* Portland
Nos despertamos con una sorpresa en la cocina. ¡Eimery nos había hecho un desayuno casero! Consistió en un revuelto de huevos con verduras que él mismo cultivaba en un pequeño huerto que tenía en la parte de atrás de la casa. Estaba bien ricas.
En el precio del alojamiento no entraba el desayuno, pero no es la primera vez que en un alojamiento de AirBnB, sin estar incluído nos sorprenden con un delicioso desayuno casero.
Disfrutamos del desayuno junto con Eimery y una amiga suya, lo que nos dió la oportunidad de tener una larga conversación sobre un montón de cosas; desde viajes hasta el carácter de los americanos. El tema de la política no lo tocamos por si acaso.

Esto es uno de los principales motivos por los que nos encanta alojarnos en domicilios particulares a través de AirBnB.

Casa de Eimery
También aprovechamos para comentar nuestra impresión sobre Portland y Eimery nos dijo que Portland quizás no es una ciudad con muchos sitios "bonitos". Es más una ciudad para vivirla a través de sus locales y de las numerosas actividades que en ella puedes hacer. De hecho nos dijo que si hubiéramos pasado por su casa antes de visitar el centro, él nos habría hecho varias recomendaciones que hubiéramos disfrutado mucho. Así que nos queda pendiente una nueva visita a Portland.
Pero no nos íbamos a ir aún de Portland. Tras despedirnos de Eimery, pusimos rumbo a uno de los puntos imprescindibles en una visita a esta ciudad, el Rose Garden.
El Rose Garden está situado en el inmenso Washington Park, que a su vez está situado en una montaña, lo que te permite tener unas muy buenas vistas de la ciudad de Portland. En un día claro puedes además ver tras el skyline de la ciudad el Monte Hood.
Aparcamos el coche (párking de pago, entrada gratuita) y caminamos hasta el bonito jardín.

Rose Garden


Nosotros no tuvimos mucha suerte con las vistas de la ciudad desde el Rose Garden, pero disfrutamos mucho con el paseo por el jardín. Había rosas preciosas, con olores increíbles. Te puedes perder entre ellas, casi como si de un bonito laberinto se tratara. Nosotros acabamos con la cámara llenas de primeros planos de rosas. Y eso que no somos aficionados a flores. Pero por poco aficionado que seas,, es un lugar muy, pero que muy bonito.
Así que si visitas Portland no dejes de visitar este bonito jardín.

En el Washington Park tienes otros puntos de interés, como por ejemplo el Jardín Japonés (cerca del Rose Garden. Previo pago), pero teníamos un día bastante denso en lo que a visitas se refiere, así que nos conformamos con el Rose Garden. Fue el punto final a nuestra visita a Portland
* Columbia River Gorge
Para iniciar el recorrido por la Columbia River Gorge y sus numerosas cascadas, fuimos en busca de la Historic Columbia River Highway (US 30), que es la carretera que va recorriendo cada uno de los puntos de interés de este espectacular recorrido. De hecho es una carretera que se construyó a principios del s.XX con el único objetivo de ser una ruta escénica que accediera, además de a algún mirador, a las numerosas cascadas que se encuentran a su paso.
Justo antes de incorporarte a ella, pasarás por el Columbia River Gorge Outlet. Este es el outlet que nos habíamos marcado como punto de compras del viaje. Nos pareció la mejor opción al no requerir desviarnos de la ruta marcada y, al no ser muy grande, no nos llevaría mucho tiempo, con lo que podríamos aprovechar bien el resto del día en visitar la Columbia River Gorge. Pero ya sabes que el día anterior cambiamos los planes y nos entregamos a la locura consumista en los Premium Outlets Woodburn, así que hoy decidimos pasar del Columbia River Gorge Outlet.
Lo menciono porque si pasas por aquí y aún no has hecho ninguna compra, puede ser una buena opción.

