Para el día de hoy, teníamos previsto conocer la ciudad de Segovia, visitando el centro histórico (Catedral, Alcázar, Plaza Mayor…), dejando la zona de San Marcos para otro día.
Salimos de nuestro apartamento, y a menos de 5 minutos andando, llegamos a la Plaza de la Artillería, donde se alza el símbolo por excelencia de la ciudad, el Acueducto Romano.

La ciudad vieja de Segovia y su acueducto fueron declarados Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1985. El acueducto de Segovia, de 818 metros de largo, es considerado la obra de ingeniería civil romana más importante de España, y es uno de los monumentos más significativos y mejor conservados de los que dejaron los romanos en la península ibérica.

El acueducto fue construido en tiempos de Augusto para traer al agua desde el puerto de Fuenfría a una ciudad que se convertiría en centro de una importante zona agrícola.
El arquitecto que lo construyo consiguió armar una estructura divida en dos grandes tramos, el primero con 78 arcos de medio punto y un segundo tramo con 44 arcadas dobles superpuestas. Desde la Plaza de la Artillería, el acueducto alcanza los 30 metros de altura.

Todos los arcos están construidos con grandes sillares de piedra granítica unidos entre sí ningún tipo de argamasa que aseguere su adherencia, algo que no impide su magnífica conservación.
En un lado de la plaza tenemos la escultura de Rómulo y Remo, fundadores de la ciudad de Roma en el año 753 a.C.
Al otro lado del Acueducto se abre la Plaza de Azoguejo.

Desde aquí parten unas escaleras que permiten llegar al Mirador del Postigo, donde se obtienen buenas vistas del acueducto.


Continuamos el paseo, y torciendo a mano izquierdo, fuimos a a salir a la Casa de los Picos, hoy sede de la Escuela de de Arte y Diseño Superior de Segovia. Su nombre se debe al original adorno de la fachada, realizado sobre granito en forma de punta diamante.
Sin darnos cuenta estábamos en la Calle Real, la calle de más actividad de la ciudad. Aunque su recorrido hacia la Plaza Mayor recibe tres nombres, respectivamente: Cervantes, Juan Bravo e Isabel la Católica, es la de Calle Real el único nombre usado por los segovianos.
Continuamos por esta calle, y en una empinada escalinata, hicimos un pequeño desvío para observar el palacio del Conde de Alpuente, edificio del siglo XV que destaca por una fachada de retocados ventanales, y un poco más abajo, la casa de la Alhóndiga, actualmente sede del Archivo Municipal.

Regresamos de nuevo a la C/Real y nos encontramos con la Plaza de Medina del Campo, también conocida como Plaza de Juan Bravo, por la estatua realizada en honor al valeroso comunero.

Al norte de la plaza se halla el Museo de Arte Contemporáneo Esteban Vicente, al que no entramos.
Otro de los puntos de interés de la plaza es el Torreón de los Lozoya. Construido a principios del siglo XIV, esta gran torre servía de fortificación; actualmente sus aposentos están destinados a salsas de exposiciones.

Pero el monumento que completa la plaza es la Iglesia de San Martin, un templo románico del siglo XII. Este templo, de tres naves, cuenta con igual de número de galerías porticadas.
En el interior, destaca el retablo mayor, de estilo barroco, y un Cristo adyacente atribuido a Gregorio Fernández.

El edificio que sigue a la iglesia de San Martin, separado por una escalinata, es la antigua cárcel de Nobles, hoy reconvertida en biblioteca municipal.

Un poco más arriba, llegamos a la Plaza del Copus, que recibe este nombre por la Iglesia del Corpus Christi, antigua Sinagoga mayor. No entramos a visitarla, porque cobran 1€ de entrada, parece poco, pero al compararla con la catedral (3€) es un autentico atraco.
El último tramo de la Calle Real, desemboca en lo que es el epicentro de la vida social segoviana: la Plaza Mayor.
Entrando por la calle Real vemos, enfrente, el Ayuntamiento. El edificio de la Casa Consistorial está presidido por sus dos torreones y el reloj, siendo ejemplo de la arquitectura del siglo XVIII.

A su derecha se encuentra el Teatro Juan Bravo, inaugurado en 1918, que en la actualidad es el único en activo tras una restauración que la saco tras un largo periodo de abandono.


En uno de los laterales observamos la Iglesia de San Miguel. El templo de origen románico, posee una gran nave gótica y algunas capillas laterales con sepulcros. A modo de curiosidad, en esta iglesia fue coronada reina de Castilla en 1474 Isabel la Católica.


Pero lo más destacado de la plaza es el ábside de la catedral, adornado de pináculos y arbotantes que conforman una marejada de piedra.

