Mi primera visita del día fue por supuesto al castillo de Buda, para llegar a él pillé el funicular, que por 800 florines te deja en la puerta. Tuve la gran suerte de encontrarme con una exposición de Picasso y Modigliani dentro, así que me lo pasé pipa.

Aunque subí en funicular, se puede subir caminando perfectamente, además así cruzarás el puente de las cadenas, imprescindible hacerlo si vas a Budapest.

Del castillo me fui al Bastión de los Pescadores con sus siete torres que conmemoran a las siete tribus fundadoras de Hungría y unas vistas al Parlamento increíbles. Otra visita obligada en Budapest.


Del Bastión de los Pescadores me fui a visitar el laberinto... A lo largo de la historia, el Laberinto del Castillo de Buda ha tenido diferentes usos: refugio del hombre prehistórico hace medio millón de años, bodega de vino, cámara de tortura, cárcel y "caja de caudales" durante la Edad Media, y búnker, hospital militar e instalación secreta durante el siglo XX.
Entre que hice la visita sola... que aquello estaba oscuro... que te ponían una música demoníaca... que soltaban un humo para acojonarte aún más y que al doblar una esquina me encontré a este diablo.... me fui corriendo de allí sin terminar la visita. Me sorprendí a mi misma abandonando porque no suelo ser miedosa en estas situaciones... En fin.

Y para finalizar, una visita al Hospital en la Roca. El hospital-búnker, construido en el interior de unas cuevas naturales bajo el Castillo de la Colina de Buda, jugó un destacado papel durante la Segunda Guerra Mundial, la Revolución de 1956 y la Guerra Fría, principalmente.
Durante esta época oscura del siglo XX, y hasta no hace muchos años, fue una construcción de Defensa Civil cuya existencia fue clasificada como “top secret” hasta después de la Guerra Fría y cuya localización les era desconocida incluso a los propios habitantes de Budapest. Para no extenderme mucho podéis ver aquí toda la información www.sziklakorhaz.eu/en