Iniciamos el viaje por la histórica carretera. Antes de empezar a bordear el río Columbia, pasas por algunos pequeños pueblos.
Este es un buen momento para explicaros "La misión" que teníamos que llevar a cabo en este viaje. Tenemos un amigo que tiene familia en USA, así que nos pidió que le hiciéramos llegar unos regalos a estos familiares. Inicialmente existía la posibilidad de que nos encontráramos en algún punto del viaje con ellos, pero a estas alturas ya nos habían dicho que les resultaría imposible acercarse hasta algún punto de nuestro recorrido. Esto sólo nos dejaba una posibilidad: enviarles por correo postal los regalos que habíamos traído de Barcelona. Así que encontrar una Oficina Postal se convirtió en un objetivo más del viaje. Para que no nos empleara mucho tiempo, decidimos buscarlas en los pueblos que iríamos atravesando a lo largo del viaje. Pensamos que sería mucho más fácil que buscar una Oficina Postal en una gran ciudad.
Atravesando uno de los pueblos que mencionaba antes, encontramos una Oficina Postal pero estaba cerrada. ¡Y es que era domingo! No éramos conscientes de en qué día de la semana estábamos (es lo que tiene estar de vacaciones

Así que tendríamos que buscar la oficina postal otro día. Ya os adelanto que la encontramos y que se convirtió en una de las anécdotas del viaje, pero mejor lo dejo para explicarlo el día que toca.

Y ahora volvamos a la visita de la Columbia River Gorge.
El primer punto desde donde observar el río Columbia es el Portland Women's Forum Viewpoint. Fue nuestra primera parada. Teníamos seleccionadas sólo algunas de las muchas posibles que hay en el recorrido, pero llevados por el entusiamos de disfrutar de un paraje como aquél, empezamos a parar en todos los puntos y claro... pasó lo que pasó, pero una vez más me estoy adelantando.
Las vistas desde este mirador son muy chulas, y más como primera imagen de la garganta del río Columbia. Os dejo una muestra.

La Columbia River Gorge desde el Portland Women's Forum Viewpoint
Al fondo de la foto anterior, hacia el lado derecho, si os fijáis un poco, podréis ver la siguiente parada, la Vista House. Se trata de un edificio de piedra al que se puede subir a la parte de arriba para disfrutar de la panorámica. En el interior encontraréis una oficina de información, tienda de recuerdos y unos baños, que siempre van bien.

Este mirador está bastante más cerca del rio que el anterior, con lo cual las vistas son bastante diferentes. A nosotros nos gustó más este, pero evidentemente, si puedes visitar los dos miradores pues mejor.

Columbia River Gorge desde Vista House
En la foto, a la derecha del río podéis ver la autopista que discurre paralela a la Historic Columbia River Highway, la carretera que estábamos siguiendo nosotros. Si vas con un poco de prisa en el viaje y de la Columbia River Gorge sólo te interesan una o dos visitas, puedes considerar usar la autopista y tomar la salida más cercana al punto que quieras visitar.
Yo no te lo recomiendo porque ya sólo circular por la carretera histórica es un placer.
Y ahora ya sí, tocaba visitar la primera de las cataratas del recorrido, las Latourell Falls.
El parking más próximo a la catarata estaba lleno cuando llegamos, así que aparcamos en otro próximo que habíamos visto unos metros antes de llegar al principal.
Las visitas a las cataratas (me refiero en general a las de la Columbia River Gorge) te llevan más o menos tiempo según lo que quieras hacer. En general todas tienen algún mirador principal de más o menos fácil acceso desde el párking. Luego ya depende de ti si quieres seguir uno de los numerosos trails que te sumergen en la montaña para tener mejores vistas de las cascadas (más cerca, desde más arriba...) o ver otros puntos de interés.
Explico esto porque si te conformas con echar un vistazo a la catarata y seguir camino, pues tampoco te llevará excesivo tiempo. Pero hay que tener en cuenta otro factor: la cantidad de visitantes que han tenido la misma idea que tú de visitar ese día y en ese momento las cataratas de la Columbia River Gorge. Y si encima es domingo, como nos pasó a nosotros, pues prepárate para encontrar retenciones y enormes dificultades para encontrar aparcamiento en cada uno de los puntos de interés.


