Afortunadamente, pudimos dormir tranquilos el resto de la noche hasta bien entrada la mañana. Compramos un par de snacks por 100R a un vendedor ambulante que vino y miramos el desértico paisaje por la ventana hasta que llegamos a Jaisalmer a las 12:20, una hora más tarde de lo previsto.
Nada más salir de la estación, buscamos al conductor con un cartel de nuestro hotel, el Tokio Palace, y nos llevó allí en tuk tuk de forma gratuita. El hotel es encantador teniendo en cuenta además el precio: 10€. La habitación parecía sacada del cuento de las Mil y una noches, muy chula con televisión y amplio baño.

El hotel, además, cuenta con piscina, aunque el agua estaba algo turbia y con un fantástico restaurante con vistas al fuerte en la azotea.

Nos duchamos y fuimos a comer precisamente a ese restaurante. Pedimos pakoras de pollo, butter naan, macarrones con queso y agua. Las raciones eran muy abundantes y estaban riquísimas, sobre todo las pakoras… las repetimos varias veces como veréis. El total fue de 580R.

Nuestro mayor miedo respecto a Jaisalmer era la temperatura. Situado en pleno desierto del Thar y en julio, creíamos que el calor iba a ser abrasador. Hacía mucho, no lo podemos negar, pero afortunadamente corría una brisilla que lo hizo llevadero.
Descansamos un poco en la habitación hasta las 16:00 hora en la que habíamos reservado la excursión al desierto con el propio hotel desde España. Temíamos que un retraso del tren nos quitara la posibilidad de recorrer las agencias de la ciudad negociando un precio mejor para ese mismo día, así que por 950R por persona (frente a las 700-800 que había visto como mejor precio) decidimos contratarlo con ellos e ir tranquilos, con la flexibilidad de poder posponerlo al día siguiente en caso de gran retraso del tren. No tuvimos que pagar nada por adelantado, así que era muy buena opción. No obstante, alas 16:00 incluso mejoró. Nosotros habíamos contratado excursión con paseo en camello + atardecer, regresando sobre las 21:00 y justo a la hora, el chico de recepción nos dijo que todos los huéspedes del hotel que iban al desierto ese mismo día habían elegido el pack “paseo en camello + atardecer + bailes regionales y cena” con regreso a las 22:30. Para que el conductor no tuviera que hacer un viaje para traernos a nosotros y luego al resto, nos ofrecía la misma excursión, que tenía un precio de 1600, por los 950 acordados. ¿Cómo íbamos a decir que no?
Siendo así, partimos en un Jeep con un matrimonio adinerado del sur de la India y otra familia con dos niñas. El trayecto fue de unos 45 minutos hasta llegar a un campamento junto s a la carretera. Como he dicho, corría un aire necesario para suavizar el calor,pero allí en pleno desierto levantaba la arena.
Nos dieron un camello a mi novio, otro a mi, otro compartido por el matrimonio y otro que arrastraba un carro para llevar a la familia con las niñas. Qué suerte habíamos tenido, de verdad. Los que menos pagamos y los que más nos llevamos.
Fue algo diferente para nosotros, aunque como siempre que hago alguna actividad con animales me asolan las dudas y le doy vueltas a su situación, ya me genera un sentimiento de culpabilidad. En el camino, fui preguntando al guía dudas sobre los camellos, su situación, uso y me fui quedando algo más tranquila con los datos.

El paseo duró cerca de una hora, y luego pasamos bastante tiempo en las dunas esperando al atardecer. No creemos que sea necesario salir con tanta antelación del hotel, ya que la espera se hace algo larga hasta la caída del sol. El guía nos ofreción incluso correr con el camello y estaba pendiente de que estuviéramos bien porque decía que no le gustaría que nos quejáramos de nada al volver al hotel, así que estaba dispuesto a lo que fuera. Lo declinamos amablemente y disfrutamos de una agradable vista bajo unos matojos para protegernos de la arena hasta que el sol se escondió dentrás de la calima. El airecillo hacía que la arena se metiera hasta en los sitios más recónditos... A nosotros sin ir mas lejos, y a pesar de meterla dentro de la camiseta, se nos metió en el objetivo de una de las cámaras y adios muy buenas....


Nos dirigimos primero en camello y luego en Jeep a un campamento totalmente artificial donde unas bailarinas nos saludaron a la llegada. Poco a poco fueron llegando otros turistas y nos situamos en semicírculo para ver las danzas y escuchar las músicas típicas de la zona mientras degustábamos unos cacahuetes al horno y unas pequeñas pakoras. Era una turistada total, pero hemos de reconocer que la música nos gustó. Lo que no nos gustó fue la actitud de la gente, que se levantó nada más anunciaron que la cena estaba servida dejando a las bailarinas colgadas en medio de la actuación.

Dentro de una especie de caseta, había una cena buffet, y la gente se abalanzaba literalmente sobre las bandejas, repitiando una y otra vez como si no fuesen a volver a comer en la vida. La comida era vegetariana y mayoritariamente picante, así que fuimos a lo seguro y cogimos arroz, naans, paneer y una especie de migas dulces de postre.
Regresamos hotel en Jeep a las 22:30, atropellando a un pobre jabalí por el camino debido a la falta de iluminación y excesiva velocidad de nuestro conductor para esas carreteras, que fueron de las mejores de la India, dicho sea de paso.
Pudimos usar el ordendor de recepción para enviar unos mensajes y para compensar ese regalo que nos habían hecho al regalarnos el tour completo y no el que habíamos apalabrado, reservamos con ellos el city tour al día siguiente, teniendo en cuenta además que se hacía en Jeep con aire acondicionado y eso es casi esencial. Por 450R por persona, nos parecía bien.
La experiencia en el desierto había sido bastante positiva y hasta el momento, Jaisalmer cumplía con todo lo bueno que habíamos oído de ella.
GASTOS DEL DÍA PARA 2 PERSONAS
- Desayuno: 100R
- Comida: 580R
- Excursión al desierto: 1900R
Total: 2580R