Después de años sin un Viaje, volvemos a elegir un destino de calor y sol. ¡Y mira que nos lo prometimos a nosotros mismos después de la Toscana! Pues nada, aquí estamos en el puerto de Algeciras caminito de Marruecos. De nuevo en un viaje con nuestros niños (que ya no son tan niños) y nuestro propio coche.
¡Qué alegría le hemos dado a la familia al elegir este destino! ¡Qué ocupados han estado desde que anunciamos el viaje hasta el día de la vuelta! Velas a los santos, advertencias continuas a los niños de que “no se soltaran de nuestro lado”, retahilas interminables de sucesos horribles de turistas en Marruecos, el niño raptado de “El hombre que sabía demasiado”… ¡Ay!
¿La realidad? Un viaje en el que lo que más nos ha sorprendido es lo poco que nos ha sorprendido, ya que la esencia es muy parecida a la nuestra, tanto para lo bueno como para lo no tan bueno. Un país en el que a poco que te lo propongas le coges pronto el pulso, y en el que es muy fácil y seguro moverse por libre. Un destino en el que si algo hemos echado en falta ha sido, precisamente, el dinamismo y la diversidad de otros viajes que hemos hecho. Pero era verano, y hacía calor, y no íbamos a repetir otra Toscana.
A lo que iba: destino Marruecos .
Sólo contábamos con una semana, y era nuestra primera bajada, así que nos planteamos un recorrido poco ambicioso, un cachito del mapa de Marruecos, nada más: Tetuán (un día), Chefchaouen (dos días), Fez (dos días) y Meknés (un día). A posteriori, siendo verano le hubiera quitado un día a Chefchaouen y se lo hubiera dado a Meknés. Si hubiera sido primavera, directamente hubiera alargado el viaje en unos cuantos días, ya que los espacios naturales tanto en los alrededores de Chaouen como en los de Fez son espectaculares.
El ferry lo cogí con mucho tiempo porque soy una exagerada, pero estuve comprobando los precios y se mantuvieron más o menos estables hasta julio, cuando empieza la operación “paso del estrecho”. Fueron 280 € Algeciras-Tánger Med, cuatro personas y un coche ida y vuelta. Creo que muy bien de precio.
Los hoteles también los cogí con tiempo y con mucho mimo. Sabía que necesariamente íbamos a pasar mucho tiempo en ellos huyendo de las horas centrales del día, así que los reservé con el filtro de “aire acondicionado” y en Fez y Meknés añadí “piscina”, bien ubicados y con una única habitación para los cuatro (cosa que no es muy frecuente). El resultado de la búsqueda fue muy satisfactorio: unos hoteles (riads) maravillosos, en los que apetecía dejar pasar el tiempo, a un paso del bullicio de las medinas. El precio casi europeo en temporada baja, eso sí.
¡Qué alegría le hemos dado a la familia al elegir este destino! ¡Qué ocupados han estado desde que anunciamos el viaje hasta el día de la vuelta! Velas a los santos, advertencias continuas a los niños de que “no se soltaran de nuestro lado”, retahilas interminables de sucesos horribles de turistas en Marruecos, el niño raptado de “El hombre que sabía demasiado”… ¡Ay!
¿La realidad? Un viaje en el que lo que más nos ha sorprendido es lo poco que nos ha sorprendido, ya que la esencia es muy parecida a la nuestra, tanto para lo bueno como para lo no tan bueno. Un país en el que a poco que te lo propongas le coges pronto el pulso, y en el que es muy fácil y seguro moverse por libre. Un destino en el que si algo hemos echado en falta ha sido, precisamente, el dinamismo y la diversidad de otros viajes que hemos hecho. Pero era verano, y hacía calor, y no íbamos a repetir otra Toscana.
A lo que iba: destino Marruecos .
Sólo contábamos con una semana, y era nuestra primera bajada, así que nos planteamos un recorrido poco ambicioso, un cachito del mapa de Marruecos, nada más: Tetuán (un día), Chefchaouen (dos días), Fez (dos días) y Meknés (un día). A posteriori, siendo verano le hubiera quitado un día a Chefchaouen y se lo hubiera dado a Meknés. Si hubiera sido primavera, directamente hubiera alargado el viaje en unos cuantos días, ya que los espacios naturales tanto en los alrededores de Chaouen como en los de Fez son espectaculares.
El ferry lo cogí con mucho tiempo porque soy una exagerada, pero estuve comprobando los precios y se mantuvieron más o menos estables hasta julio, cuando empieza la operación “paso del estrecho”. Fueron 280 € Algeciras-Tánger Med, cuatro personas y un coche ida y vuelta. Creo que muy bien de precio.
Los hoteles también los cogí con tiempo y con mucho mimo. Sabía que necesariamente íbamos a pasar mucho tiempo en ellos huyendo de las horas centrales del día, así que los reservé con el filtro de “aire acondicionado” y en Fez y Meknés añadí “piscina”, bien ubicados y con una única habitación para los cuatro (cosa que no es muy frecuente). El resultado de la búsqueda fue muy satisfactorio: unos hoteles (riads) maravillosos, en los que apetecía dejar pasar el tiempo, a un paso del bullicio de las medinas. El precio casi europeo en temporada baja, eso sí.