Nos levantamos y desayunamos, de nuevo charlando con Tom, y salimos a coger el autobús número 12 que nos llevará hasta Seafield Street, donde cogeremos el coche de alquiler. El bus llega tarde y después de media hora estamos a punto de irnos andando, luego pensamos ir en taxi, pero antes de que nos decidamos llega el bus.
Una vez en el coche, ponemos rumbo a Stirling, pero la primera parada será Falkirk, para ver los Kelpies, unas esculturas en forma de cabeza de caballo gigantes, hechas de acero y de 30 metros de altura; que se pueden ver desde la carretera al pasar. Queremos verlas de cerca así que paramos aquí (Parking: 2£). En realidad, los Kelpies son seres mitológicos escoceses, que en sus apariciones se describían con forma de caballo.
Nuestra próxima parada son los Highland Games de Bridge of Allan, un pueblo que está justo al lado de Stirling. Cuando llegamos al sitio y vemos donde nos estamos metiendo… el parking es un campo que está lleno de barro, a ver si luego no vamos a poder sacar el coche! El parking nos cuesta 2£ y cada entrada 8£. Para cuando llegamos ya hay mucha gente, y eso que el tiempo no es nada agradable, lluvia, frío… Vamos el típico tiempo escocés, jaja. Más vale ponerse el poncho que las gradas no son cubiertas.
Conseguimos sitio en una de las gradas y vemos varios de los juegos, así como bailes típicos escoceses un poco de lejos, ya que los escenarios nos quedan más alejados. Pero justo enfrente tenemos a los equipos de las Highlands, a los que vemos practicar lanzando martillos, lanzando pesas por encima de cierta altura, y lo más espectacular, dando la vuelta a troncos gigantes. Aunque hemos pasado frío y nos ha llovido un rato, ha merecido la pena verlo.
Ya cuando parece que queda poco para acabar, damos una vuelta y vamos a la zona donde están las bandas de gaitas, o Pipebands, y vemos cómo tocan, es impresionante. Hay bandas de Escocia, pero también de otros países. Al final del evento, todas las bandas entran al campo desfilando y tocando.
Al salir de Bridge of Allan, nos dirigimos al Monumento a William Wallace, archiconocido héroe escocés gracias a la película Braveheart. Aunque desde el parking sale un autobús que sube y baja gratuitamente, queda poco tiempo para que acabe el horario del bus y no lo vemos en la parada, así que al final subimos andando. No entramos a ver el monumento, porque ya es casi la hora del cierre; nos contentamos con verlo desde fuera.
Al bajar, nos dirigimos a nuestro alojamiento en Stirling. Para esta noche, tenemos una habitación cogida con Airbnb, en la casa de Malcolm, quien nos recibe amablemente. Nos relajamos un rato, descansando del día intenso; y después vamos hacia el centro. No está muy lejos, pero Malcolm se ofrece a llevarnos en coche, ya que tiene que salir a hacer unas compras. Nos explica cómo volver andado, y nos recomienda varios pubs donde podemos tomar algo y/o cenar. Malcolm tiene un marcado acento escocés y en ocasiones es difícil entender todas las frases, aunque nos comunicamos muy bien con él.
Ya en el centro, nos pateamos toda la zona histórica, nos gusta mucho y hay rincones muy bonitos. Después, vamos hacia uno de los pubs que nos ha recomendado Malcolm, pero sorpresa! Ya son las 9:00h y la cocina ha cerrado. Esto no es nada raro en Escocia, donde en la mayoría de los sitios ya no se puede cenar después de las 9:00h. Suerte que hay un pub en el que la cocina cierra a las 11:00h, muy cerca de donde estamos, The Crossed Peels. Aquí cenamos hasta reventar, burrito, hamburguesa, y como no, las correspondientes pintas. Con la panza llena nos volvemos a casa a descansar.
Una vez en el coche, ponemos rumbo a Stirling, pero la primera parada será Falkirk, para ver los Kelpies, unas esculturas en forma de cabeza de caballo gigantes, hechas de acero y de 30 metros de altura; que se pueden ver desde la carretera al pasar. Queremos verlas de cerca así que paramos aquí (Parking: 2£). En realidad, los Kelpies son seres mitológicos escoceses, que en sus apariciones se describían con forma de caballo.
Nuestra próxima parada son los Highland Games de Bridge of Allan, un pueblo que está justo al lado de Stirling. Cuando llegamos al sitio y vemos donde nos estamos metiendo… el parking es un campo que está lleno de barro, a ver si luego no vamos a poder sacar el coche! El parking nos cuesta 2£ y cada entrada 8£. Para cuando llegamos ya hay mucha gente, y eso que el tiempo no es nada agradable, lluvia, frío… Vamos el típico tiempo escocés, jaja. Más vale ponerse el poncho que las gradas no son cubiertas.
Conseguimos sitio en una de las gradas y vemos varios de los juegos, así como bailes típicos escoceses un poco de lejos, ya que los escenarios nos quedan más alejados. Pero justo enfrente tenemos a los equipos de las Highlands, a los que vemos practicar lanzando martillos, lanzando pesas por encima de cierta altura, y lo más espectacular, dando la vuelta a troncos gigantes. Aunque hemos pasado frío y nos ha llovido un rato, ha merecido la pena verlo.
Ya cuando parece que queda poco para acabar, damos una vuelta y vamos a la zona donde están las bandas de gaitas, o Pipebands, y vemos cómo tocan, es impresionante. Hay bandas de Escocia, pero también de otros países. Al final del evento, todas las bandas entran al campo desfilando y tocando.
Al salir de Bridge of Allan, nos dirigimos al Monumento a William Wallace, archiconocido héroe escocés gracias a la película Braveheart. Aunque desde el parking sale un autobús que sube y baja gratuitamente, queda poco tiempo para que acabe el horario del bus y no lo vemos en la parada, así que al final subimos andando. No entramos a ver el monumento, porque ya es casi la hora del cierre; nos contentamos con verlo desde fuera.
Al bajar, nos dirigimos a nuestro alojamiento en Stirling. Para esta noche, tenemos una habitación cogida con Airbnb, en la casa de Malcolm, quien nos recibe amablemente. Nos relajamos un rato, descansando del día intenso; y después vamos hacia el centro. No está muy lejos, pero Malcolm se ofrece a llevarnos en coche, ya que tiene que salir a hacer unas compras. Nos explica cómo volver andado, y nos recomienda varios pubs donde podemos tomar algo y/o cenar. Malcolm tiene un marcado acento escocés y en ocasiones es difícil entender todas las frases, aunque nos comunicamos muy bien con él.
Ya en el centro, nos pateamos toda la zona histórica, nos gusta mucho y hay rincones muy bonitos. Después, vamos hacia uno de los pubs que nos ha recomendado Malcolm, pero sorpresa! Ya son las 9:00h y la cocina ha cerrado. Esto no es nada raro en Escocia, donde en la mayoría de los sitios ya no se puede cenar después de las 9:00h. Suerte que hay un pub en el que la cocina cierra a las 11:00h, muy cerca de donde estamos, The Crossed Peels. Aquí cenamos hasta reventar, burrito, hamburguesa, y como no, las correspondientes pintas. Con la panza llena nos volvemos a casa a descansar.