Una vez en tierras ceilanesas, el primer punto importante era ver si las maletas habían conseguido llegar a destino


El aeropuerto de Colombo es súper curioso. Ya se ha comentado mucho sobre él. ¿Quién iría a comprar electrodomésticos a una terminal? Pues debe de ser que allí mucha gente porque está plagado de frigoríficos, lavadoras… Me paré un momento a ver si encontraba precios pero no me pareció que estuvieran a la vista, así que como no era cuestión de ponerse a enredar y perder tiempo, continué camino hacia la salida. En ese camino hay unos ventanales gigantes y me quedé sorprendida de la cantidad de lluvia que estaba cayendo, todavía más cuando hacía un momento al bajar del avión brillaba el sol. ¿Empezamos con monzón ya? Nooooo!!

El bosque de cartelitos con nombres que se ve al salir es tremendo, me entró hasta risa. Entre toda esa vegetación de papel, estaba mi nombre y un chaval joven sosteniendo el cartel: ¡¡Champitka!! Nos recibió con una gran sonrisa y hasta un par de collares de flores (no me lo esperaba!)



- Primer cambio de moneda y tarjeta SIM: La idea general era cambiar siempre en joyerías, donde parecía que el cambio era mejor según lo leído (y así lo confirmó Champi). Pero claro, para conseguir la SIM hacía falta plata. Así que cambiamos 20eur en el aeropuerto a 145LKR por Euro. La verdad, esperaba peor cambio en el airport y me sorprendió gratamente. Tras eso, fuimos con Champi al stand de Dialog (nos recomendó esa operadora por ser la de mayor cobertura) y tras ver opciones, la escogida fue una SIM que incluía 700LKR de saldo (500LKR de llamadas internacionales y 200LKR de locales) y 2Gb de datos por 1300 LKR. La idea no era estar llamando continuamente ni andar navegando (cosa que luego vi que es difícil porque un 3G razonable, como que no), sino tenerla para contactar con Champi si hacía falta y para los típicos ‘porsiacaso’ si pasaba algo por la península ibérica (que por suerte, no pasó).
- Primera compra de provisiones: Tras todo el tema de las maletas, conocer a Champi, cambiar la pasta y comprar la tarjeta de teléfono, eran sobre las 10Am cuando salíamos del aeropuerto. Primer contacto con Asia ya en la calle… Caos!! Pero caos ordenado! Tremenda entropía. Me quedé loca






Me he enrollado bastante en el anterior punto, pero es que, de nuevo, el caos (pero no peyorativo), mi shock (pero no enfermizo, sino pseudo dulce), las carreteras, los adelantamientos locos, las tiendas y casas a los lados sin solución de continuidad, las calles sin asfalto, las canalizaciones a la vista, la gente… La gente!!!! Sonriendo, agradables, charlando entre ellos. ¿Pobreza? Ni ese primer día (ni ningún otro) vi pobreza en el sentido de pobreza extrema. Vi gente humilde, sí. Muy humilde en algunos casos. Pero de algún modo la sensación que dan es que son felices (difícil de confirmar, pero es el feeling que me traje).
Qué de sensaciones en sólo unos primeros momentos por allí. Ni idea de cómo será contactar con Asia empezando por Tailandia (por aquello de que es lo más típico), pero si alguien busca algo no tan manido, Sri Lanka es una buena apuesta

En fin, ahora sí, dejo ahí esas primeras sensaciones aunque seguro que vuelvo sobre ellas más adelante.
Serían las 11Am cuando ya emprendíamos definitivamente la marcha con las provisiones compradas y el dinero cambiado. Al rato, Champi paró en una tiendecita a comprar un café y nos invitó a uno también a nosotros. Qué crack el tío. Resulta que había estado trabajando en Grecia durante 9 años (tiene 33), en los comienzos de los años 2000. La crisis europea le hizo volver a Sri Lanka y ahora trabaja como conductor con Sangeeth, que es su primo hermano. Tiene un inglés particular pero entendible. Él mismo me reconoció que su griego es mejor que su inglés

Proseguimos camino hasta que Champi nos dijo que si queríamos parar en el templo hindú de Katagarama. No lo teníamos ni apuntado, ¡pero claro que paramos! Justo estaba habiendo una mini ceremonia en el interior. Dimos una vuelta por allí de unos 15 minutos. Era el primer contacto con la abundante y completísima riqueza cultural-religiosa del país. Todo me sorprendía. Todo.

Serían las 2pm cuando llegamos a Padeniya. Un niño muy joven (que debería estar en la escuela y no ahí


Ah! Como curiosidad vimos los maceteros con el símbolo que luego usaría cierto horrendo personaje, al igual que describió MaxDD en su diario.

Era hora de comer. Con los vuelos encima, todo el shock del comienzo y las primeras horas de coche teníamos el cuerpo un poco de vuelta, pero había que comer algo. Buscar lugares donde hacerlo fue el punto más débil de Champi en todo el viaje. Tras unas cuantas vueltas y preguntas a locales, acabamos en un lugar que estaba bastante bien donde comimos un sándwich y unas patatas fritas. Él se sentó con nosotros y estuvimos charlando (tengo que decir que ningún día más se sentó a la mesa, sólo el primero). 1550 LKR en total la comida de 3 personas.
Eran las 4.15pm cuando salíamos de comer… Tarde!!! Grrrrrrrr…



El lugar donde comimos estaba cerca de Yapahuwa. La entrada son 1000LKR por persona y entregan una botella de agua por cabeza (Champi for free, of course). Me gustó mucho. Es una fortaleza con una altitud de unos 90 metros y parece que fue capital cingalesa allá por el siglo XIII. Estuvimos caminando por allí un buen rato. Estábamos solos, pero de repente apareció un grupo de niños-monjes budistas. Fuimos foco de todas sus miradas (y de los objetivos de los que tenían cámara, también). Nos sonreían, hablaban entre ellos sobre nosotros, nos miraban de arriba abajo… Qué sensación. Pasó varias veces durante el viaje, pero ésta fue la primera. Y fue recíproca, porque a nosotros también nos llamaron muchísimo la atención. El contraste del verde, del marrón-grisáceo de las rocas y sus túnicas naranjas nos permitieron hacer unas fotos realmente chulas (vaya por delante, como los entendidos ya habrán comprobado, que yo de fotografía, ni idea). Champi y yo caminamos prácticamente hasta la cima de la montaña. Las vistas eran impresionantes. Una visita realmente recomendable.



Eran casi las 6pm cuando salimos de Yapahuwa. El cuerpo ya empezaba a pedir descanso a gritos, pero tampoco nada alarmante y que no arreglara un ligero sueño en el coche. A las 7.30pm estábamos en nuestro alojamiento en Anuradhapura: Andorra Tourist Rest. Es una guesthouse situada a las afueras (no hay mucho alrededor, por no decir nada). La habitación era algo pequeña pero limpia. La atienden unos jóvenes muy agradables a la par que tímidos. La noche nos costó 29eur.
Una buena ducha y a cenar. 1850LKR.
Había sido un día largo. Intenso. Con un montón de sensaciones. Primera vez en Asia, por libre, con un conductor más majo que las pesetas y unas paradas en el viaje de lo más interesante. Pintaba bien la cosa… ¡A dormir!

