Día 1. Llegada a Arusha
Llegamos a Arusha donde íbamos a empezar nuestra aventura en Tanzania. Estábamos un poco preocupados de cómo sería el país, como sería hacer un safari, como era la gente y (a decir verdad) un poco de miedo de que algo nos saliera mal o que no nos gustara el guía. Por suerte, nada más aterrizar y cuando ya nos encontramos con nuestro guía, gran parte de nuestras dudas se nos disiparon.
Tanzania parecía (y es) un país encantador, la gente parecía (y es) muy alegre y divertida y nuestro guía parecía (y lo fue) una maravilla como persona, como conductor y como experto en fauna.
Después de las típicas presentaciones y aún con el cansancio del vuelo, Ezequiel nos confirmó lo que habíamos ido hablando con la agencia y el planning que teníamos acordado y ya empezamos a comentar un poco de nosotros y él de sí mismo. Desde el primer momento tuvimos feeling con él y uno de nuestros mayores temores desapareció. Tenía un buen español y era muy atento.
Debido a que ya era un poco tarde, nos trasladamos a nuestro hotel para cenar y descansar. Nosotros elegimos el Impala Hotel del catálogo que nos ofrecieron y la verdad que fue una buena elección. El hotel es muy limpio y tuvimos una estancia muy agradable. A nuestra llegada nos esperaban con una sonrisa, que siempre se agradece, y nos dijeron por primera vez (y no sería la última) la mítica expresión “Hakuna matata” que viene a ser un “ningún problema” y que aplican para todo. Si hay un atasco: hakuna matata, si el desayuno tarda un poco: hakuna matata, si hay cualquier problema: hakuna matata. Al final te lo tomas como algo divertido y entiendes que forma parte de la grandeza del país.
Después de una cena ligera, fuimos a dormir pues a partir del día siguiente empezaba de verdad nuestro sueño de conocer Tanzania y necesitábamos cargar pilas!