Después de hacer una compras de souvernirs en la Plaza Mayor, nos dirigimos a comprar las entradas para la catedral (3€, no incluye audio-guía). La entrada se utiliza la puerta más cercana a la plaza, de estilo neoclásico y llamada de San Frutos por la imagen del santo patrón de Segovia que la preside.
La Catedral de Nuestra Señora de la Asunción y de San Frutos de Segovia, conocida como la Dama de las Catedrales por sus dimensiones y su elegancia, es una catedral construida entre los siglos XVI y XVIII, de estilo gótico con algunos rasgos renacentistas. La catedral de Segovia es una de las catedrales góticas más tardías de España y de Europa, erigida en pleno siglo XVI (1525-1577), cuando en la mayor parte de Europa se difundía la arquitectura renacentista. Mientras ayer visitamos la catedral más temprana de estilo gótico (Ávila), hoy conocemos la más tardía de este movimiento arquitectónico.

Exteriormente, la fachada oeste es la más vistosa, pese a sobrevertida; la verticalidad de su torre de 90 metros de altura.


Una vez dentro de la catedral sorprende su amplitud (100 metros de larga y 50 metros de ancho), acentuada por una cúpula que se eleva casi 70 metros, alineado con gigantescas columnas.

Merece la pena destacar las vidrieras góticas.

El templo consta de planta de cruz latina, tres naves, doce capillas laterales y otras siete capillas en la girola.

El retablo es muy sobrio, de estilo neoclásico.

El coro, situado frente el Altar Mayor, es de estilo gótico flamígero, mandado hacer por el obispo don Juan Arias Dávila.
Entre las numerosas capillas de la catedral, sin duda destaca la Capilla de la Concepción, donde se muestran numerosas pinturas, entre ellas El árbol de la vida, pintado por Ignacio Ries en el siglo XVII.
El claustro llama la atención sus ventanales de estilo gótico flamígero.

Salimos de la catedral, y nos dirigimos a la Iglesia de San Esteban. Este templo, de estilo románico tardío, fue erigido a comienzos del siglo XIII.


Destaca especialmente su torre de más de 50 metros, llena de equilibrio y armonía.

La iglesia de San Esteban da nombre a la plaza, a la que también asoma el Palacio Arzobispal, construido en sillería de granito en el siglo XVI en estilo renacentista.

Desde la misma plaza de San Esteban tomando una calle que bordea el Palacio Episcopal, llegamos a otro pequeño templo románico: la Iglesia de San Quirce, desde hace años fuera de culto, pero que actualmente es sede de la Academia de Historia del Arte.

Bajamos por una breve escalinata, y nos encontramos de frente al Convento de las Oblatas, reconvertido en el primer hotel de 5 estrella de Segovia, el Euroestars Convento de Capuchinos.


De nuevo en la Iglesia de San Quirce, y en dirección sur, llegamos al Convento de las Dominicas, con un tosco aspecto exterior.

Justo enfrente se encuentra otro ejemplo del arte románico segoviano, la Iglesia de la Santísima Trinidad; el templo actual data de principios del siglo XII, aunque fue construido sobre otro de la época visigoda.

Unos metros más adelante nos encontramos con el palacio de los Condes de Mansilla, un caserón renacentista que guarda un patio plateresco; tras una restauración fue convertido en sede del Colegio Universitario Domingo de Soto.

Girando a la derecha, llegamos a un espacio abierto y verde: la Plaza de los Huertos, llamada así por haber existido en ella, hasta 1894, el convento de Premonteses de los Huertos, quedando solo el apellido. Hoy se denomina oficialmente de Andrés Laguna, un médico e investigador, cuta estatua centra el jardín.

En esta plaza destaca la Torre de los Arias Dávila, que junto con un anexo edificio, alberga la Delegación de Hacienda.


Desde aquí, tomamos una calle y regresamos a la Plaza de Medina del Campo, donde habíamos estado antes. Como iba siendo hora de comer, fuimos en busca de restaurante. Para comer, no tuvimos duda: Cochinillo de Segovia, el plato estrella de la ciudad.

Y de postre Ponche Segoviano, realizado con crema pastelera entre dos tartas de bizcocho, con mucho huevo y recubierto con una capa de mazapán quemado.
Después de la comida, regresamos a la Plaza Mayor, y enfilamos por la C/Daoíz para llegar al Alcázar, nuestra siguiente vista.
De camino hallamos el sencilla Convento de Carmelitas Descalzas, fundado por Santa Teresa de Jesús.

Al lado se sitúa la pequeña plaza de la Merced.

En ella se alza la Iglesia de San Andrés, un templo de origen románico con dos ábsides y con torre de ladrillo.

Un poco más adelante aparece el Museo Gastronómico de Segovia, donde se hace un repaso a los productos típicos provinciales.

