El jet lag me dejó a las 5 de la mañana con los ojos como platos. Después de dar vueltas en la cama, la abandoné, procurando no hacer ruido en la casa, y a las 6 estaba ya en las calles de Rotorua.
En concreto en la calle Fenton Street, dónde se encuentra el apartamento, que comienzo a recorrer dirección el Lago Rotorua.
Ya ha amanecido y la poca gente que me voy encontrando me va saludando alegremente. Esto no suele ocurrir a horas más tardías, cuando las calles se llenan de gente.
Llego hasta pasada la zona del supermercado Pake n’Save y tuerzo a la derecha buscando la orilla del lago. La cual alcanzo en unos minutos. Me encuentro con unas vistas extraordinarias.
El sol ya se va alzando desde la línea del horizonte pero se encuentra tapado por las nubes. Tan sólo un ligero resplandor se escapa de las nubes. Pero el mismo se refleja en la superficie del agua del lago y de esta bahía.
Aguas de color lechoso, bordes arenosos y silíceos en esta orilla del lago.
Hay gran cantidad de aves que chapotean tranquilas hasta que mi presencia las alerta y emprenden el vuelo hasta otro extremo de la playa.



Por las indicaciones que encuentro descubro que estoy en una parte de la Sulphur Bay. En esta bahía hay bastantes ejemplos de la actividad geotermal de la región como pozos de lodo, chorros de vapor caliente… Aunque yo no alcanzo a verlos en el corto trayecto que realizo. No obstante el olor inconfundible ya te avisa de que no se encuentran lejanos. Este olor fuerte, cargado de sulfuro, puede parecer desagradable de primeras, pero enseguida te acostumbras.


Veo también la indicación del Walkway, alrededor del lago así como el inicio del Lakeside Trail que lleva hasta Wakarewarewa Forest y que tenía anotado como posibilidad de actividad en el día de hoy.
Otros paneles me indican la gran reserva de aves que se aposenta por la zona, si bien ya he tenido ocasión de comprobarlo.
Este es el segundo lago más grande de la isla Norte de Nueva Zelanda. El Lago Rotorua, en cuya orilla sur se encuentra la ciudad del mismo nombre. Lago muy tranquilo que, no obstante, tiene una historia violenta. Es en realidad uno de los grandes volcanes de la región de Rotorua y su cámara de magma colapsó tras una erupción hace muchísimos años. Este colapso creó una caldera circular de casi 16 km. de ancho que al llenarse de agua formó el lago que vemos. Proceso similar ocasionó la formación de los once hermosos lagos que rodean Rotorua. A lo largo del día tendríamos ocasión de ver alguno.
Abandonando la bahía tengo que adentrarme por las calles porque los edificios me impiden seguir la ribera del lago. Estas edificaciones corresponden al famoso Polynesian Spa que explota las aguas geotermales de esta parte del lago. Enfrente de los edificios, al paso, voy viendo muestras de estas aguas geotermales que desprenden vapor. Se encuentran acotadas detrás de tapias protectoras, pero no tienen un encanto especial.
Poco más adelante el panorama se abre y me adentro en unos enormes y espléndidos jardines. No pueden ser otros que los Government Gardens. Son unos extensos y cuidados jardines de estilo inglés que forman algunas imágenes de postal.
Toda su amplia extensión para mí sola…; y para el jardinero que anda faenando por allí, al cuidado también de los aspersores de riego que cumplen su función a estas horas tempranas.




Estos jardines en origen se llamaban Paepaekumana y el lugar tiene importancia histórica y legendaria para el pueblo maorí ya que allí tuvieron lugar algunas batallas significativas.
En un extremo se alza un edificio magnífico de estilo Tudor. Es el actual Museo de Rotorua. Cuando se edificó en 1908 era un elegante balneario llamado Bath House. En otro lado opuesto de los jardines se alza otro edificio de estilo mediterráneo que son los Blue Baths, construidos en 1930 siendo los primeros baños del mundo en permitir que hombres y mujeres se mezclaran en las piscinas.