Pero volvamos a las Latourell Falls. Tras dejar el coche, atravesamos caminando un puente y enseguida llegamos al párking desde donde sale el camino hacia el mirador más accesible. Tienes que caminar muy poco para tener la primera vista de las cascadas.

Latourell Falls
Es un magnífico salto de agua de 80 metros de altura. Lástima de la luz, que por la orientación de la cascada no era la mejor en ese momento del día.
Si quieres puedes seguir el camino hasta lo alto de la catarata. Unos 1,6Km sólo ida. Nosotros empezamos a subir para intentar obtener una visión más cercana. Tras andar varios minutos de subida constante, llegamos hasta un punto desde donde pudimos verla de lado. Hicimos algunas fotos y volvimos marcha atrás. Y es que sólo era la primera catarata y ya había transcurrido media mañana.

Latourell Falls, desde un poco más arriba
En vista de la hora y de que el número de visitantes empezaba a dificultar el tránsito por la zona, nos saltamos las Bridal Veil Falls y fuimos hasta las Wakheena Falls, consideradas por muchos las más bonitas de la zona.
Llegar hasta aquí nos costó un rato ya que, como explicaba antes, el tráfico era bastante denso. Además, a pesar de que el aparcamiento de las Wakheena es bastante más grande que el de las Latourell, estaba hasta los topes. Nosotros tuvimos suerte y yo creo que encontramos el último hueco disponible.

Para llegar al punto de visión de las Wakheena Falls tienes que seguir un pequeño sendero que te lleva a un puente de piedra y te deja a tocar de la caída de agua. Como verás por las fotos, la perspectiva es muy diferente a las Latourell. A nosotros nos encantó.


Wakheena Falls
Volvimos por el mismo sendero, para encontrarnos una densidad de tráfico mayor si cabe, además de coches entrando y saliendo el parking sin mucha suerte. Si esto estaba pasando aquí, ¿cómo sería en las siguientes, que son las cascadas más famosas y visitadas del recorrido?
Sabiendo que no estaban excesivamente lejos, decidimos no tocar el coche e ir caminando hasta las Mullnomah Falls.
De una altura de 170 metros, las Mullnomah Falls son las terceras cataratas más altas del país. De hecho, en toda guía de viajes de la zona seguro que incluyen la imagen de estas cascadas.
El camino desde las Wakheena Falls hasta las Mullnomah Falls es de 1,6 Km (sólo ida). Unos 20 minutos aproximadamente. Es un camino que discurre paralelo y a cierta distancia la carretera. De hecho está por encima de ella, con lo que las perspectiva de la caravana de coches que se había formado era perfecta. Sin duda ir caminando había sido la mejor decisión.
Al llegar a las Mullnomah nos encontramos con hordas de turistas que te hacían casi imposible caminar, así que imaginaos los problemas para hacerte una foto sin que aparezcan 20 cabezas detrás de tí.

A pesar de todo, las cascadas merecen la pena.


Mullnomah Falls
Tras conseguir la famosa imagen de las cascadas con el puente delante, iniciamos la subida al mencionado puente. Esto nos llevó un ratito. Una vez más, la "lucha" por conseguir una foto fue "terrible".

