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Amanecimos con la ilusión de cruzar el estrecho de Cook en el fantástico Ferry Interislander a la Isla Sur.
Nos costó 157 NZ$, pero en su web podéis consultar sus tarifas actualizadas.
Si la isla norte nos había dejado totalmente enamoradas y, no sólo había supuesto una toma de contacto con el país, sino todo un descubrimiento en cuanto a belleza y contrastes, el trayecto a la isla sur y la promesa de que lo que nos esperaba nos iba a dejar sin respiración, nos tenía en un estado de excitación sin igual.
El Ferry tarda unas tres horas en cruzar el estrecho de Cook, que separa la Isla Norte de la Isla Sur, y su recorrido es en sí mismo un crucero de belleza e interés único.
Creo que no me senté ni diez minutos seguidos. Subía de una cubierta a otra, paseaba por la multitud de zonas de restauración y recreación que ofrece, hacía fotos, veía delfines acompañando la travesía, los fiordos, las mansiones costeras, y así disfruté como una niña hasta que avisaron que debíamos bajar a las bodegas a por nuestros vehículos.
Sentadas en la Autocaravana a punto de salir del ferry nos sentíamos como los pilotos de Fórmula 1, con la adrenalina y la concentración al 100% para empezar una nueva aventura.
Cuando atravesamos las pasarelas del ferry con la Autocaravana e iniciamos la ruta escénica desde Picton por el Fiordo Queen Charlotte, tuvimos la sensación de que entrábamos en otro mundo. Uno aún más virgen y espectacular que el que acabábamos de conocer.
La ruta nos iba a llevar a uno de los parques nacionales más impresionantes de Nueva Zelanda, Abel Tasman, pero ya el camino es tan espectacular que nos paramos en un montón de miradores e hicimos una ruta de senderismo para disfrutar del bello fiordo Queen Charlotte. Es una de las grandes rutas y sólo lo recorrimos un par de horas pero nos dejó maravilladas.
La mayor parte de los vehículos que desembarcaban con nosotras del ferry avanzaban por la isla como alma que lleva el diablo
Parecía que huían como con prisa de llegar a algún lugar sin disfrutar de las vistas. Nueva Zelanda es un país tan repleto de maravillas naturales y belleza continua que no tomarse el viaje con calma y disfrutando del camino es una verdadera pena. Igual corrían porque están acostumbrados a ver estos paisajes a diario
, pero nosotras que hay algunos días del año, pocos, que no vemos fiordos como estos decidimos paladearlo 
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Últimos comentarios al diario: 
Me alegro que te haya gustado y te haya hecho recordar vuestro viaje y "nuestra Wendekreisen querida". Hay que volver! 
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