Día 5.
Recorrido: Beynac-et-Cazenac/La Roque Gageac/Jardines de Marqueyssac/Sarlat-la-Caneda.
Kilómetros totales: 43,7. Tiempo en el coche: 1 hora 7 minutos.
Perfil en google-maps.
BEYNAC-ET-CAZENAC.
Tenía muy buenas referencias de este pueblo y se cumplieron con creces. Me pareció realmente precioso, uno de los más bonitos que vimos en todo el recorrido. Pero iré por partes.
Nos alojamos en el Hotel Pontet, de categoría 2 estrellas. Como el pueblo es pequeño, está al lado de todo; incluso se puede subir caminando hasta el castillo sin otro problema que la empinada cuesta. Está ubicado en un antiguo establo de ovejas, completamente rehabilitado: todo nuevo, habitación pequeña pero muy cómoda, incluso con aire acondicionado; el personal muy agradable, si llegas fuera de hora (fue nuestro caso) te atienden en el restaurante Meleville, que está a 3 minutos. Nos costó 52 euros, una ganga teniendo en cuenta otras alternativas. Estando allí, decidimos coger el desayuno que costaba 7,5 euros por persona (bebidas calientes, croissants, tostadas, mermeladas, mantequilla, algo de fruta y zumos de bote; caro porque no había nada especial, pero así ganábamos tiempo).
El único punto negativo era el aparcamiento, “PAYANT” en todo el pueblo creo recordar que hasta las 20:00 horas, incluidos sábados y festivos. Así que tuvimos que poner papeleta a las 9 de la mañana del día siguiente, que era domingo, ya que a esa hora en que terminaba el periodo gratuito (creo que fue 1 euro o 1,25). Menos mal que me dio por madrugar en estas vacaciones… El aparcamiento en casi todos estos pueblos es de pago salvo que se aparque en la cuneta de la carretera, lo cual no siempre resulta posible. Si se va a estar varias horas, o incluso un día entero en un mismo punto, tampoco es que sea muy caro (3 euros máximo), pero si vas haciendo paradas por varios pueblos, se te puede ir un “dineral” con el paso de los días.
Ya de noche, salimos a dar una vuelta y el Dordoña a su paso por Beynac-et-Cazenac nos recibió con este aspecto:
Había bastante gente cenando y tomando algo en los restaurantes y bares que están junto al río, incluso a horas ya tardías para las costumbres francesas. La iluminación le daba un aire romántico a las calles medievales y el reflejo azulado del Dordoña proporcionaba bonitas fotografías.
Por la mañana tempranito, salí a dar mi habitual paseo y a poner la susodicha papeleta en el coche. Me encontré con un día estupendo y un lugar precioso, tanto el pueblo como el entorno son dignos de visitar. Contemplé a la luz del día las estampas que había visto la noche anterior y disfruté con el contraste. El recorrido por el itinerario medieval (está indicado) me pareció muy interesante, además del curso del río Dordoña se divisan varios castillos repuntando en sus verdes márgenes, entre ellos los de Milandes y Castelnaud-La-Chapelle.
Donde acaban las casas (o donde empiezan, viniendo desde La Roque-Gageac), a los pies de la cresta rocosa sobre la que se encarama el castillo, hay que bajar hasta un pequeño puente de madera junto al río para hacer unas de las fotos más bonitas de Beynac-et-Cazenac. Imprescindibles las vistas desde este mirador, especialmente por la mañana.
Subí caminando hasta el castillo por las empinadas calles del pueblo (se puede llegar también en coche a varios aparcamientos de los alrededores y los más alejados del castillo son gratuitos). Una señora cuesta, pero el recorrido es muy bonito y la parte alta del pueblo también. La estampa del castillo en todo lo alto es espectacular y merece la pena llegar hasta allí aunque no se tenga intención de visitar el interior porque la fachada se aprecia bastante bien desde fuera, el entorno es merece la pena y, sobre todo, por las vistas que se tienen desde el mirador (ojo, está indicado en un cartel, pero algo escondido), para mi bastante más bonitas que las del mirador de Domme, por ejemplo.
Esta es la zona alta del pueblo, donde las casas arremolinan en torno al castillo.
Por si a alguien le interesa, todo lo que aparece en las fotografías de arriba puede verse sin pagar por ver el interior del castillo.
Entramos al castillo por la tarde, pero lo pongo aquí para no dispersar la información sobre Beynac. La entrada cuesta 8 euros y dan folleto en castellano. Imponente la fachada con su torre del homenaje del siglo XII, frente a la cual no puedes sino preguntarte en qué película la has visto. Y tampoco necesitas ponerle mucha fantasía para imaginarte a Ricardo Corazón de León tomando al asalto la fortaleza cuando esta zona del Dordoña era la frontera entre Francia e Inglaterra.
Fue una visita más corta de lo que pensábamos porque no te enseñan algunas zonas que continúan en proceso de rehabilitación. Hay muebles, utensilios, armas y otros objetos medievales; me gustó especialmente el comedor de la tropa y la cocina. Sin embargo, nos llevamos una decepción al no poder subir a la torre del homenaje, ya que si las vistas desde las almenas inferiores son de vértigo, desde arriba tienen que ser extraordinarias.
