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Amanece totalmente nublado en New York, y según el tiempo va a ser el día más frío. Nosotros tenemos en el plan Central Park y el frío no nos echa para atrás.
Cogemos el metro hacia Columbus Circle, y a las 9 ya estamos desayunando algo en un Subway, que fue lo primero que nos encontramos. Este fue el día que me planté con el café americano y la verdad es que fue la mejor decisión, si sois sensibles con esto os lo recomiendo, porque yo tardé un par de días en relacionar las molestias con el café.
Empezamos nuestro día en Central Park, absolutamente congelados. Yo iba muy bien abrigada y lo que es el cuerpo estaba bien, pero la cara… ¡Se me congelaba! Aun así no puedo dejar de sorprenderme con la cantidad de gente que hay haciendo deporte y lo precioso que es Central Park, si un día así lo veo tan bonito en primavera y otoño tiene que ser impresionante. Hay una pista de hielo y observamos unos minutos a la gente patinando antes de seguir nuestro camino.
Nuestro objetivo es recorrer la mitad del parque, hasta el monumento de Imagine, y dejar la otra mitad para mañana.
Pasamos por el monumento a Alicia en el País de las Maravillas y luego por Bethesda Terrace, que entre otras, salía en Solo en Casa II, intentamos buscar también el resto de localizaciones de la peli aunque es difícil dar con los puntos exactos.
De aquí nos vamos a The Ramble y si estaba encantada con Central Park aquí me enamoré, que zona tan increíble, no se oía más que el canto de los pájaros, y encima la mayoría del tiempo estábamos solos. Yo cada dos por tres me paraba con las ardillas (que están por TODAS partes) con los pájaros… Una maravilla. Sigo pensando que en primavera y otoño tiene que ser impresionante.
De aquí vamos a uno de los lagos, The Lake, que está al lado de Strawberry Fields, y luego pasamos por el mosaico de Imagine.
Después de echarle unas fotos al edificio Dakota, donde desgraciadamente John Lennon fue asesinado, nos metemos en el metro para ir a la Universidad de Columbia.
Cuando salimos del metro, empieza a nevar, y pasando por la Universidad el frío ya está haciendo estragos en nosotros. Así que apretamos el paso para nuestro siguiente destino, un must para cualquier fan de Seinfeld, el Tom’s Restaurant, en Broadway con la 112, de repente se nos pasó el frío con la emoción, no me creía que estuviera ahí, parecerá una tontería pero a nosotros nos hacía muchísima ilusión. Era temprano y el plan era dar una vuelta por el parque Riverside, pero entre el frío y el cansancio decidimos entrar. Por dentro no es igual que la serie claro, pero si hay fotos de ellos e incluso el cuadro “The Kramer”. En 5 minutos nos sentamos, y allí estamos entre Neoyorkinos tomándonos un brunch, pedimos cada uno un plato que se llamaba Lumberjack y por 10 dólares y llevaba huevos, bacon, tostada, salchicha y dos tortitas. Aquí si volví a pedir café porque vi que era de jarra de agua y pensé que solo no me haría daño. Y no sé si era la emoción de estar allí, pero nos supo todo a gloria, especialmente los huevos revueltos que estaban de vicio. Típico desayuno, de típica cafetería americana. Si sois fans de Seinfeld, os lo recomiendo 100%, si no, pues os queda un poco a desmano, y seguro que podréis encontrar muchas cafeterías del estilo.
Pagamos unos 25 dólares con propina, el café me lo cobraron a 1 dólar por cierto, baratísimo, y no me sentó mal.
Con bastante pena dejamos atrás el Tom´s Restaurant y cogemos un metro hacia Chelsea.
Llegamos al Chelsea Market, que se encuentra en la 15 con la 9ª, y era una antigua fábrica de galletas, donde al parecer se inventaron las Oreo. El mercado es muy chulo, con un aire industrial y muy moderno. Hay algunas tiendas bastante interesantes y también sitios para comer, nosotros íbamos servidos así que nos dedicamos a observar, al ser sábado hay mucho ambiente.
Cuando salimos vemos que el tiempo está mejorando un poco y nos empezamos a plantear hacer hoy la visita al Empire.
El siguiente punto era el High Line así que allá vamos, al lado del Chelsea Market hay un acceso para subir. El High Line es un parque elevado que se hizo sobre las vías de un tren abandonado, fue un proyecto que propusieron los vecinos de New York para aprovechar la zona, y recorre una de las que ahora mismo es de las zonas de moda en New York, el Meatpacking District, que antaño era una zona de mataderos, aquí creo que también “pagamos” bastante el hecho de que aun fuera marzo y no luciera como con buen tiempo, aun así disfrutamos mucho del paseo. Si vais en verano, tiene que ser genial ver como oscurece la ciudad desde aquí.
