Si la llegada de noche al Hara Oasis nos sorprendio gratamente, el nuevo dia corroborô y de quë manera el encanto de este singular alojamiento. Por la programación de nuestro viaje, nos pondriamos en ruta tras el desayuno y volveriamos al dia siguiente más bien tarde, lo que nos dejaba con el sinsabor de no disfrutar de éste lugar más tiempo, ya que merece muy mucho la pena pasar aquí dias sin salir y disfrutando de las vistas, la tranquilidad y la hospitalidad que rezuma. Bueno, teniamos una noche y un amanecer más, así que tampoco vale quejarse. El rico desayuno lo sirven en una terraza-mirador muy chulo y con el Jebel Kissane al fondo.....Espectacular.





Nos ponemos en ruta en dirección a Zagora y una vez pasada esta población abandonamos momentaneamente la carretera para coger una solitaria pista que nos conduce a unas peculiares formaciones rocosas.

Volvemos a la carretera buscando el singular pueblo de Nasrate, con sus peculiares pozos y la única torre saheliana de todo Marruecos.




Terminada la visita nos dirigimos hacia Ouled Driss, pasamos esta población y almorzamos en la Kasbah Touareg, donde ya el paisaje se va tornando más arenoso.




Y ya nos dirigimos a M´hamid, donde se acaba la carretera y cogeremos una pista y luego campo a través, perdón, arena a través para llegar a las haymas de Ismail. Está atardeciendo, hace viento y hay abundantes nubes. Soltamos las maletas en las haymas y nos acercamos a las cercanas dunas antes de que el sol se ponga.




El silencio es absoluto y es un gustazo la sensación de tranquilidad y calma......Bueno, el dia se acaba. Compartimos cena con una pareja de norteamericanos y otra de franceses y tras ésta nos juntamos en un fuego de campamento amenizado por Ismail y sus colegas. Esta noche no hay avistamiento de estrellas pero sí cantos bereberes y villancicos de Jerez......