b]Plaza del Mercado (Rynek Glówny).[/b]
Y llegó la hora de recalar en el lugar más famoso y concurrido de Cracovia, su Plaza del Mercado. Por eso, lo primero fue resignarse a que las fotos salieran muy "humanizadas", pues, naturalmente, estaba llena a rebosar. Y eso que es enorme: la plaza medieval más grande de Europa con una superficie de 40.000 m2. Su origen se remonta a mediados del siglo XIII y su fin principal era el comercio, si bien más adelante se utilizó también para ejecuciones públicas, ceremonias regias y desfiles.
Está rodeada por casas antiguas de ladrillo, palacios e iglesias. Muchas presentan un aspecto neoclásico, pero su estructura es más antigua, lo que se puede apreciar en ciertos detalles de las fachas y las puertas. Las plantas bajas de muchos de los edificios se han convertido en tiendas para turistas, bares y restaurantes, con sus terrazas repletas en el exterior. La plaza se eleva unos cinco metros sobre el nivel primitivo, por lo cual, bajo el suelo hay bodegas, pasajes y sótanos, algunos convertidos en restaurantes; incluso, alberga un teatro.
Un ejemplo de lo anterior es la Iglesia de San Adalberto, uno de los primeros templos de piedra del país. Su origen se remonta al siglo XI, siendo, por tanto, casi un siglo anterior a la existencia de la Plaza. El interior es pequeño y su planta se encuentra por debajo del nivel actual del pavimento exterior. En el siglo XVII fue reconstruida parcialmente en estilo barroco, elevando las paredes que se recubrieron de estuco, al tiempo que se añadió una nueva cúpula barroca. En la cripta, se ha instalado un pequeño museo sobre la historia de la plaza.
En el centro, está la Lonja de los Paños (Sukiennice), concebido como centro de tejidos en el siglo XIV, fue pasto de las llamas en 1555 y reconstruido después en estilo renacentista. Las arcadas se añadieron en el siglo XIX. La planta baja está ocupada por tiendas y cafeterías, siempre repletas de gente. En la planta superior, está la Galería del Museo Nacional.
A un lado, se encuentra la Torre del antiguo Ayuntamiento, lo único que se conserva del primitivo edificio gótico del siglo XIV. Tiene 75 metros de altura y se ha convertido en museo y mirador. Sus panorámicas no son tan imponentes como las de otros miradores, pero por circunstancias fue el único mirador al que pude subir en Cracovia.
Museo de la Torre del antiguo Ayuntamiento.
No es que las perspectivas fuesen del todo malas, pero no se permite salir al exterior de algunos de los balcones, con lo cual las vistas que capté no son completas y los reflejos de los cristales también molestaban. Claro que lo peor eran los andamios de la Basílica... Pero, bueno, algunas salieron potables y las estoy poniendo para ilustrar diversos comentarios.
Casi en la puerta, está Eros Bendato, una figura en forma de cabeza interactiva del famoso escultor polaco Igor Mirotaj (me gustaron mucho las obras que tiene expuestas en Sicilia). La interacción hay que descubrirla in situ.
Muy cerca de la Basílica de Santa María está el Monumento de Adam Mickiewicz, un poeta y patriota polaco del movimiento romántico, conocido sobre todo por su obra Pan Tadeusz, poema épico nacional polaco. Es un punto típico de reunión en esta plaza, donde hay muchas otras cosas que descubrir aparte de las que he relatado: cafeterías históricas, tiendas centenarias donde se venden dulces y chocolates (qué ricos)… En fin, de todo y para todos los gustos.
Basílica de Santa María.
El segundo disgusto que nos dio Cracovia fue encontrarnos a la Basílica de Santa María con andamios y lonas que cubrían parte de su fachada y su torre más alta al completo. No era poco que nos pasara con la torre de la Catedral de Wawel, que con esta, también. Una pena porque había que evitar el templo en las panorámicas de la Plaza del Mercado, precisamente uno de sus principales atractivos. Vamos, que no es lo mismo.
Hubo dos iglesias anteriores en el lugar donde se construyó la actual, entre 1355 y 1365, durante el reinado de Casimiro III. Su intención era competir con la Catedral de Wawel. De estilo gótico, se utilizó el ladrillo como material principal. A mediados del siglo XV se añadieron las capillas laterales y a principios del XV se añadieron las dos torres. La norte, de 80 metros, era más alta, pues servía también como torre de vigilancia para la ciudad; la más baja mide 69 metros, se le añadieron elementos renacentistas y se utiliza de campanario.