La alarma del móvil me vuelve a la realidad. En lugar de despertarme me recuerda que ya tenía que estar en casa para desayunar y comenzar la jornada.
Por primera vez en un viaje me he alegrado de tener jet lag.
La primera visita de la jornada nos lleva al Valle volcánico de Waimangu.
Finalizada la misma nos volvemos a la ciudad de Rotorua
Cualquiera que se prepare un viaje a esta ciudad se encuentra que la misma, y sus alrededores cercanos, tienen mucho que ofrecer y la dificultad radica en elegir qué visitar o escoger actividad. Tenía claro que era importante visitar Waimangu y Wai o Tapu, pero el resto estaba algo en el aire. Un montón de cosas anotadas y había que decidirse.
En el lago Rotomahana, mientras esperábamos el autobús de vuelta, estuvimos hablando del tema y unas chicas catalanas que nos oyeron nos indicaron que sin lugar a dudas nos decantáramos por la aldea geotermal de Whakarewarewa.
Pero antes íbamos a hacer una visita corta al Whakarewarewa Forest con la intención de ver alguno de sus grandes Redwood.
Entrando en Rotorua hay que seguir la carretera 30 que bordea el lago Rotorua y al poco desviarse a la Tarawera Road. Se nos tuvo que pasar el desvío a nuestro destino porque llegamos a Blue Lake.
Blue Lake es uno de los encantadores lagos que rodean Rotorua, formados todos por la actividad volcánica de la región, y relativamente pequeño en comparación con el resto de lagos.
Normalmente son cráteres que luego se llenaron de agua. El Blue Lake o lago Tikitapu, en maorí, se encuentra rodeado de un paisaje boscoso y en sus orillas hay un área recreativa que ofrece zonas de picnic, barbacoa y opciones de navegación. Así que ya que estábamos allí vimos la ocasión perfecta para tomarnos el bocadillo en sus mesas de picnic con el fondo azul del lago rodeado de colinas verdes y boscosas.
Muy cerca tiene que estar su compañero el Green Lake o lago Rotokakahi. El que es sagrado y zona prohibida por ser propiedad de los maoríes. Pero no tuvimos intención siquiera de localizarlo.
Como tampoco de hacer la caminata de dos horas que hay rodeando el Lago Azul.


El Whakarewarewa Forest se encuentra muy cerca de Blue Lake.
Como no disponíamos de mucho tiempo solo íbamos a hacer el recorrido más pequeño, el de 2 km. del Redwood Memorial Grove Track.
Hay otras cuantas rutas de diferente longitud y duración. La mayoría comienzan, al igual que esta, en el Centro de Visitantes y el Redwoods Gift Shop. Van indicadas con colores y el comienzo es común, luego se van bifurcando el resto de rutas.
El Redwood Memorial Grove es la más popular porque es un recorrido de unos 30 minutos que tiene mucho que ofrecer. Enseguida aparecen las impresionantes secuoyas californianas que fueron plantadas en 1901 y se adaptaron muy bien a este clima. En realidad son redwood, una variedad de la secuoya californiana. Son altísimas, como unos 60 m. y su grosor va variando.



Al poco de caminar aparece una pasarela de madera que discurre sobre un estanque termal que ofrece además la posibilidad de contemplar otras especies de plantas acuáticas. Luego el camino vuelve a ser de tierra, camino que va serpenteando bajo estos colosales árboles y con la aparición esporádica de otros ejemplares de alerce europeo y otras plantas nativas.


Esta caminata recibe el nombre de Memorial porque muchas de las secuoyas están dedicadas a la memoria de los hombres del Servicio Forestal de Nueva Zelanda que murieron en las dos guerras mundiales. Aunque bueno, yo vi por allí una placa en memoria de Mary Sutherland, la primera mujer forestal graduada del mundo que paso un tiempo en Whakarewarewa Forest.
Como ya hemos podido comprobar en toda esta zona de Rotorua es evidente la actividad volcánica que afecta a Nueva Zelanda por ser uno de los países atravesados por el Cinturón de Fuego del Pacífico.
En Rotorua también se da la circunstancia de que es una de las ciudades que mayor población maorí concentra.
Y ambos factores se combinan en varias atracciones de Rotorua.
A ninguno de nosotros nos entusiasmaban los espectáculos de la cultura maorí pero no nos importaba ver algo de su forma de vida y cultura en general.
Esto es posible en Te Puia y en Whakarewarewa, ambas en el valle de Whakarewarewa. De hecho antes de ir yo no veía cual era la diferencia entre una y otra ya que en ambas se mencionaba el geyser Pohutu.
En realidad hace unos años ambas atracciones eran una misma y luego se separaron.
Como las chicas catalanas nos la había recomendado y en la guía Lonely indica que Whakarewarewa es como Te Puia pero más barato, pues habíamos optado por esta opción. Yo creo que no es así de simple, pero no puedo opinar al respecto pues no visitamos Te Puia.
Whakarewarewa, la aldea viva maorí.
Así figura el nombre en un folleto en español que nos dieron junto con la entrada. Precio 35 NZ$. Se pueden añadir algunas opciones de comida.
Como la visita guiada próxima era a las 4:00 teníamos un tiempo antes y nos dimos una vuelta por la aldea. También se puede recorrer por cuenta propia, te dan un folleto en español con todos los puntos detallados. Pero eran muchos los puntos indicados y preferimos esperar a la visita porque pensamos que se concentraría en los más importantes, como así fue.
Entramos atravesando el gran arco Conmemorativo con la inscripción “Te Hokowhitu a Tu” (soldados de Tu, dios de la guerra), grupo de maoríes que intervinieron en la I Guerra Mundial. Aunque el memorial es para las víctimas de ambas guerras.