Finalmente llegamos al Alcázar, y nos dirigimos a comprar las entradas (5€ Palacio, 8€ Palacio+Torre de Juan II).
Los restos más antiguos hallados en el lugar son unos sillares de granito similares a los del acueducto romano, lo que hace suponer que en tiempos de la dominación romana de la ciudad ya hubo de haber un castro o fortificación. Sobre los restos de éste, el alcázar fue erigido como fortaleza hispano-árabe. La primera noticia documental que habla del edificio data del siglo XII, después de que el rey Alfonso VI reconquistase la ciudad.
En la Edad Media el Alcázar se convirtió en una de las residencias favoritas de los Reyes de Castilla, en especial de Alfonso X. Fue habitado muchas veces y llegó a ser uno de los más suntuosos palacios-castillos en el siglo XV, siendo testigo mudo de acontecimientos claves de la Historia de España como la boda entre Felipe II y Ana de Austria (14 de noviembre de 1570) en su capilla.

La fortaleza sirvió posteriormente como prisión de Estado hasta que en 1762 Carlos III fundó en Segovia el Real Colegio de Artillería que tuvo su sede en el alcázar. En 1862, un incendio destruyó las suntuosas techumbres de las salas nobles, que pudieron ser reconstruidas fielmente con posterioridad.
La vista empieza por la Sala del Palacio Viejo, fue construida por Alfonso VIII y conserva los ventanales románicos que daban al exterior del palacio mayor en el siglo XIII.

A su derecha la Sala de las Chimeneas, presidida por una enorme chimenea de granito y por un mobiliario del siglo XVI.

Junto a ella la Sala del Trono, era la dispuesta para el desarrollo de las audiencias reales. Aparte de una reconstrucción del trono que utilizaban los Reyes Católicos, también destaca la cúpula de estilo mudéjar y el friso.

Le sigue la sala de la Gran Galera, utilizada como cámara de espera para quienes tenían el privilegio de ser recibidos por los monarcas.


La Sala de los Reyes Nuevos es la más lujosa y amplia del palacio. Nada menos que 52 reyes de Asturias, León y Castilla decoran un original friso que ofrece también armas, escudos y hechos de sus reinados.



A continuación, se sitúa la capilla donde celebraron su boda Felipe II y Ana de Austria.

Salimos al exterior por un estrecho pasadizo, vamos a dar al patio del pozo o terraza de los reyes. Esta presidida por la Torre del Homenaje.
Desde aquí se tienen espectaculares vistas del Barrio de San Marcos y de la Iglesia de la Veracruz.

Le sigue la Sala de Armas que contiene una colección de armaduras, ballestas, moteros… y demás elementos del armamento medieval.

Saliendo de ella salimos al Patio del Reloj, llamado así por el gran reloj solar que decora la puerta.


El patio de armas, construido durante el reinado de Felipe II, es de estilo herreriano.


Desde el se accede al Colegio de Artillería, que albergaba una exposición temporal.

Decidimos subir a la Torre de Juan II, previo pago de 2€ a mayores. La torre, construida en los reinados de Juan II y su hijo Enrique IV, fue utilizado como prisión para aquellos que destaran las iras del rey.

Desde lo alto se obtienen muy buenas vistas de la Catedral, coronada con otras dos torres de estilo románico (San Esteban y San Andrés).



También hay buenas panorámicas de la zona de San Marcos.

Bajamos y empezamos a bordear la muralla de la ciudad.

El paseo trascurre al lado del río Clamores, y un poco más adelante, hallamos el Museo de Segovia, también conocido como Casa del Sol.

Continuamos el recorrido dando un paseo por centro de la ciudad, y ya en la Plaza de Medina del Campo, torcimos hacia la derecha para adentrarnos en el Barrio de los Caballeros.
Llegamos a la Plaza de Avendaño donde se alza la Iglesia de San Sebastián, muy reformada en el interior, al gusto barroco, aunque conserve trazas de su origen románico.

Algo después salimos a la plaza del Conde de Chester, en la que tenemos diversos palacios. El primero de ellos el Palacio del Marqués de Quintanar, que data del siglo XV,

El palacio de Uceda Peralta, actualmente sede de la Diputación Provincial.

Finalmente la Casa de las Cadenas, del siglo X, pegado a la muralla.

Bajamos por la muralla y obtenemos buenas vistas del acueducto.

Ya en la Plaza del Azoguejo encontramos mucho ambiente por Segovia. Tomamos algo en una terraza, y mientras estábamos descansando, nos encontramos con una procesión de Semana Santa.

Nos quedamos un rato a verla, y cuando termino visitamos la pequeña Iglesia de San Clemente

y más abajo, la Iglesia de San Millán construida a imagen de la catedral de Jaca.


Tras estas visitas decidimos concluir la visita por la ciudad de Segovia, dedicando los dos próximos días a conocer su provincia.