Ayer comprobé que el bus a Río Dulce salía a las 13 y a las 14. He llegado sin problemas al de las 13h. Es una carraca (no tipo chickenbus), pero como va casi vacío se aguanta bien el viaje de 4 horas por una carretera relativamente decente.
En río dulce me alojo en Bruno's, un hotel que cuenta con restaurante propio, al lado del embarcadero (100 Q, dos noches).
Lo primero es ducharse y tomar un café después. Mientras estoy tomando el café, se me acerca una chica belga (mi compañera de dormitorio al parecer) comentándome que han entrado en el cuarto y le han robado los euros, los dólares, los quetzales y el portátil. Jodé, menos mal que yo aún no había dejado el mío en la cama... La habitación no tiene lockers, aunque sí un candado en la puerta y una única llave que guardan los propietarios... Mal rollito. Me paso el resto de la tarde intentando acompañarla en lo que puedo, en la denuncia a la policía (que pasa de nosotros), en la conversación con la dueña, intentando entretenerla en lo que puedo... Hasta hemos cenado juntos.
Jodé, me parece que no voy a separarme de mis móviles y mi portátil estos dos días que voy a estar en Río Dulce.
Lunes 24 de Agosto
Para ir hacia Livingston, sin contar los carísimos tour privados, hay un colectivo a las 9:30 que te trae de regreso a las 14:30. Precio i/v 200 Q. Además te deja y te recoge del embarcadero de tu propio hotel. La alternativa es volver por Puerto Barrios (lancha 40Q desde livingston) en chickenbus (20Q). Eso sí, al menos el viaje de ida hay que hacerlo en lancha motora, porque el paisaje es sensacional.
Embarcadero colectivo:
En mi caso, al haber visto ya el cañón del sumidero hace cinco días, no ha sido una experiencia nueva. Sin embargo, el paseo es tan magnífico que sigue mereciendo la pena. Por fin he visto manglares (no pude ir a Barra Santiago en El Salvador),
había nenúfares y plantas acuáticas,
zonas de garzas,... y una parada técnica en una pequeña poza con aguas sulfurosas, muy calentitas (te paran 20'). El recorrido de ida lo he hecho en 2'5 horas. El de vuelta 1 hora escasa.
Livingston es una pequeña aldea marítima, orientada al turismo (no de masas), donde conviven guatemaltecos de origen maya con otros de origen africano (descendientes de antiguos esclavos).
No puedo hablar mucho de lo que he visto, porque ha sido llegar y tomar un tuctuc que ma ha llevado a una zona alejada 10' del centro de Livingston. Decir que es recomendable, es quedarse MUY corto. Ha sido magnífico. El sitio se llama Playa Quehueche. Os dejarán al lado de un puente (acaba la carretera). Sigue el sendero cinco minutos y llegas a una pequeñísima playita donde estarás casi solo.
En mi caso, casualidad un grupito de tres personas de mi lancha han acabado en el mismo sitio que yo (también han leído la Lonely Planet), aunque ellos lo han hecho guiados por un fuma'o (en el sentido más literal de la palabra) que nos ha acompañado todo el rato. Digo nos, porque evidentemente, he optado por unirme a ellos, ya en la playa.
El agua de la playa estaba bastante limpia y ¡caliente! Además te podías meter casi cien metros hasta que te cubría por completo.
En la playa se encuentra un hotel (no he visto ninguna habitación ) - restaurante: Salvador Gaviota, también recomendado por la LP. Evidentemente, cuando vienes a Livingston y alrededores hay que probar la comida garífuna. La más conocida es la que llaman Tapado: es una comida de cuchara ¡Por fín! Una especie de sopa de pescado, hecha con leche de coco, en la que cabe de todo, incluido plátano frito. Estaba de rechupete (80Q).
Desde Quehueche, andando 20 minutos, se puede llegar a la zona de los siete altares. Siete diferentes cascadas, en las que hay pequeñas pozas para bañarse. Evidentemente, en 2'5 h que teníamos no es posible acercarse, pero es una opción para quien tenga más tiempo.
Mientras esto escribo, sólo han pasado unas 4 horas y ya estoy echando en falta la brisa rozándome mientras me balanceaba en la hamaca del embarcadero...
El fuma'o nos iba a llevar de vuelta al puerto (bueno, él no, que no pasa el test de drogas, un taxista amigo suyo), pero como aquí todo se lo toman con calma (la comida han tardado una hora en hacerla), hemos llegado al puerto con quince minutos de retraso. Menos mal que éramos casi medio barco los que faltábamos...
Ya de vuelta en río dulce, he ido a tomar un heladito... bueno, uno exactamente no,... han sido cuatro... y es que no sabía qué sabor elegir...
En esto que estoy degustando el manjar y una cría se sienta al lado y me empieza a hablar (se ve que le extrañaba mi acento vasco-español). Al de poco, se juntan su amama y otras dos conocidas suyas. Me piden que si puedo hacerme una foto con ellas.... jodé, pues claro. Al final nos hemos tomado más helados aún, tras una charlita interrumpida sólo por más y más fotos que querían hacerse
Bueno, ya es hora de volverse al albergue (a ver si no me han robado nada) a poner el diario en orden, retocar fotos y prepararme para atravesar mañana a Honduras.