Lo primero que debo compartir en esta etapa es el motivo por el cual he repetido 5 veces los safaris en Masai Mara y en concreto con Jose Serrano y su staff.
La primera vez que fui a Kenia fue en el 2011. Hicimos el típico recorrido Samburu - Nakuru y terminamos en Masai Mara, en Enkewa (todo organizado por Jose). En ese año el campamento estaba fuera de la reserva, en la ladera de una montaña por la que pasaba algún que otro elefante por la noche. Ahora el campamento está dentro del parque en un enclave idílico al lado de un riachuelo rodeado de árboles que lo mantienen oculto hasta que casi te lo encuentras de frente.
Me enamoré de la experiencia en Masai Mara por varios motivos: los animales, los amaneceres (sunrises) y atardeceres (sunsets), los olores, la cultura masái, los clientes tan diversos e interesantes que conocí en Enkewa, el trato familiar y cercano de todos en el campamento, la comida exquisita preparada por un cocinero de excepción como es Charlie, la paz (no hay wifi), lo maravilloso que fue ver a los 5 grandes (búfalo, hipopótamo, león, leopardo y rinoceronte negro), el cruce de los ñus y cebras de Kenia a Tanzania, la aldea masái, el mercado y la escuela con la que colaboro desde entonces (Amigos de Ositeti).
Es una aventura que vives porque estás dentro del hábitat de animales salvajes pero respetas su territorio. Los ruidos que escuchas cerca, muy cerca de las tiendas, son de ñus, cebras, hipopótamos, elefantes y leonas que por la noche han cazado. Lo maravilloso es que sabes que estás segura porque los masáis velan toda la noche para que no se acerquen demasiado. Son expertos guerreros que, por supuesto, tienen lanzas y cuchillos, grandes cuchillos, que si hubiera necesidad, utilizarían. Estás alojado en tiendas de lujo donde no falta ni un detalle considerando que todo el campamento se basa en la filosofía de respetar el medio natural en el que se encuentra, algo que hace que disfrutes de la experiencia única de estar en medio de la sabana pero con todas las comodidades a las que estamos habituados en la ciudad. Claramente esto tiene un precio, que como cliente asidua, pago con gusto porque el poder llegar de safari y tomarte un vino o refresco sentada en un sofá cómodo mientras ves a lo lejos unas jirafas paseando, no tiene precio. Por todo ello vuelvo y volveré siempre que pueda, ya que cada experiencia es inolvidable e irrepetible.
El safari que hicimos por la tarde el mismo día que llegamos empezó a las 16:30, ya que a las 19:30 es de noche cerrada y tienes que estar de regreso en el camp, por norma del parque. La luz de los faros de los jeeps altera a los animales. Está prohibido (al igual que por seguridad, claro).
Vimos leonas que estaban con sus cachorros de 3 o 4 meses, según nos explicó nuestro conductor Johnson. Él se ha formado (como el resto de conductores de Enkewa) en todo lo que concierne a la fauna y flora en Masai Mara y además de suajili (swahili) e inglés, entiende un poco de español que va perfeccionando con los clientes. Purrenguei era nuestro rastreador que en todo momento estaba pendiente de ver animales que nosotros, por mucho que nos pusiéramos de pie en el jeep (sin zapatos), no conseguíamos ver a tan larga distancia.
Los leones y leonas tienen un color de pelo que una vez estás allí entiendes porqué la naturaleza les ha creado así. Se mimetizan con las hierbas de color amarillo suave que hay por la sabana y eso les permite desplazarse y ocultarse cuando intentan acercarse a sus presas para cazarlas. También es un mecanismo de defensa ante sus posibles enemigos (todo esto nos lo contó Johnson).
Una vez de regreso al campamento nos preguntaron si queríamos una ducha, ya que van calentando el agua para que esté todo listo cuando lleguemos. La cena suele ser cuando nosotros queramos pero normalmente entre 20:00 y 20:30. Una vez terminamos, nos juntamos tomando algo alrededor del fuego con los otros clientes para compartir nuestra experiencia de ese día. Jose nos preguntó que qué queríamos hacer al día siguiente, safari de día para intentar ver el cruce o safari en dos tandas para descansar después de comer en el campamento o ir a la escuela o ir al mecado (solo abren los martes) o visitar una aldea masái, le dijimos que safari de día completo para intentar ver el cruce. Así que nos fuimos a dormir acompañados en todo momento por un masái con linterna hasta nuestra tienda.