche fuimos a un restaurante cerca del hotel también recomendado por trip. El servicio fue bueno y la comida normal. Pero para olvidar..
Domingo 3 de mayo
Había reservado el día para hacer compras y descansar, y efectivamente así fue. Caminando por la Tamblingan ví una ardilla en el cableado abundante. En la segunda foto los desafío a distinguirla...
Por la noche repetimos en el Three Monkey lo que sería la última cena en Indonesia. Muy bueno.
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