Volvimos abajo. Aquí encontrarás un centro de visitantes, restaurante, baños, tienda... Vamos, todo lo que un turista pudiera desear. Nosotros, a pesar del hambre que hacía rato que apretaba, salimos de allí pitando.
Mientras volvíamos al parking de las Wakheena Falls decidimos acabar nuestra visita a la Columbia River Gorge y con ello olvidarnos de la visita a las Oneonta Falls, que era la siguiente visita planeada. Y es que la visita a las Oneonta significaba hacer un trail por dentro del río para disfrutar de ellas, lo que supondría una inversión de tiempo importante, siempre y cuando no tardáramos una eternidad en llegar con el coche y pudiéramos encontrar aparcamiento, cosa que, por lo que estábamos viendo, iba a resultar muy complicado. Lo mismo pasaba con la visita al Punch Bowl Falls, que requiere 6 Km (i/v). Otra vez será.
Una vez en el coche, nos tocó aguantar las retenciones que habíamos visto desde el camino a las Mullnomah Falls. Una vez pasadas estas, la cosa siguió, como nos habíamos temido, hasta las Oneonta Falls. De las Wakheena a las Oneonta nos llevó como una media hora de tiempo. ¡Increíble!
Pasadas las Oneonta, dejamos a las hordas turísticas atrás y el tráfico empezó a fluir de nuevo.
* Highway 35
Seguimos la US 30 hasta tomar el desvío a la US 35, la carretera que nos llevaría hasta el Mount Hood. Esta carretera atraviesa una zona de enormes zonas de cultivo que convierten el camino en un placer para la vista.
La mejor manera de disfrutar del paisaje es acercarte al Panorama Point County Park. El desvío que a él lleva lo encontrarás poco después de haberte incorporado a la US 35.
Se trata de un mirador que te permite admirar toda la zona.
Aparcamos y nada más bajar del coche ya nos quedamos con la boca abierta. Allá, tras todo aquél tapiz de huertos y graneros rojos, se encontraba el majestuoso Mount Hood.

Mount Hood desde el Panorama Point County Park
Otra de las ventajas que tiene recorrer la zona a parte de las vistas, es encontrar puestos donde te venden la fruta que allá cultivan. Era entrada ya la tarde y no habíamos comido. Si a esto le sumas que en los últimos días la fruta había estado completamente ausente de nuestra dieta, el antojo de comer algo de fruta se convirtió en insoportable, así que paramos en uno de los puestos que encontramos y nos comimos unos ricos melocotones. (Aunque en España se encuentran mejores

Los melocotones hicieron callar durante un rato nuestros estómagos, pero no lo suficiente.
Sabíamos que en el recorrido hacia el Mount Hood había un restaurante recomendado por la Lonely Planet como un buen lugar para comer unas buenas costillas de cerdo. Probarlas era otro de los objetivos que nos habíamos planteado para este viaje, así que, a pesar de que apenas eran las 6 de la tarde, no dudamos en ir para allá.
El Apple Valley BBQ (4956 Baseline Dr.) (43$) es un restaurante situado en un pueblo llamado Parkdale. Es uno de esos pueblos que están compuestos sólo por una carretera principal y poco más.
Aparcamos junto al local. El restaurante era auténtico, no tanto en el sentido de una decoración clásica más o menos bonita, sinó en que era uno de aquellos sitios donde básicamente sólo van la gente de la zon. De hecho estaba lleno de lugareños, con lo que la escena de entrar al restaurante y saludarse afectuosamente con los propietarios y comentar los últimos acontecimientos de la zona fue muy habitual. Todo hay que decir que algún turista había (salir recomendado en la Lonely Planet se nota) pero nada que hiciera perder su autenticidad.
Os dejo una imagen del pueblo para que os hagáis una idea del lugar.

Parkdale
La cena consistió en una sopa de queso y ajo (sopa de la casa), ensalada y un cuarto de costillar de cerdo a la barbacoa acompañado de patatas fritas con queso azul y ajo y ensalada de maíz. En el caso de A. eligió como acompañamiento de las costillas unos Mac and cheese.
Aquí os dejo una foto de las ricas costillas de cerdo. ¿A que se os hace la boca agua?


Rico, rico...

* Mount Hood
Y ahora ya, sin más retrasos, enfilamos camino hacia el Mount Hood.
¡Y qué camino! Una vez dejas atrás los campos llenos de árboles frutales y empiezas a ascender a través de densos bosques, te sientes en otro mundo.
Cada vez vas viendo el Mount Hood más cerca, y a más cerca lo tienes más impresiona. Tras un buen rato sin verlo, de repente tomamos una curva y allá delante lo teníamos. Con sus cumbres nevadas de manera perpétua, reluciente bajo el sol. Nunca olvidaré aquella imagen.
Antes de ir al alojamiento, nos acercamos al Trillium Lake.
Para llegar a él hay que tomar un desvío poco antes del desvío que te lleva al alojamiento.
El Trillium Lake es un lago donde se puede ver reflejado el Mount Hood. Nosotros no tuvimos aquella suerte. La falta de luz (ya estaba atardeciendo) no ayudó, pero aún así la imagen era magnífica.