Nos bajamos y damos una vuelta por Chelsea, viendo las galerías de arte y las preciosas calles de la zona. Caminamos hasta la 22 con la 10ª, para ver el Empire Dinner, que sale unos segundos en Solo en Casa II (Si, nos encanta la peli, para mi fueron las películas de mi infancia)
Luego cogemos un metro hacia el centro, y casi sin querer acabamos en Korea Town, en la calle 33 entre la 5ª y la 6ª, decidimos tomar algo y nos dan un sablazo de 9 dólares por un café y un té.
Como parecía que se abrían unos claros en el horizonte, decidimos arriesgar y subir al Empire, para el día siguiente daban bueno pero lo teníamos reservado para Central Park y el puente de Brooklyn, así que por si acaso se ponen las cosas peor el lunes, decidimos que el día era lo bastante bueno.
Hicimos un poco de tiempo por Macy’s, para intentar subir cuando se acerque más la noche y poder verlo de día y de noche.
Ya llevábamos la entrada comprada de casa, pero la verdad es que no había cola. Si tuvimos que hacer algo de cola para pasar el control, y si lleváis un trípode como era mi caso, aquí os lo recogen y os dan ticket para recogerlo más tarde.
Tenéis la opción de coger una audio guía gratuita que va contando un poco la historia del edificio.
Tuvimos que hacer algo de cola para coger el ascensor, y por fin llegamos arriba. Había bastante gente y costaba un poco hacerte un hueco para hacer fotos, y también algo que no habíamos pensado, ¡un viento terrible! Fue lo que más me empaño la experiencia porque incluso se me levantó un dolor de cabeza fuertísimo. Las vistas son impresionantes por supuesto, y os recomiendo que entréis como mínimo una hora antes de que anochezca, para que os de tiempo a verlo de las dos formas. Nosotros subimos bastante pronto, y nos sobró algo de tiempo que aprovechamos para entrar y descansar del frío y el viento.
Si de día había que hacerse hueco, cuando anochece hay que esperar turno para las fotos, y eso que estábamos en temporada baja, y no hacía un gran día. La verdad es que las luces de la ciudad impresionan un montón, yo recomiendo totalmente subir al anochecer, a pesar de que por la mañana se dice que hay menos gente, la ciudad de noche lo vale.
Al ratito nos fuimos porque el frío y el viento ya empezaba a ser casi insoportable, y aquí otra cola para bajar por el ascensor.
Si dejasteis el trípode, tendréis que volver al mismo sitio a cogerlo.
Cuando salimos del Empire, cogimos el metro para comer otra de las hamburguesas de la lista. El Burger Joint, es bastante conocido en internet y se encuentra en el vestíbulo de un hotel de lujo Le Park Meridien, en la 56 con la 6ª.
Este es uno de los lugares recurrentes en las listas de las mejores hamburguesas de New York, y nosotros no pudimos salir más decepcionados.
Cuando llegamos, ya vimos una cola al lado de una cortina roja, no parecía muy larga, en comparación con otras que ya habíamos “sufrido”, así que nos animamos, yo llevaba las expectativas muy altas. Cuando ya habían pasado 30 minutos, y no habíamos avanzado más de la mitad del camino, ya nos empezamos a mosquear. Estábamos muy cansados después de dos horas y algo en el Empire, teníamos hambre y yo un dolor de cabeza tremendo. Cuando por fin conseguimos entrar al local, ya llevábamos 45 minutos de pie, y resulta que aunque entres, no significa que te sientes, sigue habiendo una cola hasta la caja, donde pides y luego te sientas, si encuentras sitio claro. El local es enano y aquello parecía un puñado de gente jugando a las sillas… Lo peor de todo es que había un tío por allí que no organizaba absolutamente nada, y gente que venía detrás nuestra se sentó en un sitio que quedo libre y los fue a atender a la mesa, mientras los demás esperábamos la cola y había gente con comida en la mano sin poder sentarse…
Yo ya sabía lo de sentarse con otra gente en la mesa, pero no me imaginé que no hubiese nadie organizando ese desastre, y que después de 50 minutos hasta que conseguimos la comida, tengamos que estar como niños para pelearse por una mesa… Pagamos 20 dólares por hamburguesa y bebida con dolor, ni pedimos patatas con el cabreo, y conseguimos sentarnos en una mesa, con manchas de ketchup, servilletas sucias y vasos de bebida medio vacíos… Obviamente, llegados a este punto era muy difícil que la hamburguesa estuviera tan buena como para olvidar el resto, y efectivamente no lo estaba. Una hamburguesa normal, pequeña, por un precio ridículamente alto, en una mesa sucia, después de una larguísima espera. Yo a lo que la gente llama un sitio “clandestino y curioso” lo llamo el timo de la estampita. O eso, o ya no es lo que era, lo siento si alguien le encanta este lugar, de hecho por las críticas que tiene así es para la mayoría, pero esta fue mi experiencia. De verdad que salí de allí pensando que éramos bichos raros, pero bueno, he visto opiniones parecidas a la mía en tripadvisor.
A pesar la decepción de la hamburguesa, había sido un gran día y nos fuimos al hotel muy contentos con todo lo que habíamos visto.
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