Sábado 18 de octubre y tengo deja vu. Hace año y medio me despertaba un sábado como hoy en un hotel de Salt Lake City. Hoy estoy en uno de Seattle. Entonces me había asomado a la ventana y veía una ciudad al pie de las montañas nevadas bajo un cielo prácticamente despejado. Hoy no hay montañas, pero tampoco hay un sol resplandeciente sobre los rascacielos del Downtown. Unas nubes plomizas cubren el cielo y amenazan con dejar un día de perros tan típico del norte de España. Por lo que veo, el noroeste de USA es muy similar climatólogicamente al noroeste español...

Tranquilos. Estaba previsto. No todo va a ser sol y playa.
Vale. Seattle no es Chicago ni Nueva York. Y la experiencia previa me dice que no espere gran cosa de una ciudad americana media (véase mi experiencia de Salt Lake), pero algo tendrá.
Tras atiborrarme en el "american" desayuno, bajo con el coche al downtown (esta vez me he asegurado que tiene matrícula...) y aparco en una zona residencial cerca del Space Neddle. Es la principal atracción y un buen punto de observación de toda la ciudad.

La vista desde arriba es la esperada: una serie de rascacielos de oficinas en el centro, barrios residenciales alrededor hasta donde alcanza la vista (que hoy no es muy grande por cierto), y unos de los principales puertos de la costa oeste americana.
He reservado plaza en un tour guiado por el centro denominado "Seattle bites", que supuéstamente combina la visita a lugares importantes del Downtown con experiencias gastronómicas de Seattle en torno a su famoso mercado de pescado y otros productos alimentarios.
Si bien el tour sirve para socializar y tomar contacto con la vida cotidiana del mercado, ciertamente esperaba que las degustaciones (variadas, eso si) estarían un poco más centradas en la gastronomía local. Tampoco que incluyesen en su tour gastronómico el paso por el famoso callejón lleno de chicles.


El famoso mercado. La vista de la ciudad desde uno de los ferrys.
El resto del día lo dedico a un pequeño paseo por el centro con intención de coger el Ferry a Bainbridge, pues desde la bahía se tienen las mejores vistas de la ciudad. Llego tarde y lo pierdo, pero a cambio cojo el de West Seattle, que es mas corto y vale igual para hacerse una idea.
No quiero entretenerme mucho más en la ciudad, pues debo seguir la ruta hacia el norte (pero no iba hacia el sur??)
Ya con el coche de nuevo, hago dos paradas antes de seguir la ruta. Primero paso por Kerry Park. Es una colina residencial al norte de la ciudad, donde se puede hacer la foto más completa de Seattle, con el Space Neddle, el Downtown, el puerto y, si el tiempo es propicio, el Mt Rainier al fondo. El segundo punto de parada obligada es un poco más friki y está más escondido, pero no podía pasar por Seattle y no ir a la casa de Kurt Cobain...






Panorámicas de Seattle, el "Canyonero" y la casa de Kurt.
No puedo entretenerme más porque parto hacia el norte, casi en la frontera con Canadá. 80 millas en coche hasta Anacortes, mas una travesía en ferry hasta Friday Harbor, en la isla de San Juan (así en español). Tras la cena, y dado que no había mucho alojamiento donde elegir, mi amigo Airbnb me proporciona una cabaña en el bosque con ducha exterior bajo un pino en octubre a precio razonable.
Mañana toca embarcar.