A la torre norte también se la conoce como Torre Hejanl, ya que un trompetista toca desde su parte superior el Hejnal mariacki, una melodía tradicional polaca que conmemora la muerte de un trompetista en el siglo XIII al recibir un flechazo en la garganta cuando daba el aviso de la proximidad de las tropas mongolas que iban a invadir la ciudad. Pese a las lonas que cubrían la torre, el ritual continúa, así que pudimos oírle tocar.
En el siglo XVIII, se añadió un pórtico barroco pentagonal en la fachada principal, se reconstruyó el interior en estilo barroco tardío y se rehízo la decoración utilizando policromía. A finales del siglo XIX, se añadieron murales y vitrales neogóticos. En 1970, se convirtió en Basílica.
Entre las joyas medievales que conserva la basílica destacan un gran crucifijo de arenisca y un retablo de madera del siglo XV, ambos obra de Veil Stoss. El retablo es el más grande de Europa, con 12 metros de longitud y 11 de alto, su estilo es gótico tardío. Entramos antes de las doce, hora en que una monja lo abre en lo que representa todo un ceremonial frente a los expectantes turistas allí congregados. De modo que pudimos verlo cerrado y abierto. Merece mucho la pena, tanto de un modo como de otro. Las figuras son una maravilla.
Además de la fachada principal -que da a la Plaza del Mercado-, una de las portadas de acceso da a la Plac Mariacki (Plaza Mariana), que surgió a principios del siglo XIX, cuando un cementerio cercano fue cerrado y convertido en plaza pública. En un lateral se encuentra la Iglesia de Santa Bárbara, en cuyo exterior se puede ver una capilla con una rica decoración escultórica. En el centro, hay una fuente con una escultura muy curiosa que se llama “Zak”, nombre que se daba a los estudiantes universitarios en la Polonia medieval. Tampoco hay que perderse la Plaza Maly Rynek, situada en la parte posterior de la Basílica y que antaño se utilizaba como mercado auxiliar, donde se vendían productos como la carne o el pescado.
No muy lejos de la Plaza del Mercado, está la Calle Florianska, que formaba parte del Camino Real, comunicando la Plaza del Mercado con el acceso a la ciudad amurallada medieval. Siempre está llena de gente, es muy comercial y con bonitas casas renacentistas, algunas con mucha historia, como el hotel más antiguo de Cracovia, viejas tabernas y locales donde se reunían intelectuales y artistas, entre los que destaca Jama Michalika.
Al fondo, vislumbramos la Puerta Florián, del siglo XIV, y cuyo nombre se debe a San Florián, cuya imagen está en la parte superior. Antaño, formaba parte de las murallas, que contaban con 8 puertas y 39 torres. Ahora solo quedan la Puerta de Florián, la Torre de los Carpinteros, la Torre de los Ebanistas y 200 metros de muro. A ambos lados de esta puerta, se extiende la calle Pijarska, con un mercadillo donde los pintores venden sus cuadros, remedando la Galería Obrazov de antaño.
Cruzando la Puerta Florián, nos topamos con la Barbacana, una fortificación circular que estaba conectada a las murallas por un pasadizo cubierto. Rodeada de un gran foso con un patio interior de 24 metros de diámetro y siete torretas, sus muros tienen tres metros de grosor y 130 aspilleras. Construida con ladrillos a finales del siglo XV y en estilo gótico, es el puesto fortificado medieval mejor conservado de Europa. Dándole la vuelta, resulta impresionante desde todas sus perspectivas. En el interior se celebran exposiciones.
Volvimos a cruzar la Puerta Florián intramuros y continuamos por la calle Pijarska, donde en pocos metros vimos varios lugares muy interesantes, como el Palacio de los Príncipes Czartoryski, el antiguo monasterio de los Escolapios, el Arsenal del siglo XVI y la Torre de los Carpinteros, de finales de los siglos XIV y XV. También el Museo Czartoryski, al que me referiré más adelante. Muy cerca, está la Iglesia de la Transfiguración, de 1720, con un interior barroco pleno de ornamentación y pinturas.
Regresamos a la Plaza del Mercado por la calle Slawkowska, vimos una capilla en el exterior de una iglesia que no he podido identificar y algunos establecimientos con nombres “curiosos”.
Llegamos a la plaza Szczepanski, con una fuente en el centro, la Academia de Artes en un extremo, y rodeada de casas elegantes, como el curioso edificio donde está el restaurante donde almorzamos, con varias figuras esculpidas en la fachada. Tomamos un menú tradicional polaco de montaña en un restaurante con paredes de ladrillo y muy ambientado en estilo rural.