En resumen, que si se tiene poco tiempo para recorrer los pueblos de esta zona, yo, sin duda, me quedaría con éste. Se admiten otras opiniones,
LA ROQUE-GAGEAC.
También catalogado entre los “pueblos más bellos de Francia”. Nos comentaron que es la cuarta población más visitada de Francia después de París, le Mont Saint-Michel y Rocamadour. La verdad es que había bastante gente, pero no resultaba agobiante aun siendo un domingo de finales de julio.
Es un pequeño pueblo troglodita, colgado del acantilado, con las casas encajonadas contra la enorme pared de roca que tiene detrás y como superpuestas unas sobre otras. Su mayor atractivo es su ubicación, junto al río, y rodeado de castillos y pueblos encantadores, en un entorno precioso, incluso con vegetación tropical. Muy curiosas resultan las edificaciones, algunas trogloditas, entre las que destaca el antiguo fuerte, la iglesia y la pintoresca casa solariega con torre redonda que le da aspecto de castillo y que perteneció a Jean Tarde, astrónomo amigo de Galileo. Muy llamativo es también el castillo de Malartrie (abajo a la derecha, en la foto).
Dicen que es el mejor lugar para contratar un mini-crucero por el Dordoña en gabarra, los barcos que durante mucho tiempo constituyeron el único modo de transporte de personas y mercancías por la zona. Hay dos compañías que realizan el mismo recorrido (nosotros fuimos con Norbert, pero da igual), hasta el puente de Castelnaud la Chapelle, por el mismo precio y que salen a horas en punto y horas y media. Dura unos 50 minutos y cuesta 9,50 euros con audio-guía en castellano. No es que sea una experiencia excepcional, pero se pasa un buen rato y las vistas desde el río son estupendas, pudiéndose contemplar los castillos de Malartrie y Castelnaud, y los Jardines de Marqueissac. Es una “turistada” que apetece, sobre todo si hace buen tiempo
Castillo de Castelnaud desde el barco.
Fuimos a comer al cercano pueblo de Cenac, en la agradable terraza de un restaurante con buena pinta del que no recuerdo el nombre; estaba especializado en comida francesa e italiana. Tomamos dos menús de 16 euros (entrantes, filete tártaro, confit de pato y postres), refrescos, dos copas de vino y dos cafés cortados. Total, 44,10 euros.
LOS JARDINES DE MARQUEYSSAC
Desde la gabarra habíamos visto los miradores de estos jardines, encaramados a lo alto del promontorio rocoso. Un balcón excepcional sobre el Dordoña. Su diseño data de finales del siglo XVII
Espectacular vista de Beynac-et-Cazenac y su castillo desde los Jardines.
Lo mejor es su ubicación, con unas vistas sensacionales de todo el entorno desde sus miradores. El más espectacular es el último, desde el que se divisa una amplísima panorámica del curso del Dordoña a 130 metros de altura, con un panorama impresionante de La Roque-Gageac. Dependiendo de lo que a cada uno le guste, merecerá o no la pena pagar los 11 euros de la entrada, que incluye un mapa detallado con el que es muy fácil hacer la visita. Si se busca disfrutar de unos preciosos jardines plagados de flores dispuestas en elaborados parterres, no lo recomiendo porque más bien se trata de un bosque en lo alto del acantilado, en el que se construyó un pequeño castillo, que también se visita. Tampoco parece el mejor lugar si hay niebla o poca visibilidad porque, además del famoso jardín de bojs recortados, en mi opinión, lo más destacado, son sus extraordinarias vistas. Es preciso caminar un par de kilómetros para llegar al último mirador, el más bonito; eso sí, se hacen cómodamente y hay mucha sombra, lo que agradecimos pues apretaba bastante el calor.
Así se ve La Roque Gageac desde los Jardines de Marqueyssac, una auténtica "vista de pájaro".
Jardines de boj y castillo.
CASTELNAUD-LA-CHAPELLE
Después de ver los Jardines de Marqueyssac y el castillo de Beynac-et-Cazenac, fuimos hacia Castelnaud-la-Chapelle, pero dando un rodeo por Bezenac y Allez-les-Mines. Sin embargo, no recomiendo el desvío salvo que se tenga tiempo de sobra porque pasado Beynac-et-Cazenac el paisaje ya no es tan bonito.
Castelnaud-la-Chapelle es otro de los pueblos catalogados como “más bellos de Francia. Cuenta con uno de los castillos más espectaculares de la rivera del Dordoña y, según dicen, tiene un museo de historia medieval bastante completo. Como teníamos el cupo de visitas del día cubierto, no entramos. Encontramos aparcamiento gratuito (cosa extraña) cerca del puente, desde donde se contemplan unas bonitas vistas.
Castelnaud-la-Chapelle es otro de los pueblos catalogados como “más bellos de Francia. Cuenta con uno de los castillos más espectaculares de la rivera del Dordoña y, según dicen, tiene un museo de historia medieval bastante completo. Como teníamos el cupo de visitas del día cubierto, no entramos. Encontramos aparcamiento gratuito (cosa extraña) cerca del puente, desde donde se contemplan unas bonitas vistas.
Desde este punto fuimos directamente a nuestro hotel de la jornada en Sarlat-la-Caneda, que estaba a poco más de una decena de kilómetros.