Madrugamos bastante, y tras un modesto desayuno en el hotel, nos disponemos a partir hacia Orléans pasando por un par de los famosos castillos del Valle Del Loria. El día se presenta gris y nos acompaña la suave lluvia que nos ha estado persiguiendo desde el día de ayer.
Nuestro primer destino es el Castillo de Chenonceaux, uno de los más famosos de la zona. Conocido como el “Castillo de las Damas” fue construído en 1513 por Katherine Biçonnet y mejorado posteriormente por Diana de Poitiers, Catalina de Médicis y Madame Dupin que lo “salvó” de los rigores de la revolución francesa.
Nuestro primer destino es el Castillo de Chenonceaux, uno de los más famosos de la zona. Conocido como el “Castillo de las Damas” fue construído en 1513 por Katherine Biçonnet y mejorado posteriormente por Diana de Poitiers, Catalina de Médicis y Madame Dupin que lo “salvó” de los rigores de la revolución francesa.
El castillo, cuya construcción se realizó sobre el río Cher posee una excepcional colección de pinturas de grandes maestros: Murillo, Tintoretto, Rubens, Van Loo... así como una colección de tapicerías del Flandes del S. XVI.
Teníamos pensado visitar los jardines y entrar más en profundidad con el Castillo de Chambord por la tarde, pero al final decidimos entrar, ya que no hay entrada libre a los jardines. Tras esperar pacientemente la cola (hay muchísima gente a pesar del mal día), y un paseo de unos cinco minutos por una cuidada entrada rodeada de bosque, apreciamos el castillo. Me imagino que en un día soleado se hubiese podido apreciar aún más la belleza de este lugar. Además el interior del castillo, que está amueblado y lleno de obras de arte de la época victoriana, permite hacer un recorrido por todas las estancias, desde los dormitorios, pasando por los bellos salones, hasta la cocina. Todo está muy cuidado y magníficamente organizado
Teníamos pensado visitar los jardines y entrar más en profundidad con el Castillo de Chambord por la tarde, pero al final decidimos entrar, ya que no hay entrada libre a los jardines. Tras esperar pacientemente la cola (hay muchísima gente a pesar del mal día), y un paseo de unos cinco minutos por una cuidada entrada rodeada de bosque, apreciamos el castillo. Me imagino que en un día soleado se hubiese podido apreciar aún más la belleza de este lugar. Además el interior del castillo, que está amueblado y lleno de obras de arte de la época victoriana, permite hacer un recorrido por todas las estancias, desde los dormitorios, pasando por los bellos salones, hasta la cocina. Todo está muy cuidado y magníficamente organizado
Se nos echa el tiempo encima y sobre las 13.00 h decidimos comer en el restaurante que hay en el castiilo. Es bastante caro, (unos 50 euros los 4), pero la comida está bien. Decidimos que no visitaremos el castillo de la tarde e iremos directamente a Orléans, a ver si encontramos algún taller para llevar el coche. Cogemos la autopista, y en ese instante nos cae encima un aguacero de época. Además ha ligera cuesta hacia arriba y el coche tiembla muchísimo... parece que va a explotar en cualquier momento. Ese rato lo paso fatal, pero finalmente llegamos a Orléans. Son sobre las cuatro de la tarde y en la entrada de la ciudad vemos un concesionario de Opel. No lo dudo y entro a que me miren el coche.. nadie habla inglés y menos español... hay un trabajador asiático que chapurrea el inglés y tras revisar el coche me informa que tiene la transmisión dañada, pero que no me lo pueden arreglar hasta el día 28...
Nos dirigimos al Hotel, el Best Western Hotel d’Arc (143 euros), un bonito hotel con temàtica de época ubicado en pleno centro de la ciudad, en una calle peatonal que recuerda a la Puerta del Angel de Barcelona, lleno de hoteles, tiendas y comercios. Es algo incómodo porque el Parking (12 euros la noche), se encuentra bastante lejos y no es muy apropiado tanto movimiento para una sola noche. No cogemos el desayuno porque son 16 euros por persona, pero si nos informamos de un taller de coches que hay bastante cerca... Son pasadas las 6 de la tarde cuando salimos del taller. Según ellos el coche no tiene nada... estamos bastante sorprendidos ante este diagnóstico, pero también algo aliviados, ya que aunque es obvio que el coche tiene algo, no parece ser tan grave, mecánicos expertos no han sabido apreciar problema alguno (por lenguaje de signos, ya que sólo hablan francés..).
Algo más animados, salimos a visitar la ciudad. Está todo muy cerca del hotel, es más desde nuestro balcón del 4º piso se aprecia todo el centro, aunque la fina lluvia no nos da tregua. Visitamos la plaza de Martroi, presidida por una estatua de Juana de Arco, muy bonita, con un carrusel , así como todo el casco antiguo, incluído el exterior del Museo de Bellas Artes (precioso) y la catedral de Saint Croix (s. XIII) , cuya fachada es preciosa. A estas alturas, ya casi anocheciendo vemos los primeros rayos de sol desde que estamos en el Valle del Loria. Compramos la cena y el desayuno en una tienda de alimentación, ya que la habitación es super amplia y para nosotros será más cómodo cenar y desayunar allí. Además estamos cansados y estresados y un descanso extra nos vendrá bien. Además las camas son muy cómodas.
Nos dirigimos al Hotel, el Best Western Hotel d’Arc (143 euros), un bonito hotel con temàtica de época ubicado en pleno centro de la ciudad, en una calle peatonal que recuerda a la Puerta del Angel de Barcelona, lleno de hoteles, tiendas y comercios. Es algo incómodo porque el Parking (12 euros la noche), se encuentra bastante lejos y no es muy apropiado tanto movimiento para una sola noche. No cogemos el desayuno porque son 16 euros por persona, pero si nos informamos de un taller de coches que hay bastante cerca... Son pasadas las 6 de la tarde cuando salimos del taller. Según ellos el coche no tiene nada... estamos bastante sorprendidos ante este diagnóstico, pero también algo aliviados, ya que aunque es obvio que el coche tiene algo, no parece ser tan grave, mecánicos expertos no han sabido apreciar problema alguno (por lenguaje de signos, ya que sólo hablan francés..).
Algo más animados, salimos a visitar la ciudad. Está todo muy cerca del hotel, es más desde nuestro balcón del 4º piso se aprecia todo el centro, aunque la fina lluvia no nos da tregua. Visitamos la plaza de Martroi, presidida por una estatua de Juana de Arco, muy bonita, con un carrusel , así como todo el casco antiguo, incluído el exterior del Museo de Bellas Artes (precioso) y la catedral de Saint Croix (s. XIII) , cuya fachada es preciosa. A estas alturas, ya casi anocheciendo vemos los primeros rayos de sol desde que estamos en el Valle del Loria. Compramos la cena y el desayuno en una tienda de alimentación, ya que la habitación es super amplia y para nosotros será más cómodo cenar y desayunar allí. Además estamos cansados y estresados y un descanso extra nos vendrá bien. Además las camas son muy cómodas.