Atravesamos el puente sobre el arroyo Te Puarenga y al llegar a la Casa de reunión ancestral (Whare Tipuna) torcimos a la izquierda a la calle Huarere al final de la cual se encuentra una pequeña iglesia anglicana, Te Arawa, y una poza de lodo que es la más grande de la aldea.
Delante de la casa de reuniones se encuentran tallas de madera de color rojo. En los bordes de la casa y del tejado, tanto de la casa de reuniones como de la iglesia anglicana, también se pueden ver tallas de madera similares.

El punto de inicio de la ruta guiada es fuera de la aldea. Delante del letrero con el nombre de la aldea. Indicado en inglés y en maorí. “Te Whakarewarewatanga oTeOpeTaua a Wahiao”, todo seguido. Es lo primero que nos dice la guía y nos hace repetirlo unas cuantas veces para que le demos bien el tono. Menudo trabalenguas. Más o menos quiere decir, lugar de reunión del ejército de Wahiao. Menos mal que el nombre más usual se ha recortado algo, pero aún así el nombre es complicado.
Y de esta forma comenzó la visita, de menos de una hora, por los lugares más destacados de la aldea. A la vez que iba explicando las costumbres y modo de vida de los que allí viven.
El puente de los buscadores de monedas, haciendo alusión a los chiquillos que se bañan en el río para buscar las monedas que tiran los turistas. Por allí había algunos, al menos bañándose.
Zona de fuentes termales que los habitantes de la aldea utilizan para la higiene y cocción de alimentos, incluida la Parekohuru, la fuente termal más grande de la aldea. El jardín de vegetales.


Los baños de aceite o baños comunales de la aldea, donde dicen bañarse todos los días. Otra poza de agua para esterilizar ropa y pañales.

El primer mirador del geiser Pohutu y del geiser Plumas del Príncipe de Gales. El Príncipe de Gales aparece echando humo ya que suele ser el más activo. El geiser Pohutu es el geiser más famoso y grande de Nueva Zelanda. Dicen que suele erupcionar cada hora, y parece que presenciamos una de estas erupciones.

El recorrido continúa con la visión de otra poza de agua caliente que llaman el Gruñon, el cementerio, la iglesia católica, la tienda de recuerdos y un nuevo mirador de los geiseres más cercano a los mismos. La actuación de los geiseres sigue siendo la misma que en el anterior mirador. El pequeño lago azul bajo la terraza de los geiseres parece bien bonito.
Aunque es visible desde aquí, la terraza de los geiseres en realidad se encuentra dentro de Te Puia.



La visita nos dejó un poco decepcionados. Probablemente la hora en que la realizamos influyera en ello. Hacía calor y el vapor caliente incrementaba esta sensación. No vimos mucha gente de la aldea y las casas había pocas que parecieran habitadas. En las piscinas no parecía muy real que ellos las utilizaran para bañarse a diario. Tampoco había actuación cultural porque solo hay dos al día, a las 11:15 y a las 14:00.
Desde la casa de reuniones, a la izquierda, sale una caminata de unos 40 minutos que se adentra en la naturaleza de la aldea, bordeando algunas pequeñas lagunas. Lo mismo estaba mejor que el recorrido que habíamos hecho.
Nos quedaban cosas que ver, bastantes. Pero el personal estaba sufriendo el amodorramiento de la tarde y el cansancio hacía muestras de presencia. El jet lag parece que aún acecha.
Así que nos fuimos al centro del pueblo y estuvimos paseando por los Government Gardens y la orilla del lago Rotorua. Mucha gente paseando por esta zona tranquila del lago. Los patos juguetean a sus anchas sin importarles la gente que haya. Estancia tranquila en un bar con terraza y vuelta a la rutina que tendríamos casi siempre al finalizar la jornada. Compra en el super, baños, cena, y a la cama.





