Nos íbamos aproximando nada más y nada menos que a Mordor y una inquietud creciente se adueñaba de nuestro espíritu freaky, y devorador del universo Tolkien décadas antes de su recreación fílmica.
Mordor, en topónimo neozelandés es Tongariro National Park. Este parque engloba el Monte Tongariro, de 1968 metros, el Monte Ngauruhoe, de 2291 metros y el Monte Ruapehu, de 2797 metros, los tres son volcanes activos.
Mirad el Chateau Tongariro Hotel, que estaba al lado de nuestro camping, después de la erupción que hubo justo un año después de nuestro viaje
Sólo pensar que estábamos ahí mismo un año antes
Exactamente el Monte Ruapehu es el que representó a Mordor y Emyn Muil en la trilogía El Señor de los Anillos, y la forma cónica del Monte Ngauruhoe fue parte de la imagen para construír el Mount Doom.
Debéis rebajar vuestras ansias fanáticas de la saga, pues para recrear Mordor usaron muchísima edición digital y de unión de varios paisajes neozelandeses, con lo cual es importante que sepáis que para visualizarlo necesitaréis grandes dosis de imaginación.
Aunque compartiré pinceladas de algunos de los escenarios y localizaciones de las sagas Tolkien durante el diario, dejaré una de las últimas etapas para hablar de la Tierra Media y su recreación en Nueva Zelanda. Ahora bien, todos los lugares son naturaleza protegida que volvió a su estado natural tras los rodajes y sólo queda el Set de Hobbiton (que ya habéis leído nuestra fortuna al visitarlo ) y algunos decorados en plató.
El Parque Nacional de Tongariro es el primer parque que se creó en Nueva Zelanda, y el primero del mundo en obtener el estatuto de Patrimonio de la Humanidad de la Unesco. La palabra Tongariro proviene de la unión de las palabras tonga (viento del sur) y riro (dejarse llevar).
Además, la zona de Tongariro está repleta de lugares sagrados para la cultura maorí.
La leyenda cuenta que el alto sacerdote Ngatoroirangi se congelaba en una tormenta de nieve mientras exploraba el Tongariro e invocó a Hawaiki, la tierra natal polinesia de los maoríes, para obtener fuego. Su oración fue respondida a través de lo que ahora conocemos como el cinturón de fuego del pacífico y la montaña hizo erupción. Una historia chula, ¿verdad?
Esa tarde decidimos hacer un par de trails, unas rutas circulares preciosas, la Taranaki Falls Track, de unas dos horas ida y vuelta, y la Silica Rapids Track, de dos horas y media, también ida y vuelta.
A pesar de ser primavera avanzada hacía un frío helador, así que nos ataviamos con todas las capas disponibles y nos dirigimos al inicio del Taranaki Falls Track, a menos de quinientos metros del Chateau Tongariro hotel.
El recorrido es circular, con poco desnivel y muy bien señalizado. Andar por esos parajes agrestes de Mordor, casi solas, sólo nos cruzamos con un par de personas, impresiona mucho.
En el camino ves la cascada Taranaki, bosques, los Golden Rapids, los montes Ruapehu y Tongariro, campos de lava y los Silica Rapids.
Esas rutas eran un aperitivo en espera de que el tiempo acompañase al día siguiente para atacar una de las grandes rutas en Nueva Zelanda, el “Tongariro Alpine Crossing" .
Requiere de buena forma física, ya que son unas ocho horas de travesía, pero sobre todo de suerte con la climatología. Cada día te indican si las condiciones meteorológicas acompañan o te recomiendan no hacerlo.
Era uno de nuestras ilusiones del viaje porque atraviesa unas zonas increíbles por las laderas de las tres montañas, te permite caminar directamente por el borde de los cráteres activos y asomarse a lagos termales de preciosos tonos esmeralda. Por mis palabras intiuréis que no pudo ser
Amanecimos nevando, sí nevando!!! Y decidimos continuar camino, no sin antes pasar por la estación de esquí Whakapapa en el Happy Valley a 1630 metros. Anduvimos por la lava recién nevada y nos tomamos algo en su cafetería antes de emprender camino hacia Wellington. Si casi en verano nieva, imaginad en su invierno (para los que viajéis en nuestro verano)
Os dejo un vídeo sobre el Tongariro Alpine Crossing, que con certeza haremos en nuestro próximo viaje a Nueva Zelanda!
La flexibilidad que te da viajar así, en Autocaravana y en una buena temporada que aúna clima templado con poco turismo, es que puedes modificar el itinerario y adaptarlo a las necesidades o intereses de cada momento. Con la sensación de que quedarnos un día más esperando que mejorase el clima era una pérdida de tiempo, adelantamos la llegada a la capital de Nueva Zelanda y del ferry, lo que nos permitía dedicar un día más a la paradisíaca isla sur
No podemos decir mucho de Wellington, porque sólo le dedicamos una tarde y estuvimos simplemente paseando y llenando en un supermercado las despensas y la nevera a tope. Os recomiendo hacer lo mismo porque la isla sur está mucho más deshabitada, con pocos núcleos urbanos y la compra sale más cara en las tiendas pequeñas.
Unos datos básicos sobre Wellington, que nos pareció la menos atractiva de las “grandes” ciudades neozelandesas.
Es la capital y tiene unos 350.000 habitantes, está justo en la punta sur de la isla norte y desde allí se cogen los ferrys entre islas.
Nos pareció una ciudad cómoda y agradable para pasear, entre el mar y las colinas verdes, cosmopolita y con mucho ambiente de cafeterías y cultura, pero quizás se merecía haberle dedicado un día completo.
Unas ideas en español para conocer esta zona.
A veces en viajes tan largos hay días en los que necesitas descanso, lavar ropa, hacer compra y prepararte para las semanas que te quedan, y esa función cumplió ese día.
Al día siguiente nos esperaba la emoción de cruzar el el fantástico Ferry Interislander a la Isla sur