El viernes tocaba la parte de la historia comunista. Se fueron los alemanes, llegaron los rusos... Y se quedaron hasta la caída de la URSS. El pueblo polaco siempre bajo otro imperio, eso sí, conservaron siempre sus tradiciones y el idioma.
Nos fuimos hasta Nova Huta, a 10 km de Cracovia, en tranvía. Fué una ciudad que fundaron los comunistas donde ofrecían trabajo en una hacienda y vivienda. La fábrica, en teoría daba trabajo a 100000 personas. Pero como todo el mundo tenía derecho a trabajar, al final el trabajo de una persona lo hacían entre 10. Actualmente, además de ver las calles amplias y algún búnker que es un garage ahora, Nova Huta es un barrio tranquilo donde dar un largo paseo y comprar frutas y verduras en sus mercadillos, mucho más barato aún que en Cracovia. Entramos en una especie de bar-anticuario comunista. Con radios de la época, una moto, etc. Justo antes de volver a Cracovia vimos el monumento del tanque
Montículo
El complejo del Castillo y la Catedral
A la vuelta volvimos a pasar por el puente Bernatek
Después de visitar el museo aprovechamos para sacar algunas fotillos a la plaza de noche
Madrugamos bastante puesto que daban buen día hasta el mediodía sólo. Volvimos a subir a la zona del castillo y a pasear por el barrio judío durante la mañana.
Ya por la tarde sacamos las últimas fotos en el centro e intentamos retener todo en la retina.
Esa noche volvimos a cenar a un cruce cerca de nuestro hotel donde hacían unas salchichas riquísimas y baratas fuera de una furgonera de la época comunista
El domingo tocaba regresar. Cracovia-Varsovia, escala de 2horas, Varsovia-Oporto. Llegamos a Oporto a las 19 y aprovechamos para ir a tomar algo junto al río. En 2 horas nos plantamos en casa y volvimos a la realidad.
De todo el viaje es imposible obviar que el día de Auschwitz además de ser duro, nunca se nos olvidará, pero Cracovia merece mucho la pena, igual no para 5 días, porque en sí es bastante pequeñal, pero sí para 3 o 4 con excursiones.
Lo mejor, la comida, muy barata y bastante cantidad. La educación, la mayoría de la gente te habla 3 o más idiomas. Lo fácil que es moverse, sólo el día de Nova Huta cogimos el tranvía.
Lo peor, demasiado turismo en las minas de sal.
Sin duda, fueron unos días estupendos que nunca olvidaremos.
Cracovia. Hasta pronto