Mount Hood desde Trillium Lake
Si a esto le sumamos que, a excepción del pescador de la foto, estábamos solos, el momento fue inolvidable. Permanecimos unos minutos relajados, admirando el paisaje, olvidándonos que hacía sólo unas horas estábamos en un atasco rodeados de masas y masas de gente.
Pero cada vez había menos luz y aún teníamos que llegar a nuestro alojamiento, el Timberline Lodge, así que para allá nos fuimos.
Fue una de las primeras cosas que teníamos claras tras tener el recorrido aproximado del viaje: pasar una noche en el Lodge donde se rodó la película de "El Resplandor". En realidad aquí sólo se rodaron los exteriores (las imágenes del interior se rodaron en otro hotel de montaña, en Colorado. De hecho en el de Colorado es donde sucedieron los hechos que inspiraron a Stephen King a escribir la novela).
Llegamos llenos de emoción al aparcamiento. Estaba a reventar de coches, con lo que tuvimos que dejarlo un poco alejado de la puerta. El "tortazo" de frío que recibimos al salir casi fue peor que tener a Jack Nicholson persiguiéndote con un hacha.


El Timberline Lodge
El edificio nos encantó y más cuando entramos. El interior es precioso. Fue el Lodge que más nos gustó del viaje, y eso que estuvimos en unos cuantos.
Fue el alojamiento más caro del viaje (160$) y eso que encontramos una oferta y la habitación era de las baratas. De hecho fue el capricho del viaje, pero lo disfrutamos y no nos arrepentimos. Ya no sólo por el alojamiento en sí, sinó por el paraje en el que estaba situado. Y es que el Timberline Lodge está situado justo al pie de la cima de la montaña. Os dejo una imagen tomada justo desde la parte de atrás del hotel.

Mount Hood
Tras hacer el check-in, dimos un paseo por el exterior, pero entre el frío y la cada vez más inexistente luz, pronto entramos a descubrir las maravillas que escondía en su interior.

Interior del Timberline Lodge

Interior del Timberline Lodge

Interior de la habitación
Todo el interior de madera aportaba una calidez imprescindible para las temperaturas que se deben alcanzar allá. Y qué me decis de la enorme chimenea de piedra. Qué mejor lugar para disfrutar de un buen libro al calor de las llamas.

Y estos no fueron los únicos lujos que te ofrecía el hotel. En nuestro recorrido descubrimos que disponían, además de piscina, de jacuzzi exterior. A. y yo no nos lo pensamos y allá que nos fuimos.
Imaginaos. Noche cerrada; sólo percibías levemente las siluetas de los gigantescos árboles que rodeaban el lodge. El cielo plagado de estrellas, una temperatura exterior bajísima y nosotros metidos en el agua caliente del jacuzzi rodeados del vapor que se desprendía por la diferencia de temperatura. ¡Qué momentazo! Inolvidable. Sólo aquél rato que estuvimos en el jacuzzi exterior, rodeados de silencio y estrellas mereció la pena el precio que pagamos.
Para nosotros lo raro es que nadie más quisiera disfrutar del jacuzzi a esas horas. Sólo una pareja mayor apareció en un momento dado. Tras charlar un rato con ellos y aconsejarles que no perdieran la oportunidad de disfrutar de aquello, nos dijeron que hacía demasiado frío y que preferían la comodidad del interior. En fin, mejor para nosotros que seguimos disfrutando de aquellos momentos de relax en absoluta soledad.
De esto no hay fotos.

Tras el relajante momento, volvimos a la habitación a cambiarnos y seguimos con el momento relax en el bar del Lodge disfrutando de unas ricas cervecitas (10$) al calor de la chimenea. Una manera magnífica de acabar el día.
